PARIDAD, CAMPAÑAS Y AGENDAS DE GÉNERO

 

PARIDAD, CAMPAÑAS Y AGENDAS DE GÉNERO

Por Tania Rodriguez | @TaniaRodriguezx

Este año, por primera vez, se implementó la paridad de género en la conformación de listas para las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias para todos en los cargos electivos. La paridad representa la garantía de un piso más elevado que el cupo, del 33% de los lugares en las listas (reconocido por la ley 24.012 de 1991) se pasa al 50%. Sin embargo, hay diversas formas de eludir esa representación igualitaria, manifiesta en los lugares en que se ubican esos otros géneros. El 99% de las listas presentadas en las PASO de agosto 2019 cumplió con la paridad, misma cantidad de varones y mujeres. Pero al observar los encabezados de listas legislativas, sólo un 20% de las listas estuvieron encabezadas por mujeres en diputadxs y senadorxs con una distribución variada entre las provincias. Algunos casos a destacar son Formosa y Tucumán que tuvieron 0% listas encabezadas por mujeres, Buenos Aires y Neuquén tuvieron menos del 10% de mujeres ocupando la primera candidatura y dos provincias que lograron 50% de listas encabezadas por mujeres: Tierra del Fuego y Santiago del Estero.

Las luchas de colectivxs de mujeres en la arena legislativa amplificaron las discusiones en temáticas de género y la defensa del derecho a la participación política. Sin embargo, la masividad de estos movimientos no se ha visto reflejada en el acceso a puestos de decisión. La subrepresentación en ámbitos políticos y también sindicales, culturales, académicos, entre otros, guarda correspondencia con la invisibilización de las demandas y proclamas de feminidades en el ámbito público. En las campañas hacia las PASO, “lo femenino” pareció no encontrar espacio o resonancia en buena parte de las narrativas y apelaciones al sujeto ciudadano encarnado en varones adultos jefes de familia al que refieren una variedad de candidaturas masculinizadas a partir de diagnósticos asociados al “emprendedor que no se esforzó lo suficiente” o al “trabajador que merece recuperar lo que perdió”.

Luego de la marea verde y del protagonismo de activismos feministas a lo largo y ancho del país, queda un sabor amargo tras los debates y declaraciones de candidatxs en esta primera etapa de campaña. Uno de los balances que sobrevoló en 2018, tras la masividad alcanzada del debate por la legalización del aborto, fue que posiblemente este año habría mayores dificultades para reinstalar los consensos logrados y el acompañamiento en las calles. No sólo por el corrimiento de los debates hacia el escenario electoral, sino fundamentalmente por la crisis económica que hoy castiga a 3,5 millones de compatriotas en situación de pobreza. Por eso, urge articular la praxis feminista con las proclamas de trabajo, vivienda, alimentación y cuidados.

Desde luego, hubo candidatxs que tomaron posición pública a favor de la legalización del aborto, también hubo propuestas de crear ámbitos de rango ministerial para cuestiones de género o “igualdad”. Hubo también incorporaciones y ampliaciones de lenguaje inclusivo. Sin embargo, en términos mayoritarios, las demandas latentes que representan proyectos populares con vocación de mayoría estuvieron asociadas a un imaginario masculino que, de momento, dejaron por fuera de las retóricas discursivas a grandes sectores no-masculinos que han sido las últimas reservas del tejido social.

Mujeres y cuerpos femeninos responsables de hogares y de espacios de organización social del cuidado con un rol amortiguador y de contención que ha sido y es fundamental en tiempos de crisis para evitar la exclusión de cientos de miles de familias. A la feminización de la pobreza, la precarización y el desempleo del gobierno de CAMBIEMOS, respondimos feminizando las resistencias, fortaleciendo redes de contención social en la calle, en los barrios y los lugares de trabajo. En la actual coyuntura, es deber de las candidatas feministas y tarea de la militancia promover y difundir políticas para la equidad de género que interpelen a los espacios políticos votados mayoritariamente y sienten las bases para vincular a las políticas públicas con la ciudadanía. Es tarea de todes feminizar la alternativa política al proyecto neoliberal.