Portada. Prohibición uso lenguaje inclusivo en el Estado

TODA LENGUA ES POLÍTICA

Portada. Prohibición uso lenguaje inclusivo en el Estado

TODA LENGUA ES POLÍTICA

Por Beatriz Chisleanschi

La decisión no sorprendió, que pretendan prohibir el lenguaje inclusivo hace a la esencia ideológica de quienes levantan las banderas de ultra derecha o libertarias. 

El rechazo, por no decir odio, a los movimientos feministas, disidencias, minorías y grupos LBGTIQ+ formó parte de la campaña electoral de Javier Milei. De hecho, eliminar el ministerio de la Mujer, Género y Diversidad fue uno de los primeros actos de gobierno,  un regocijo personal. 

La vicepresidenta, Victoria Villarruel también se hace eco de esta mirada al enfatizar que su cargo es de vicepresidente, es decir asumiéndose como hetero-cis prefiere ser nombrada como varón. 

«Por decisión del presidente Javier Milei se van a proceder a iniciar las actuaciones para prohibir el lenguaje inclusivo y todo lo referente a la perspectiva de género en toda la administración pública nacional” informó Manuel Adorni en su conferencia de prensa matinal. 

 «No se va a poder usar la letra e, el @, y la x, como evitar la inclusión de femenino en los documentos del Estado», ejemplificó el vocero presidencial con su habitual cara de poker. Decisión que se suma a la que ya había tomado el Ministerio de Defensa que también prohibió el uso del lenguaje inclusivo en las Fuerzas Armadas. 

En este sentido se destierran el uso de “generala”, “sargenta”, “soldada” o “caba” bajo apercibimiento y sanción a quien faltara esta orden. 

Hasta aquí las decisiones gubernamentales, luego está la realidad. Las luchas feministas y de los movimientos LGBTQI+ por la conquista de derechos no ha terminado aún y ninguna prohibición se “llevará puestos” los ya conquistados. 

Se discutió mucho, incluso en congresos de lengua, acerca de la vida que tiene el lenguaje y, por consiguiente, de sus transformaciones. El lenguaje no puede ser normativizado, no se puede legalizar, por tanto, tampoco se puede prohibir, ni sancionar. 

Con la negación del lenguaje inclusivo ¿qué se niega en realidad? Decididamente se niega la inclusión, la visibilidad de las diferencias y  las disidencias. 

Es innegable que los movimientos que responden a estos grupos poblacionales crecen exponencialmente, el próximo 8 de marzo será, sin dudas, una clara demostración de ello. Las diferentes Asambleas de Mujeres se organizan camino a ese día en el que, todo augura, las calles y plazas del país se vestirán, masivamente, de verde y violeta. ¿Será entonces a la lucha organizada a lo que se teme? ¿O al avance de las mujeres? 

La vuelta al país anterior al Estado Moderno que “admira” Milei y al que pretende llegar con sus medidas, implica también el reconocimiento de una sociedad eminentemente patriarcal, donde la mujer queda sometida a las decisiones de los varones sin ningún tipo de participación social ni política y, mucho menos, de actividad laboral. ¿Qué lugar ocuparía la actual vicepresidenta, entonces si volvemos a ese país? 

Lo cierto es que nunca las prohibiciones llegaron a buen puerto. A poco de cumplirse 48 años del Golpe de Estado queda evidenciado que ni las desapariciones, ni las censuras mataron las ideas, ni su puesta en acción. 

Hablar de inclusión es hablar del respeto a las otras personas, a sus autopercepciones y sus decisiones. Incluir es no decir “mogólico de mierda” como un insulto; es no dar like a una imagen trucada que denota pedofilia o a la edición de una imagen que asemeja a un gobernador provincial con un niño Down. Incluir es dar alimentos a los comedores, es garantizar trabajo, es promover la industria nacional, es defender la soberanía en todos sus planos. Es saber, entender y aceptar que la lengua no se impone, que es sumamente política y se construye día a día.