ENTRE EL ODIO Y EL AMOR HAY UN ABISMO

ENTRE EL ODIO Y EL AMOR HAY UN ABISMO

Por Beatriz Chisleanschi

Dicen que del amor al odio hay un paso. Esta frase, casi de sobrecito de azúcar, se torna totalmente falaz cuando nos referimos a la política. En este campo, al amor y al odio los separa un abismo.

Pandemia mediante, el odio ha ocupado una centralidad en la vida socio-política de nuestro país, y del mundo. Odio corporizado. Odio verbal. Odio en teoría y acto. Odio que se retroalimenta. La construcción de subjetividades odiadoras y el pedido de les odiadores de más odio, un juego perverso en el que los medios hegemónicos de (des) información son ganadores indiscutidos.

El odio no entiende de argumentos ni de diálogo, sale de las entrañas. Les odiadores odian, sin más, sin posibilidad de vuelta atrás.

Arturo Jauretche decía, con mucho sustento, que “la multitud no odia, odian las minorías, porque conquistar derechos provoca alegría, mientras perder privilegios provoca rencor”.

Es ahí, precisamente en la intersección entre lo ganado y lo perdido, entre la construcción y la destrucción donde amor y odio comienzan a transitar por líneas paralelas.

Hitler, Franco, Mussolini, Pinochet, Videla, Banzer y tantos otros apellidos no son más que la expresión más acabada del odio, del fascismo como forma dictatorial de gobierno.

El investigador del Centro para la Paz México, doctor Mauricio Meschoulam, ha realizado una pirámide, conocida como la Pirámide del Odio, para explicar los comportamientos humanos prejuiciosos o sesgados que se agravan y vuelven más complejos de abajo hacia arriba. (1)

Como se puede observar, en la parte de abajo de la pirámide se inscriben aquellas actitudes que parecen más inofensivas pero cargadas de prejuicios como los chistes, los estereotipos, las justificaciones a pequeñas agresiones y la búsqueda de las personas que coincidan con ese pensamiento. Una base de sustento muy importante para llegar al vértice piramidal. El siguiente nivel son los que Meschoulam engloba en los actos prejuiciados como la intimidación, las bromas, ridiculizaciones, deshumanización o exclusión social.

Si a esta altura de la lectura se le representan caras o voces, haga caso omiso y continúe con la misma.

Más arriba está la discriminación de distinto tinte, económica, política, educativa, de género o laboral. A ella le sigue la violencia ya consumada en acto motivada por esos mismos prejuicios y en la punta de la pirámide ubica al genocidio que define como “el acto o intento de aniquilar deliberada y sistemáticamente a todo un pueblo”.

Esta pirámide es un claro ejemplo de cómo el odio, y su manifestación más radical, no es natural, como nada lo es en las ciencias sociales. El odio, como el amor, se construye, se diseña, se amasa y se organiza.

La narrativa odiadora se diseña en laboratorios de alcance internacional. Los famosos think tanks (tanques de opinión) son especialistas en desarrollar guiones y formatos de transmisión de contenidos (colores, imágenes, puestas en escena) que se constituyen, ni más ni menos, en intrincados procesos de formación (trans) nacional de clases y de sentido común.

Como una gran red, estos tanques de opinión extienden sus tentáculos a través de distintas ONG u organizaciones de derecha: la Fundación Atlas para la Investigación Económica es una de las más importantes con una alta incidencia en América Latina. El ex presidente Mauricio Macri y la presidenta golpista de Bolivia, Jeanine Añez, por ejemplo, pertenecen a la Unión de Partidos Latinoamericanos (UPLA) que cuenta con financiamiento público y privado de los Estados Unidos y que pertenecen a la Fundación Atlas.

En UPLA también conviven el partido pinochetista de la Unión Democrática Independiente (UDI) y Renovación Nacional al que pertenece el presidente chileno Sebastián Piñera, el histórico Partido Conservador de Colombia y el uribista Centro Democrático. También participan la Alianza Republicana Nacionalista, ARENA de El Salvador, el Partido Colorado de Paraguay, el Partido Unionista de Guatemala y el Proyecto Venezuela de Henrique Fernando Salas Feo, entre otros. A su vez, este espacio regional integra la Unión Internacional Demócrata o IDU, por sus siglas en inglés. Allí, esos partidos latinoamericanos, quedan bajo la protección del Partido Republicano estadounidense del presidente Donald Trump y el Partido Popular (PP) español, entre las más de 40 organizaciones asociadas. (2)

Ya mencionamos en este mismo medio (Ver La paja en el ojo ajeno), el rol de la Fundación Libertad y Desarrollo y la participación de Macri en el “V Encuentro Ciudadano Centroamérica, amenazas y oportunidades compartidas; un destino en común” en el que pronunció la frase “el populismo es mucho más peligroso que el coronavirus”, así como también a la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales -FAES- con sede en España y que dirige el ex presidente de ese país, José María Aznar, de la que Macri participa activamente y emula como un ejemplo a seguir.

Estos son sólo alguno de los cientos de tanques de pensamiento que se mueven por el mundo y que, cual laboratorio psicológico, trabajan incansablemente en pos de la conformación de un sentido común acorde a sus objetivos e intereses, y donde se amasa sin prisa, pero sin pausa, el estado de odio.

Si la derecha supo organizar la mentira en torno a un discurso único contra la verdad dispersa, hoy le suma la organización del odio contra el amor disperso. Y si bien, los discursos de odio no encuentran uniformidad, lo importante es odiar no el motivo por el cual se odia, les odiadores aprendieron que se puede marchar, insultar, amenazar o golpear, que el mundo sigue andando, pero cada vez más agrietado.

En 1967, en una conferencia en Austria, Theodor W. Adorno advertía sobre el nuevo radicalismo de extrema derecha: “Cabría decir que los movimientos fascistas son los estigmas, las cicatrices de una democracia que hasta ahora no ha conseguido entender debidamente del todo su verdadero sentido.” Fascismo y odio van de la mano.

Los movimientos sociales y políticos enfrentan un nuevo desafío en su lucha de clase, la lucha contra el terror que impone el odio. La lucha por el amor que traen el cuidado, la inclusión y la obtención de derechos.


http://www.cipmex.org/investigacion-y-lectura/violencia-estructural/la-piramide-del-odio/

https://nuso.org/articulo/redes-de-think-tanks-e-intelectuales-de-derecha-en-america-latina/