EL SECRETO ES EL PODER PARA SER LIBRE

Entrevista a Charlie Gerbaldo, escritor de la obra:

EL SECRETO ES EL PODER PARA SER LIBRE

 Por Darío Ferrazzano

Charlie Gerbaldo es actor, director, productor y escritor.  Con gran acierto y visión se animó a meterle fichas al Teatro Ciego, una forma de presenciar teatro que agudiza los sentidos y cambia la perspectiva de la obra que se esté presentando, una experiencia sin dudas fascinante. Charlie escribió hace unos años una obra de teatro inspirada en una historia real.  Una obra de amor en el medio de la oscuridad, una historia de amor en una época donde amar estaba prohibido.  Charlie nos propone ver cómo la pureza del amor se levanta entre tanta oscuridad para iluminar así la libertad.  Hablamos con él acerca de El Secreto Libre, obra ya estrenada en teatro y cuyo libro debiera estar, sin dudas, en todas las bibliotecas.

El Secreto Libre está inspirado en una historia real, ¿cómo llega a vos y cuál es esa historia?

Llega cuando tenía 17 años, en Santa Fe.  Yo estudiaba teatro en el IPA (Instituto Provincial de Artes) y una tarde en la que se suspendieron las clases nos fuimos a estudiar y a tomar mates a la casa de una compañera.  En ese grupo estaba Patricia Traba (que era la compañera más grande de ese curso). Empezamos a hablar de historias de amores y ella en un momento dijo “yo tengo una historia de amor increíble”, la empezó a relatar y todxs nos quedamos sin palabras.  El corazón de la historia era que un hombre y una mujer se habían conocido a través de los tubos de los baños mientras estaban encerrados durante la última dictadura militar de Argentina, en cárceles que no eran cárceles sino que eran casas o sótanos que funcionaban como tal.

¿Cómo decidís llevarla primero al teatro y luego a libro?

Nunca más recordé la historia hasta que un día (hace 3 ó 4 años atrás y luego de 18 años de haber conocido la historia) cenando con una amiga (Fiama) hablamos de historias de amores y personales y lo rebuscadas que son, y ahí recordé la historia.  Luego de esa cena me quedé pensando en cómo escribir esa obra.  Hasta ese momento no era una obra, sino una escena para un ejercicio para televisión.  La cuestión es que hago una hoja y media (en mi cabeza), al otro día se lo muestro a mi amiga, ella se larga a llorar y me pregunta: “¿Cómo continúa?”.  Esa noche escribí otro poco más, en ese momento teníamos un proyecto en común que nos unía con un director panameño (Eduardo Ríos), a quien le comenté el proyecto y también me preguntó “¿cómo sigue?”, así fueron siete días seguidos hasta que terminé la historia.

Las dos personas a las que les mostraste lo escrito te respondieron lo mismo “¿cómo sigue?”, así que no puedo hacer otra cosa que preguntártelo yo también… ¿Cómo sigue la historia?

A partir de ese momento lo empiezo a pasar y me doy cuenta de que la mayor parte de las personas que se sensibilizaban con la historia eran mujeres, entonces pensé que era una historia sensible no por la poesía sino por el hecho y el contexto en sí.  Se lo pasé a otras amigas y amigos más, y esas mismas personas me pedían pasarla a otras personas.  Entre versiones impresas y digitales la leyeron unas 500 personas.  Le presenté esto a una mujer ecuatoriana que me había convocado para llevar una obra a Riobamba (Ecuador) y le dije que eran dos personas en escenas que interpretarían a 4 personajes (dos cada una).  Cuando la leyó le pareció bárbaro y la aprobó, en un principio eran tres meses y, al final, terminaron siendo 6.  Aún no se había estrenado acá, sólo conocía la historia de las personas a las que yo les había pasado una copia.

Primero se hace en película, ¿por qué?

Fue difícil, antes de eso se estrenó en teatro ciego de Ecuador a través de Julián, que estaba buscando otra obra para hacer, algo más comprometido socialmente (en ese momento él estaba dirigiendo El Corazón Delator de Edgar A. Poe).  Le presenté la obra y le conté de qué se trataba, a la semana me dijo que la quería hacer, le cedí los derechos y la hizo, le fue tan bien que hasta la llevó a Colombia.  En ese momento, pensé “¿cómo puede ser que una historia tan argentina se esté contando a miles de kilómetros y no acá?”.  A través de un amigo (Alejandro Iudiucello) conozco el Cluster Audiovisual, que es ONG de cine independiente fundada por José Campusano.  Al tercer/cuarto mes me animé a llevar la obra, a Campusano le gustó y se la pasó a Horacio Florenti que terminó siendo el director de la película, la cual fue una adaptación muy libre y no la obra en su esencia.  Digo esto porque además de agregar personajes (la obra tiene 4 y la película 16), se centrño más en el contexto político y mi idea era rescatar más la historia de amor.  No era que no me interesaba profundizar en el tema de la dictadura, pero lo que yo quería mostrar era la historia de amor.  No quería hacerle publicidad a la violencia de los militares, sino usarlo como contexto para realzar la historia de amor.  Creo que eso es un arma mucho más poderosa que cualquiera que hayan usado ellos.  Hay dos cosas que se mantuvieron tal cual (a pedido mío): el título tenía que ser El Secreto Libre y los nombres de los personajes: Marta y Roberto.

¿Son los nombres reales de las personas que vivieron la historia?

No, en ese momento no sabía cuáles eran sus verdaderos nombres. Cuando empecé a escribir investigué nombres y apellidos verdaderos de personas que estuvieron desaparecidas y ahí vi que había nombres y apellidos que coincidían con los que yo había elegido.  No tal cual, sino cruzados: había muchas Martas y muchos Robertos y había apellidos como los que había puesto: Santos y Luceros.

Volviendo a la historia en sí, se las pasaste a 500 personas para que la lean: ¿sentís que lograste tu meta de trasmitir esa historia de amor?

Definitivamente.  La devolución que más me impactó y emocionó fue la de una chica de diecinueve años que me escribió un mensaje gigante en el que me contaba cómo le había impactado la historia y cómo (salvando mucho la distancia y el contexto) se sentía reflejada en esa historia de amor.  Ahí me di cuenta de que logré lo que quería: lo que vale es la poesía y la historia de amor, el contexto es muy fuerte, pero es más fuerte la historia de amor que sobrevive a todos esos hechos.

Se entiende perfectamente el punto, y dejame agregar que la historia de amor no sería tan impactante sin el contexto en el que se vive.  ¿Lograste hacerlo llegar a los verdaderos protagonistas de la historia?

Sí, incluso cuando me contacté con Stella Maris Vallejos y la invité a que venga al estreno de la obra y a la presentación del libro, automáticamente me preguntó si lo que va a ver y leer es la historia que le había mandado o la historia de la película.  Stella Maris me dijo que con la historia había logrado captar y trasmitir lo que había vivido con Carlos.

¿Por qué El Secreto Libre?

Antes de empezar a escribir para mí los títulos son fundamentales.  Lo primero que tuve en la cabeza fue “El secreto Libre” antes de darle contenido, y haciendo un salto cuántico cuando la protagonista (Strella Maris) me dijo: “lo que nosotros vivimos fue un gran secreto”.  A lo que yo voy es que en esa charla con mi amiga, uno de los temas por el cual saltó la historia de amor es también el poder que tienen los secretos.  Cuando uno lleva un secreto (y obviamente no se lo cuenta a nadie) empieza a tener un gran poder, entonces Roberto, en un momento, se da cuenta de que para mantenerse con vida dentro de ese contexto debe guardar su secreto (aún a expensas de todo lo que le hacen), porque si lo revela, lo matan.  El secreto es el poder para salir con libertad y ser libre, Roberto fortalece el día a día con Marta diciéndole que el secreto los va a liberar algún día.

¿Cuándo y dónde podemos la obra?

La obra se estrenó el 10 de abril en el teatro El Tinglado (Mario Bravo 948 – C.A.B.A.) y va a estar todos los martes a las 21hs. en ese mismo teatro.

*El martes 24 de abril a las 18hs. en la Editorial Dunken (Ayacucho 357 – C.A.B.A.) se presentará el libro con la moderación de lxs periodistas Darío Ferrazzano y Gilda Runca.