“TENEMOS PUEBLO PARA RESISTIR Y PARA RECUPERAR EL RUMBO”

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Reportaje a Enrique Manson
Instituto Nacional de Revisionismo Histórico e Iberoamericano Manuel Dorrego

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“TENEMOS PUEBLO PARA RESISTIR Y PARA RECUPERAR EL RUMBO”

Por Soledad Fernández

El gobierno de Macri cerró el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico e Iberoamericano MANUEL DORREGO, a través del DNU 269/2015. El instituto, ahora disuelto, había sido creado a finales del 2011 por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner para contribuir a la investigación histórica y al pensamiento nacional con una concepción diferente a la versión oficial mitrista.

Atacados en nuestra concepción de Cultura y compartiendo la necesidad de profundizar la resistencia en todos los ámbitos del pensamiento, charlamos con el profesor Enrique Manson sobre la realidad política, la identidad de los pueblos, el cierre del Instituto y sobre el compromiso para luchando de aquí en más

A ya dos meses de la derrota y una de la asunción de Maurico Macri, ¿cómo vive estos tiempos que corren?

Me encuentro muy dolido, pero con mucho optimismo. La derrota electoral me afectó porque no se trataba de elegir entre los mejores candidatos, sino entre un proyecto nacional y popular y un nuevo ensayo oligárquico y colonialista. Sin duda, cometimos errores y no faltaron traiciones. También existió una propaganda mejor llevada desde el macrismo. Pero nada de eso explica la ceguera de tantos que, más allá de que no tengan muy firme una conciencia nacional, no comprendan que han votado a quienes los van a perjudicar en sus intereses más inmediatos. No hay duda de que existe una minoría que tiene un odio visceral e irracional a todo lo que represente lo nacional y popular, pero lo grave es –más allá de nuestros errores y aún de nuestras culpas- que las ovejas elijan al lobo. En lo personal, y sin que hoy esté repuesto del dolor, sentí una profunda decepción por nuestro pueblo. Sin embargo, las movilizaciones espontáneas que se produjeron entre la primera y la segunda vuelta me hicieron reflexionar. Tenemos pueblo para resistir y para recuperar el rumbo. Por lo demás, no es esta la primera derrota y las hemos sufrido peores: con sangre y represión.

El revisionismo histórico tiene nuestro eslabón perdido: Las respuestas para las lagunas conceptuales creadas por la historia oficial. Uno suele indignarse a medida que abre los ojos respecto a la forma tendenciosa en la cual nos han contado la historia y se ve en la necesidad de cambiar la estructura de pensamiento, lo cual es todo un desafío para los principiantes. Por esto mismo: ¿Como Reciben sus estudiantes el Revisionismo Histórico, se indignan, se sorprenden, se niegan?

Después de la tiranía criminal y de la frivolidad de los ’90 se produjo un corte en la transmisión oral del conocimiento de nuestra historia. Anteriormente, y con mejores resultados que los logrados por la escuela, la memoria de padres y abuelos se instalaba entre las generaciones siguientes. Claro que estas no aprendían el número de botones de la chaqueta del sargento Cabral, pero en cambio ocurrían hechos como el que conocí: una señora grande, que no había asistido a suficientes grados de la escuela primaria, cuando se enojaba con sus nietos los llamaba ¡salvajes unitarios! Desde luego que ignoraba las hazañas de Rivadavia y las de Lavalle, pero la tradición familiar le había enseñado que estos salvajes eran sus enemigos. Hoy, esa transmisión se ha cortado y los estudiantes no saben historia. No me refiero, naturalmente a los que pasaron por las academias que transmiten lo que llamo el Tulioromerismo. Es decir, la Religión Historiográfica Establecida. Los otros, reciben con naturalidad e interés el conocimiento de una historia que ignoran pero no tardan en comprender. Con los otros hay que hacer lo que decía Scalabrini Ortiz: “que desaprendan lo que mal aprendieron”. Y salvo algunos casos de ciego fanatismo, no resulta muy difícil.

Es muy difícil sentirse traicionado por una institución a la cual nuestros padres, los abuelos confiaron como fuente indiscutible del desarrollo social e intelectual, una institución que nos separaba de la “barbarie”. En este aspecto sabemos que es Profesor del UNA (Universidad Nacional del Arte) de FOLKLORE, ¿cómo es el aporte de esta Ciencia al del Revisionismo histórico?

Cuando me di el gusto de escribir una biografía de Fermín Chávez, empecé citando la destemplada frase de una “historiadora académica” que se refería a él diciendo que “ella hablaba de historiadores y no de folkloristas”. Separar al folklore de la historia –de nuestra historia- es una tarea artificial. Casi diría que sólo los diferencia el tiempo, aunque esto también es relativo si creemos que la historia no es lo que pasó antes, sino lo que empezó y continúa. Trabajar en la UNA ha sido para mí un gusto especial. No sé si es fantasía mía pero, aunque siempre he disfrutado de las clases en los distintos ámbitos en que trabajé, en este ambiente artístico me siento más libre aún y hasta me permito algunas travesuras como relatar episodios imitando la tonada de sus protagonistas.

¿Cómo y por qué llega el INSTITUTO DE REVISIONISMO HISTÓRICO MANUEL DORREGO  a ser parte del Ministerio de Cultura y por qué no al de Educación?

Los Institutos Nacionales se desenvuelven en el ámbito del ministerio de Cultura. Por lo demás, creo que Cultura implica una visión más abarcadora (que incluso podría incluir a Educación).

¿Cómo se combina esta decisión política con la Secretaria de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional?

Entiendo que la ausencia del Instituto Dorrego en la Secretaría para el Pensamiento Nacional es una demostración –entre otras- de las debilidades que tuvo en su desarrollo el propio Instituto. Sin desconocer los méritos que tuvieron y tienen aquellos a quienes se les encargó la tarea, creo que el Instituto Dorrego, por los fundamentos de su creación y por la manera de entender el Pensamiento Nacional por parte de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner, estaba llamado a tener un papel protagónico en la mencionada Secretaría. Papel que, por fallas en la conducción del Instituto –de las que no dejo de ser en parte responsable por omisión- no fue capaz de asumir. Considerando los procesos sociales…

Considerando estos procesos sociales, ¿cuándo y cómo considera que se deben cambiar los contenidos de la materia Historia en nuestra Educación?

 Durante la década del 90, la gravísima claudicación de un gobierno que llegó con las banderas del peronismo, y la consecuente destrucción que llevó al borde de su desaparición a nuestra Argentina, me hizo ser escéptico con respecto al futuro. La vida me ha regalado –como a tantos- estos doce años de recuperación, de crecimiento y, ¿por qué no decirlo? de gloria en la historia de nuestra Patria. Esta experiencia me ratifica en la confianza de que más temprano que tarde tendremos nuestra próxima oportunidad. Que sabremos aprovechar. Ese será el momento de avanzar por donde no pudimos hacerlo. Entre otras cosas, en la transformación de los contenidos de la enseñanza de nuestra Historia en las escuelas.

Es muy importante trabajar con una curricular regional que tal vez se  debería tratado en el Mercosur, crear un relato unificador de la historia del continente. Pero esto lógicamente, tendrá que esperar varios años. Porque es impensable en este marco de abolición a la identidad que atraviesa la región por parte de muchos gobiernos recientemente asumidos en la región, y donde lamentablemente Argentina se lleva todos los premios. Como pureba tenemos el cierre del Instituto, ¿cuándo y por qué cree que fue tomada la decisión de cerrarlo?

 Es cuestión de releer los escritos cargados de odio que produjeron las plumas destacadas de lo que he llamado la Religión Historiográfica Establecida. Ese odio que se manifestó frente a cada medida de nuestro gobierno, por parte de quienes se llenaban la boca con hipócritas convocatorias a la “unión” de los argentinos. De una Argentina dividida por una grieta que habrían creado Néstor, Cristina y sus fanáticos seguidores. Esta retórica olvidaba los signos de “unidad nacional” puestos de manifiesto en la complicidad con los invasores de Obligado, en la política de no ahorrar sangre de gauchos, en el fraude patriótico al yrigoyenismo, en el bombardeo de Plaza de Mayo, en la proscripción por casi veinte años del movimiento mayoritario, en las desapariciones, tortura y muerte de personas, en el robo de bebés y, puntualmente, en el asesinato del patriota que diera su nombre al Instituto.

¿Cuándo y cómo se le notificaron que el Instituto Nacional de Revisionismo Histórico e Iberoamericano Manuel Dorrego sería cerrado?

 Este gobierno no se destaca por las formalidades. Nos enteramos por los diarios, y el lunes 4 se impidió la entrada a los empleados…

¿Por qué  este cierre no tuvo la misma o más repercusión y movilización que otros atropellos sufridos por las Instituciones del Pueblo? ¿Dónde Considera que hubo falencias, que nos faltó? 

 En una nota publicada el domingo 3 en Tiempo Argentino di mi interpretación personal del episodio y de nuestras propias carencias: “A pesar de lo mucho que el Instituto Dorrego produjo durante su corta vida, esta fue tal vez demasiado corta o sus integrantes, aunque no meros ‘historiadores silvestres’, no tuvimos en ese tiempo la capacidad necesaria para cumplir plenamente con los objetivos. Tal vez han sido muchas décadas de clandestinidad intelectual ante la Religión Historiográfica Establecida, que facilitaron los errores y las carencias. Que llevaron a quien fuera el principal impulsor de la iniciativa, ante los primeros sinsabores sugiriera la disolución del Instituto, y a quien ocupara, en gran medida por mérito de su padre, importantes funciones, mezclara al Dorrego con sus internas políticas personales, atacando a quien acababa de ser nombrada ministra de Cultura.”

¿Dónde y cómo se sigue luchando por el valor de la Identidad Nacional y La Historia de los Pueblos?

Irónicamente, pero no tanto, ya estamos hablando del Instituto Dorrego en la clandestinidad. Esta reacción conservadora ya no emplea los métodos criminales de hace treinta años. Tratarán de silenciarnos, no dándonos espacio en los medios adictos –que son casi la totalidad- pero nosotros, volvemos a la libertad de actuar desde el llano, comprometidos a hacer las cosas mejor en nuestro viejo papel que Jauretche llamaba de fiscales, y en el regreso inexorable del movimiento nacional y popular a la conducción de los destinos de la Patria.