LA PROPUESTA DE LEY DE SEMILLA QUE LE DA LA ESPALDA A LA SOCIEDAD

LA PROPUESTA DE LEY DE SEMILLA QUE LE DA LA ESPALDA A LA SOCIEDAD

Por Eduardo Martin Betancud – Centro de Economía Política (CEPA) 

Desde varios sectores de la prensa concentrada vinculados a los grupos de poder económico, empiezan a hacer “lobby” por la necesidad de modificación de la ley de semillas actual, indicando que en Argentina no se protege adecuadamente la propiedad intelectual de la biotecnología y que esto retrasaría la llegada de inversiones extranjeras vinculadas al sector.
Esto, viene de la mano por la falta de consenso que se generó entre los diferentes actores de la cadena alimentaria, donde las Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Federación Agraria Argentina (FAA) salieron con una propuesta nueva, antes de que entre el proyecto del ministerio de agroindustria – que iba a ingresar a 3 días del inicio del mundial de Rusia y que tiene el apoyo de todas las corporaciones económicas concentradas (el Sr. Ministro Etchevehere es un fiel representante de ellos)-. Esto nos da la posibilidad de explicar algunas cosas, antes de que nos metan por la ventana la propuesta de ley, en medio de la debacle económica que se vive actualmente.

¿Cómo es el mercado de semilla?


Cuatro grandes empresas (Monsanto-Bayer, Syngenta-ChemChina, Dow-DuPont y BASF) controlan el 60% del mercado mundial de semillas que factura más de 50.000 millones de dólares anuales, donde Argentina es el décimo en importancia con una participación del 3%. A su vez, controlan casi la totalidad (96%) de las semillas genéticamente modificadas (OGM) y, como si fuera poco, son las mismas empresas que desarrollan los agroquímicos a los cuales estas variedades son resistentes. Conocido ya es el caso de la soja resistente al glifosato.

¿Qué buscan?

· La posibilidad de patentar seres vivos.
· Intenta limitar el “uso propio” de semillas de los agricultores (derecho humano básico a guardar semilla para volver a cultivar).
· Privatizar las semillas mediante patentes, donde por la simple modificación de un gen, las empresas se adueñan de la evolución natural, artificial e histórica de toda la cadena de ADN, que es patrimonio de la humanidad.
· Regalías extendidas: Remuneraciones para aquellos “creadores de patentes”, previa autorización de los mismos para aquellos agricultores o nuevos obtentores que quieran avanzar en investigación o posterior utilización de las semillas de estas variedades. Esto deja la puerta abierta a posibles cobros de la patente a los procesos manufacturados, por ejemplo, que en el pan se pague por una mejora en la semilla de trigo.
· Controlar la producción de alimentos, ya que limitará el uso de semillas de los agricultores. De esta manera, se ponen en riesgos los saberes históricos de los productores sobre variedades nativas o de orígenes regionales. A su vez, solo podrán comercializarse aquellas que estén registradas en el Instituto Nacional de Semilla (INASE).
· Limita la creación de nuevas variedades, debido a que la investigación queda a disposición de la voluntad de los obtentores y su autorización y no en mano de las necesidades agroecológicas y regionales de la población.

Los problemas sociales

En simples palabras, ponemos en riesgo la vida, nuestro alimento cotidiano, la seguridad y soberanía alimentaria quedando todo esto a “merced” de lo que quieran hacer las grandes corporaciones económicas.
· Incremento en los precios alimentarios.
· Aumento de los costos productivos.
· Ruptura de la biodiversidad: Este tema merece un capítulo aparte, porque son más que conocido los problemas ambientales y de salud humana que hemos generado por la monopolización de los cultivos, generando desequilibrios ecológicos.
· Mayor dependencia de los agroquímicos: cuestión central en el debate de una sociedad que está sufriendo afecciones a la salud con estos productos, uno de los más usados en esta dependencia productiva es la relación glifosato-Soja (resistente al mismo), este producto fue considerado precursor del cáncer por la organización mundial de la salud (OMS).
· Desaparición del libre acceso a la semilla, fundamental para la diversidad de los alimentos.
· Desaparición de variedades ancestrales para la producción de alimentos.

El centro del debate: los granos en la región pampeana. ¿Y las economías regionales?

Sabemos dónde está el centro neurálgico de la discusión económica, pero ¿qué pasara con nuestras economías regionales que no viven de commodities? Que no quede ninguna duda de que van a intentar sacar tajada en los cultivos perenes frutícolas mediante la generación de clones, los cuales son afectados por la Ley de semilla. Se llama «SEMILLA» o «SIMIENTE» a toda estructura vegetal destinada a siembra o propagación, esto pone en riesgo técnicas históricas de nuestros agricultores como los mugrones o implementación de estacas de poda para incrementar las plantaciones o para reemplazar las mismas. Esto también pone en riesgos la gran diversidad de semillas que tenemos actualmente en la horticultura, dando respuesta a las problemáticas heterogéneas de nuestros agroecosistemas. En pocas palabras, afectaremos principalmente a los pequeños y medianos productores en su rentabilidad y sustentabilidad que, vaya paradoja, en estas economías, el 70% de los alimentos provienen de ellos.
Por lo mencionado, esta propuesta de Ley, deja las semillas en las manos del concentrado económico, arriesgando la preservación de la biodiversidad, el libre acceso de uso de los agricultores a la semilla y, en consecuencia, poniendo en riesgo a la necesidad básica del ser humano: la alimentación. Un nuevo capítulo de una Argentina entregada a los intereses corporativos concediendo su soberanía y seguridad alimentaria.