EL FRENTE DE TODOS Y EL ELECTORADO «CENTRISTA»

Elecciones 2023:

EL FRENTE DE TODOS Y EL ELECTORADO «CENTRISTA»

Por Marina Acosta*

Como en todas las elecciones generales, los comicios de 2023 volverán a instalar un clivaje ya conocido: el cambio o la continuidad. Ese clivaje activará, consecuentemente, la opción por proyectos políticos diferenciados. Oposición y oficialismo deberán desplegar estrategias para constituir mayorías electorales en un escenario socioeconómico signado por el corsé a la política económica que impone un organismo multilateral de crédito (FMI) tras la onerosa deuda tomada por la administración macrista y una tasa de inflación altísima con salarios reales deteriorados.

El telón de fondo que encuadra las acciones de los diferentes espacios políticos del sistema electoral argentino es el problema de la representación política. El dato más cercano que tenemos nos muestra que el impacto del resultado electoral de las legislativas de 2021 debilitó en toda la línea a la coalición de Gobierno sin que como contraparte se produjera una ampliación simétrica del primer espacio opositor (Juntos por el Cambio).

La pregunta que se le abre al oficialismo es, naturalmente, cómo lograr un segundo mandato. Aunque parezca obvio, la cuestión no es menor si tenemos en cuenta que a pesar de ser elecciones de naturaleza diferente (presidencial/legislativa), entre la del 2019 y la del 2021, el Frente de Todos (FdT) perdió el 37% de los votos. Por tanto, la preocupación pasa por recuperar a aquellos/as que se alejaron del espacio y en 2021 optaron casi en forma total por no ir a votar, en un contexto tan atípico y excepcional por efecto de la pandemia.

La fuga de esos/esas votantes se explica por el repliegue de los sectores moderados (oficialismo blando) hacia posiciones expectantes y de observación. Se trata de una franja del electorado (fluctúa entre los 15 y 20 puntos según la coyuntura) que tiende a opinar moderadamente porque no tienen un intenso interés en la política, además de informarse menos y estar menos atento a los devaneos de la agenda política, con un leve sesgo joven y humilde. Son quienes demandan pragmáticamente soluciones concretas a los problemas cotidianos.

Tras la elección de 2021, la dirección del FdT abordó a ese segmento blando de su apoyo menguante con el supuesto de que los definía un posicionamiento ideológico centrista. Actuó, entonces, con la misma moderación comunicacional-estilística y programática. La falta de consenso dentro de la coalición gobernante sobre cómo atender las demandas de este segmento derivó en una espiral de debilitamiento por exposición del conflicto interno (“la interna” entre el Presidente y la Vicepresidenta) y propuso soluciones equivocadas (la moderación).

De nuestros estudios cualitativos y cuantitativos se desprende que el FdT debe sintonizar con la agenda de esos sectores que demandan más firmeza y autoridad en la resolución de problemas concretos. Es un segmento que deposita en la representación política esa intensidad en un movimiento delegativo que se condice, en efecto, con el tipo democracia representativa.

En el discurso de uno de los espacios que integran la coalición de gobierno ha crecido el interés por acercarse a las posiciones “centristas” de la ciudadanía con la creencia de que se trata de un electorado al que hay que atender porque no sólo constituye parte de su base de apoyo sino además porque en la próxima elección inclinaría la balanza a su favor. La lectura vuelve a ser errada si observamos los datos empíricos que se desprenden de la investigación social.

En una encuesta reciente que hicimos en la Provincia de Buenos Aires (enero de 2023) preguntamos “cómo se definiría usted por sus ideas”. Obtuvimos que un 45% de la muestra no supo definirse, un 21% se consideró de izquierda o centroizquierda, otro 21% de derecha o centroderecha y un lánguido 13% se manifestó del centro. Por cierto, el porcentaje de los/las “centristas” nos permite advertir no sólo su magro número en términos de volumen sino además que sus preferencias electorales se dispersan con un claro sesgo opositor. La elección, entonces, no se juega stricto sensu en el “centro”.

Tabla 1. ¿Cómo se definiría Ud. por las ideas que tiene o se siente más cercano?

Fuente: Encuesta Analogías en PBA-Enero 2023.

Es en el amplio contingente de la ciudadanía que no define posicionamiento ideológico (necesariamente lo tiene pero no lo expresa en los cánones del mainstream) donde resta definirse la opción electoral ya que los/las “centristas” responden en un 50% que van a alguna de las opciones de derecha y sólo un 22% al FdT. Entre los 45 puntos que no pueden encuadrarse ideológicamente, la tercera parte expresa apoyar al FdT, el 28% a las opciones de derecha y el 35% restante permanece indeciso o dice que votará en “blanco”.

Por tanto, es en los segmentos con opiniones moderadas (oficialismo u oposición), desinterés en las cuestiones estilísticas del discurso y demanda de pragmatismo y autoridad donde se disputa la constitución de mayorías de cara al año electoral que presenta un cuadro abierto y dinámico. Todo indica, también, que el electorado continuará la tendencia a la polarización siguiendo el fenómeno que se viene registrando tanto a nivel doméstico como regional.

El cambio de actitud presidencial respecto del conflicto institucional con el Poder Judicial y el trámite a la Corte Suprema de Justicia, por un lado, y la centralidad del ministro Sergio Massa para la coordinación de la política económica pueden ser un principio de reconstitución del poder político y un guiño a una parte de la ciudadanía que demanda más contundencia frente a los poderes fácticos.


* Doctora en Ciencias Sociales (UBA)
Directora de Comunicación de Analogías
Docente universitaria (UBA, UNAJ, UNLZ)
Dirige el Grupo de Estudios de Comunicación Política en América Latina del Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe (Facultad de Ciencias Sociales, UBA)