LOS PERIFÉRICOS: EL DOCUMENTAL COLECTIVO QUE BUSCA REVOLUCIONAR EL GÉNERO CINE-ROCK
Por Javier Tucci
Una película no celebratoria con ocho miradas en seis cortos amalgamados en una sola historia. Un laburo de seis productoras que persiguieron un mismo fin, o dos: rescatar la memoria de varios personajes y lugares que se mantuvieron en los márgenes de la historia oficial del rock y generar un espacio colectivo para enfrentar las problemáticas del género. Estrenan el próximo 2 de mayo en el Centro Cultural de la Cooperación.
Hay miles de historias que pululan por ahí sin ser contadas, un ejercicio que en todo momento nos acerca a la impronta de la mirada de Fabián Polosecki, siempre puesta del ‘otro lado’. Un recurso e ideal que utiliza Periféricos desde el rastreo de las seis historias que, con un solo hilo conductor narrativo, promete mover el avispero de la oficialidad del relato cultural de las últimas seis décadas.
Así lo dejan bien en claro sus directores al poner en superficie las 6 historias: Max, un referente del movimiento punk y precursor del graffiti urbano, quien hoy se desempeña como profesor de la Facultad de Medicina (“#Dr. Secuestro” de Tomás Makaji); El caso de un estudio de grabación en Adrogué que se ha transformado en leyenda (“aDDRogué” de Luis Histoshi Díaz y Gonzalo Hernández); las andanzas de Enrique Symns embestido por su mala suerte arriba y abajo de un escenario en Barracas (“La Mala Suerte” de Gabriel Patrono); la reivindicación de los vecinos de Villa Soldati a un guitarrista histórico como Rulo Fernández, quien supo tocar en La Cueva de Pueyrredón y en la banda de blues La Máquina (“Espontáneo y Simple como un Blues” de Lautaro Aledda y Pablo Arias Ulloa); las historias de dos amigos que le dieron forma a un espacio contracultural como el Salón Pueyrredón, que permanece vivo a pesar de ellos (“Viva CualKier Revolución” de Juan Riggirozzi); la posibilidad de ir a fondo al origen del rock en nuestro país de la mano de un joven investigador que discute la historia oficial transformándose en un fisgón de la necrópolis (“Mi Historia del Rock” de Iván Wolovik).
Pasen y entérense sobre esta realización conjunta de ideas moldeadas por la producción de La pesada del Doc, Idealista, La nave de los Sueños, Divagario, Filmódromo y Boca Seca que, sin buscarlo, se toparon no sólo con la posibilidad de descolonizar lo dicho por los archivistas que decidieron darle vida a una historia “verdadera” que les conviniese a unos pocos, sino también de encontrarse cara a cara con las problemáticas de un género en el cual la institucionalidad no acompaña y la autogestión se transforma como la única opción de lucha.
¿Cómo surge la súper idea de hacer dialogar las subjetividades de ocho directores para lograr Periféricos?
Juan Riggirozzi: surge un poco a través de la idea de Gabriel Patrono, acá en ‘La Nave de los Sueños’, convocando a quienes conocía y tenía registro de que hacían películas vinculadas a lo musical. Y así se fueron dando las primeras reuniones en la que éramos algunos más, donde empezamos a charlar sobre qué haríamos y cómo lo haríamos; las charlas se fueron repitiendo y el número de los que éramos en un principio se fue decantando hasta quedar estos ocho que somos los que realizamos la peli.
Si hablamos de periferia es porque hay una historia oficial contada hasta el hartazgo y no se sale de ella. ¿Cómo fue el proceso y cómo dieron con las historias de cada uno de los personajes y lugares olvidados de la cultura rock?
Iván Wolovik: hay todo un armado de construcción de lo que es cultura, mundo, no sólo de la cultura rock sino de la cultura en general que siempre está ocupada por muy pocos y el resto es como una especie de mundo silencioso que va armando movidas y espacios desde la contracultura, desde personajes que han llegado hasta el borde, el límite, los márgenes. No nos olvidemos que vivimos en el país de la desmemoria y la construcción del mundo del cine y la música siempre ponen la lupa en esos lugares, en los cuales si no la ponemos nosotros, no la pone nadie. El concepto ‘Periférico’ se fue decantando, inclusive cuando apareció la frase dijimos ¡Listo!, y nos abrazó todo lo que buscábamos, que es un poco lo que venimos construyendo desde nuestra filmografía, que no es otra cosa que rescatar, es memoria y sobre todo es la presentación de una escena de los directores de cine y música.
Juan Riggirozzi: apostamos a encontrarnos con cuestiones olvidadas. La película quizá no reivindica nada en sí, sino que es más una mirada del margen.
Cómo se logra laburar en estos momentos de crisis socioeconómica y política? ¿La peli la realizaron de manera autogestiva o necesitaron de alguna ayuda?
Iván Wolovik: Es una peli totalmente autogestiva y colectiva, pero sobre todo, es la presentación de un colectivo, porque es la primera vez que, como directores de un género que no consta en actas, nos estamos presentando y diciendo ‘acá hay directores que hacen cine-música’, que no somos sólo nosotrxs. Es es una invitación a todos los directores y directoras de cine-música para mostrarnos como una escena, y para que luego se transforme en una especie de plataforma para pelear cosas dentro del Instituto de Cine. Lograr algo más o menos parecido a lo que logró el cine fantástico, que si uno mira diez años para atrás no existía, y ya ha logrado una cuestión formal dentro del Instituto. Hay que luchar por nuestros derechos porque todos venimos de las mismas problemáticas. ¿Qué hacemos con SADAIC?, ¿qué hacemos con los lugares de distribución? ¿por qué no tenemos un espacio propio, una plataforma? Perisféricos fue el proceso de hacer la peli que nos dio la posibilidad de preguntarnos: ¿qué pasa si nos alineamos?
Juan Riggirozzi: Desde una visión más material, cada uno se las arregló con lo que tenía o con lo que consiguió como pudo con su corto. Y después la película, en lo que requiere a cuestiones como el montaje, la producción, la gráfica, la prensa o la post del sonido, eso sí la bancamos todos juntos. Es difícil en estos tiempos pero le metimos todo el empuje, además, nuestras familias nos han dado una gran mano y el estar juntos nos ayudó un montón.
Iván Wolovik: encontrarse con esto en una situación de crisis, donde en general uno tiende a resguardarse y a conservar lo que uno tiene, nos sirvió para salir con una patada… En vez de contraernos, salimos a patear el tablero y a gritar bien fuerte ‘acá estamos, vengan, juntémonos y peleemos por lo mismo’.
Juan Riggirozzi: todos con ganas de laburar, solidarios y priorizando el proceso en sí, la construcción del espacio.
Iván Wolovik: hay una valoración total de habernos conocido, ocho directores que terminaron una peli en un año, algo inédito en sí mismo. Imaginate que hay ocho egos dando vuelta y se apostó al proceso, no al corto de cada uno.
¿Demasiada testosterona?, ¿faltó la presencia de alguna directora en estos tiempos donde se lucha por la paridad en el arte?
Juan Riggirozzi: desde luego no fue buscado que seamos todos hombres o que no haya ninguna mujer, la iniciativa se dio así. Es más, al principio estuvo una directora que luego no siguió y en el contenido y en el equipo hay varias mujeres. Creemos que estamos frente a un despertar y está buenísimo juntarnos todxs para darle valor al espacio; el documental de cine-música nos trasciende más allá de hombres y mujeres.
Iván Wolovik: también sepamos que estamos en un cambio de escena que está aconteciendo en vivo y en directo, ahora nos estamos enterando de un montón de directoras mujeres… este es el puntapié inicial que invita a todxs y no tiene nada que ver con discusiones de géneros sino del género (cine-música).
¿Conocen producciones federales en las que se hayan juntado varios directores y que tomen como referencia este formato periférico?
Juan Riggirozzi: en este formato en particular en el que buscamos que no haya un título antes de cada corto, no hay placa de créditos, o sea los cortos no están separados, no creo que haya otras producciones. No recuerdo bien, pero la peli B.A.Rock me parece que cuenta con varios cortos de diferentes directores.
Iván Wolovik: sí, pero no que la película tenga un sentido…
Juan Riggirozzi: nosotros buscamos una sola narración. A mí me gusta pensar que son seis relatos o secuencias de una misma peli.
Iván Wolovik: claro, y desdibujar los límites entre los cortos y que la película se monte en sí misma, que no haya un recurso externo. Creo que estamos frente a un hecho inédito en la forma de presentar algo. Como dice Gabi Patrono, el género de cine-música es muy de enaltecer el personaje y esta es una peli muy down, habla más del fin de época y, por sobre todas las cosas, no es una peli celebratoria. Al no contar con estrellas la peli, nos lleva a ponernos a pensar más como autores, teniendo en cuenta que en este género siempre prevalece más el artista que el autor.
¿Qué fue lo que más les partió la cabeza como realizadores (alguna anécdota o huella) a la hora de involucrarse con estas historias periféricas?
Juan Riggirozzi: Desde una mirada general, lo más groso fue conocer a cada uno de los directores, a veces con visiones encontradas y otras compartidas. Después, en lo particular de mi relato, tuve un proceso de grabación muy simple que no lo tengo nunca, pero como el corto iba a ser todo animado, las dos entrevistas que realicé las filmé con la cámara fija, un proceso muy tranquilo para alguien que no le gusta el rodaje tranquilo. Después tuve un postproducción recontra larga, un proceso del cual aprendí muchísimo en algo que me gusta mucho que es la postproducción, la edición, la animación.
Iván Wolovik: en mi caso se da algo parecido a lo que cuenta Juan, somos parte de un mismo proceso. Lo que me pasó fue darme cuenta de que mi corto no era tan importante, sino que funcionara para la peli y que se dieran cosas como ceder cuestiones del propio corto para que la peli salga mucho mejor.
Juan Riggirozzi: de hecho se cambió el final del corto para generar mayor impacto de la peli…
Iván Wolovik: exacto, se salió de todo ego posible. Y como director me llevó a otro lugar, teniendo en cuenta que venía de hacer Transformación (https://bit.ly/2IOSKVI) con Palo Pandolfo, con lo que significa un personaje como él.
¿Qué le aporta Periféricos a la cultura rock y a lo que se ha dado en llamar en los últimos años rockumentales?
Juan Riggirozzi: el mayor aporte que pretendemos es generar el espacio, porque después en lo visual tendrás seis historias para ver qué te pasa con eso, con un sentido narrativo.
Iván Wolovik: lo más interesante es la construcción de una escena y empezar a juntarnos para tener un espacio en el Instituto de Cine, ligados a poder conseguir cosas con lo que estamos haciendo y que en unos años exista una sala periférica, porque los lugares de exhibición están en crisis.
Juan Riggirozzi: y retomo lo de las problemáticas del género y con la posibilidad que permite visualizar esta peli. Porque cómo hacemos para incorporar la cantidad de música que querés si el artista que documentás es muy fructífero, no sé, por ejemplo, Palo Pandolfo, quien hace música desde los ‘80 y si querés utilizar 20 canciones de él tenés un problema económico fuerte y resulta más caro que la peli en sí. Entonces, es importante poner el foco en estas cosas, para que se regularicen de alguna manera. Por eso necesitamos nuestro espacio, para que las películas de rock surjan, no para ver si puede entrar o no.
Iván Wolovik: estamos muy desprotegidos en todo lo que hacemos y encima es un cine costoso, teniendo en cuenta que es uno de los pocos cines que construye un poco de conciencia histórica y social.
Juan Riggirozzi: claro, si no es solo darle de comer a la industria, porque somos un montón que andamos con una camarita y un corbatero y después las producciones están en Netflix o en CineAr o en los festivales para quedar bien con la sección… Todo buenísimo, pero necesitamos que nos vuelva un poco para seguir produciendo de mejor manera, para competir con las producciones de afuera. Porque después te dicen ‘¿No viste la peli de los Rolling Stones?’ Sí, buenísimo, pero la hace Scorsese con un presupuesto de 12 millones de dólares y si yo pido $700mil se me cagan de risa.
De repente comienza a vibrar el cel de Juan… “Los dejo un rato, me están llamando de un medio” dice, y sale al balcón a contestar la llamada. Justo aparece en escena Gabriel Patrono, quien durante toda la entrevista estuvo junto a un chango que fue a la Nave de los Sueños a buscar material de archivo para un documental sobre Miguel Grimberg.
¿Qué creen que es lo principal para encarar la realización de un documental?
Gabriel Patrono: tener un buen tema y conocimiento sobre ese tema, estar profundamente comprometido y enamorado de esa idea que se va a llevar adelante en un proceso muy largo. En este caso no fue tan largo, teniendo en cuenta que para otras películas, como el Blues de los Plomos, tardé cuatro años. Si vos no sentís ese llamado, esa urgencia o necesidad de contar esa historia, es probable que no llegues a concluirlo. Lo principal es realizar una muy buena investigación y, lo más difícil de todo, es ver si uno- en este caso varios- está a la altura de eso que se quiere contar. Y si eso que querés contar no fue contado por otros antes, es aún mayor la responsabilidad que se siente.
Juan e Iván contaban que fuiste vos el responsable de juntar a estos directores que le dieron forma a Periféricos ¿Cómo decidiste encarar este proyecto?
Gabriel Patrono: los conocí a todos en una gira que organicé cuando estrenamos ‘El Blues de los Plomos’ en 2012/2013… Nosotros no la queríamos meter en el circuito comercial a la peli, pensábamos que merecía otro tratamiento como presentaciones en festivales de rock y muestras itinerantes. Y justo se dio que se conformó una pre-escena con Relámpago en la Oscuridad (https://bit.ly/2IKy3u4), El Rey del Rock and Roll (https://bit.ly/2KXAITV), Imágenes Paganas (https://bit.ly/2GA6Qsw), Buen Día Día (https://bit.ly/2KUUZcS), Sucio y Desprolijo (https://bit.ly/2sngd8B), nosotros con El Blues de los Plomos (https://bit.ly/2GufpDT), Juan tenía Ellos Son, la anterior de Los Violadores (https://bit.ly/TVsSdD) y dijimos ‘en vez de organizar un estreno tradicional, hagamos una gira’. Me llamaba la atención que ellos no se conocieran entre sí, que no hubiera cruces. Y eso lo decía Iván, no sólo se da por el ego del artista sino que es tanto el compromiso que metés que a veces perdés noción de escena por estar preocupado por resolver lo que tenés que hacer. Y fui yo el que los junté porque me dedico un poco a eso, a nuclear escenas. Y fue así que en el transcurso del verano pasado hicimos una primera reunión y de ahí quedaron varios. Hubo cortos que no se pudieron terminar y que quedarán para una segunda edición de Los Periféricos y otros que no pudieron estar por encontrarse con otros proyectos.
¿Cómo creen que va a ser la presentación el próximo 2 de mayo en el Centro Cultural de la Cooperación? ¿Van a estar presentes los protagonistas de la peli?
Iván Wolovik: Lo bueno es que tenemos todos los jueves de mayo y van a estar todos invitados ese día del estreno de esta peli mítica diría, por ser iniciática en esto de levantar la baldosa y ver que hay, donde la estrella máxima, el conocido, es Enrique Symns o la historia de Rulo Fernández, un músico olvidado del blues y la bohemia porteña de los años ‘60 quien tocó en “La Máquina”. Y ahí, en ese cortometraje- el de Rulo- te das cuenta de que quien lo reivindica no es la cultura sino el barrio de Villa Soldati, lo cual es alucinante porque te preguntás a dónde se guarda la memoria, quién la tiene, quiénes sostienen a los mundos que ya se crearon. Tiene un montón de ideas Los Periféricos, por eso cuando la terminamos de ver medio que flashamos.
¿Están pensando en hacerla girar de manera itinerante?
Iván Wolovik: Creo que sí… podríamos haber puesto toda la energía para llegar al BAFICI, y es seguro que la peli vaya a pérdida, pero primamos la idea de estrenar y encima en un espacio alternativo. Después veremos de concentrarnos en ir a algún festival y empezar a hacerla girar por todo el país.
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La película es una cachetada tras otra y deja bien en claro la idea del “no ego”, secuencia que viene de la apuesta al proceso. Por otro lado, PERIFÉRICOS es una oportunidad que abre un mundo para batallar contra las problemáticas del género, como así también una posibilidad para reescribir la historia, de ponerla en duda, de generar una implosión cultural que salpique para todos lados, incomode, pero que también construya nuevas miradas.
Wolovik se pregunta ¿A dónde se guarda la memoria, quién la tiene, quiénes sostienen a los mundos que ya se crearon? La respuesta tendrá respuesta a partir del próximo jueves 2 de mayo y todos los jueves de mayo en el Centro Cultural de la Cooperación “Floreal Gorini”, ubicado en Av. Corrientes 1543.
Ficha técnico-artística
Montaje: juan riggirozzi, Ivan Wolovik
Animación: Filmódromo
Post Producción De Imagen: Filmódromo
Post Producción De Sonido: Santiago Greco
Música: The Tormentos
Diseño gráfico: Nancy López
Producción: Idealista, Filmódromo, La Nave De Los Sueños, Divagario, Arti Films, Boca Seca
Dirección: Lautaro Aledda, Pablo Arias, Gonzalo Hernández, Luis Histoshi Díaz, Tomás Makaji, Gabriel Patrono, juan Riggirozzi, Iván Wolovik
Trailer Periféricos: https://bit.ly/2UrpmqM
Facebook: https://www.facebook.com/losperifericos/