“LA DERECHA RADICAL ES UN FENÓMENO QUE ESTÁ CRECIENDO EN AMÉRICA LATINA”

Entrevista a Franco Delle Donne

“LA DERECHA RADICAL ES UN FENÓMENO QUE ESTÁ CRECIENDO EN AMÉRICA LATINA”

 Por Miguela Varela

La incertidumbre o el tiempo liminal, como lo llama Álvaro García Linera, es la característica de la época: pandemia, restricciones a la circulación, organismos internacionales promoviendo recetas impensados hace apenas dos años, nuevas olas progresistas, surgimiento de nuevas derechas. Todo eso nos demanda explicaciones que claramente no tenemos ni pretendemos tener. Pero sí discutir algunos de estos temas. Así, llegamos a Epidemia Ultra, un proyecto trasmedia que investiga sobre las nuevas derechas. Con Franco Delle Donne, uno de sus fundadores, intercambiamos miradas sobre lo que está pasando y sobre lo que viene.

¿Cómo surgió el proyecto Epidemia Ultra? ¿De dónde viene ese interés por comprender la nueva ultraderecha?

Los precursores de este proyecto son dos libros, los dos editados junto a Andreu Jerez, un periodista español que vive en Berlín hace muchos años, y que juntos decidimos en 2017 escribir un libro sobre la ultraderecha alemana que, sino me equivoco, sigue siendo el único libro en español, sobre Alternativa para Alemania (en alemán, Alternative für Deutschland; AfD), que ese año ingresa al Parlamento y genera una ruptura en el tablero político alemán.

Y en 2019, decidimos juntos editar un libro junto a otros 16 autores que analizan, comentan y describen la situación de las derechas radicales o ultraderechas en diferentes países de Europa. Ese libro se llama Epidemia Ultra, y de ahí tomamos el nombre para hacer este proyecto. Y la idea del proyecto tiene que ver con algo que, siempre me pareció muy importante, que es la necesidad de transferir conocimiento entre diferentes esferas de la sociedad. El estudio sobre la derecha radical o sobre el extremismo de derecha, que son dos cosas diferentes, están muy extendidos en la academia, especialmente sobre casos de la Europa occidental, pero ya existe sobre Europa del Este y Estados Unidos. En otros países de América, un poco menos, y ahora se está extendiendo a lo que pasa en Asia. Pero esos conocimientos, esas conclusiones a las que llegan los académicos, muchas veces se quedan ahí, en el mundo de la academia. Y mi interés era poder transferir ese conocimiento a otros sectores, a otras audiencias que no llegan a las revistas especializadas y que generalmente están en idioma inglés o alemán. Ese es el segundo objetivo de Epidemia Ultra, llegar a audiencias de habla hispana, ya que son idiomas que no necesariamente se dominan y que terminan por construir otra barrera para acceder a ese conocimiento. A eso se le agrega la idea de conectar a la gente que estudia estos temas en español para generar una red de expertas y expertos y que puedan producir más conocimiento, y a partir de allí analizar todo el fenómeno. La idea es construir un diagnóstico y respuestas ante este peligro específico de la derecha radical en diferentes lugares del mundo.

Vos vivís en Alemania, donde estas fuerzas políticas han avanzado mucho en los últimos años. Resulta paradójico que suceda en un país con una historia reciente tan permeada por el recuerdo del nazismo. ¿Dónde ves las causas de esta nueva derecha? ¿En el fracaso de la comprensión de esa historia política?

Esto es interesante, es decir, el rol que juego AfD. Es un contrasentido, en un país en el cual llegó al poder el nacional socialismo y cometió los crímenes que cometió, es bastante complejo explicar por qué surge una fuerza política que tiene un pensamiento con raíces xenófobas, racistas. Lo hacen de otra forma, ¿no? Es cierto que los pensamientos y las formas de expresarlos de estos grupos se han sofisticado y han conseguido transmitir ideas que en el fondo son iguales, pero de otra manera, para que parezcan algo diferente.

Y en el caso particular de Alemania, lo que sucede es que este partido no nace específicamente como una fuerza de derecha radical, sino que nace como una fuerza de corte liberal-conservador-nacionalista. Es un partido que nace, básicamente, criticando al Euro y pidiendo que Alemania se vaya del Euro y criticando fuertemente a la Unión Europea, cuando ningún partido criticaba a este organismo en Alemania. Es decir, Alemania no tenía este tipo de fuerza política euroescéptica, y este partido nace con esta idea y luego, con el tiempo, se va radicalizando progresivamente hasta que, en 2017 llegan a ingresar al Bundestag con una agenda nacional-conservadora y de derecha radical. ¿Con esto qué quiero decir? La derecha radical no es necesariamente la extrema derecha. La extrema derecha es una fuerza política que lucha por eliminar el sistema democrático y reemplazarlo por otro. Además, contiene elementos racistas que apuntan a eliminar los valores que sustentan al modelo de democracia liberal. Y en cambio, la derecha radical, sería una expresión política dentro del sistema de partidos o del sistema de fuerzas de una democracia que juega con la mayoría de las reglas de este sistema como, por ejemplo, competir en elecciones, conformar partidos políticos, etc. Pero a la vez, tiene muchos objetivos que desafían y erosionan valores de la democracia como la libertad de prensa, la libertad de expresión, la protección de minorías, la igualdad de género y de orientación sexual. Todo eso se ve cuestionado por estos partidos. Y esto significa que, al fin y al cabo, el trabajo político que realizan terminan perjudicando al Estado de Derecho y a la calidad de la democracia. Eso es una derecha radical, y AfD fue creciendo en este camino y hoy claramente está posicionada como un partido más de derecha radical con nexos con la extrema derecha, con el movimiento identitario o partidos neonazis.

Y a partir de allí, se expresan como un partido que está en contra de todo el espectro político conformado por los partidos políticos tradicionales, intentando capitalizar el descontento, y que representa la posición nacional-conservadora, y que en algún momento representó una parte de la Unión Democrática Cristiana, que es el partido de Angela Merkel, y que en los últimos 10 años dejó de representar. Ese descontento encuentra en AfD una expresión. Y a eso hay que sumarle un descontento muy fuerte de muchos sectores, ubicados específicamente en el este del país, que se sienten perjudicados por el proceso de reunificación alemana. Ahí se encuentran sectores de otro estrato social, sectores más vulnerables que emiten un voto “de protesta”. Entonces, ese voto transversal que algunos juzgaban como un voto volátil, se ha consolidado en alrededor de un 10%. Todas las encuestas, en este momento difícil que vive la derecha radical alemana atravesada por diferentes internas, vigilada desde el Estado por su relación con posiciones antidemocráticas, sigue teniendo ese porcentaje del 10%. Es decir, se ha consolidado.

¿Cómo es posible caracterizar a las ultraderechas europeas? Supongo que si bien hay matices, comparten algunos aspectos comunes como su composición, su marco teórico, las condiciones políticas, sociales y económicas que impulsaron su crecimiento.

Algo ya dije antes sobre qué es la derecha radical, pero le podría agregar que este tipo de partidos tienen tres características, que el teórico holandés Cas Mudde explica muy bien. Primero, aparece el concepto de autoritarismo, que se refiere no tanto en términos de gobierno, sino a la concepción de la vida. Es decir, de que la autoridad es sumamente importante, que la autoridad es absolutamente incuestionable, que la disciplina es un valor en sí mismo y es el principio rector que guía el buen comportamiento de las personas. Una moral tradicionalista. Y una definición de todo lo que tiene que ver con los problemas sociales, a partir de una visión desde la seguridad, y no tanto, tal vez, desde la construcción de políticas públicas que ataquen estas problemáticas. Entonces, por ejemplo, es muy común encontrar la idea de ley y orden, típicas de una visión autoritaria.

El segundo elemento es el nativismo. Es un concepto que suena raro, pero no es tan complicado y tiene que ver con la concepción de la sociedad como un todo homogéneo, una sociedad pura, una sociedad que no está “contaminada” por la presencia de factores no nativos. Es decir, de personas que vengan de otro lugar. Pero no solamente por su procedencia, que es un elemento muy importante, sino también por otras características que hacen al nativo y que hacen la nación, que tiene que ver con el color de piel, la ascendencia, la cultura, la religión o la orientación sexual. Es decir, todo lo que no sea igual a lo que ellos definen como nativo. Toda persona que queda fuera de estos parámetros tiene que ser combatida, expulsada y, en algunos casos, que asimilada. Esto es, que se conviertan en algo parecido a un nativo.

Y el tercer elemento es el populismo. Acá hay que tener cuidado de no relacionarlo con lo que se suele repetir desde los medios de comunicación: el populismo como sinónimo de demagogia. No es un adjetivo descalificativo, sino que es un concepto muy importante porque explica qué pasa con la política actual. El populismo no es algo que viene de cualquier lado, sino que proviene de adentro de nuestros sistemas políticos y sus elementos más importantes son tres que actúan en simultáneo. El primero tiene que ver con la comunicación, con la forma de expresar diferentes discursos y está relacionada con alguna ideología (entonces hay populismo de derecha, populismo de izquierda, populismo nacionalista, populismo conservador). En el caso de las derechas radicales, ya te mencioné los dos elementos a los que se adapta este populismo. Y esos tres conceptos que responden al populismo, son la idea de que existe un pueblo puro, que siempre quiere lo mejor para la nación y que está siendo traicionado por un segundo elemento, que es la élite. Una élite corrupta, que siempre cuida sus propios intereses y olvida los del pueblo. Y el tercer elemento es la voluntad general, que es lo que quiere el pueblo y lo que no observa la élite. Aquí esta élite puede estar conformada por la política tradicional, el establishment económico o los medios de comunicación. Entonces, con estos tres elementos es posible identificar un partido de derecha radical.

¿Qué pasa en América Latina con las ultraderechas? ¿Es Bolsonaro un espasmo aislado de esta tendencia o existen posibilidades de que estos discursos se consoliden en la región?

Desde Epidemia Ultra, creemos que es un fenómeno que está creciendo en la región y que puede crecer más. Es un peligro, sobre todo en democracias y economías inestables como las de América Latina. Creo que Bolsonaro es una muestra de lo que puede pasar cuando diferentes ofertas políticas son incapaces de resolver una desigualdad muy importante. Pero también existe en otros países, como mencionaba recién el caso de Alemania. Pero en América Latina, estas desigualdades son más difíciles de contrarrestar porque, en el caso de Alemania, este país sigue siendo una potencia económica y el nivel de vida todavía es aceptable (aunque seas muy pobre). Entonces, en estos contextos, este tipo de oferta política es muy efectiva.

¿Cómo analizas el proceso local en Argentina?

A lo que pasa en Argentina lo veo con un poco de preocupación. En el caso particular del PRO, hay un sector que está mostrando una tendencia hacia el populismo de derecha, muy cerca de una derecha radical. Y esto es preocupante para toda América Latina porque es muy fácil despertar ese espíritu nacionalista, chauvisnista. Y en ese sentido, es posible sacar rédito en base a una salida muy complicada de la pandemia con sus consecuencias sociales y económicas. Pero no porque los sectores más vulnerables vayan a votar a estas fuerzas, sino porque también existen otros sectores, con mejores condiciones económicas, que tienen miedo y son también permeables a estos discursos. Me parece muy peligroso que se estén configurando de esa manera. Pero, además, veo que en algunos sectores del gobierno existe una lógica que piensa que si el partido de oposición, como el PRO, se divide entre radicales y moderados, esta fuerza se debilita y a partir de ahí es más fácil ganar las elecciones. Y eso, al fin y al cabo, es un análisis muy peligroso porque termina fortaleciendo a los sectores más radicalizados, que son minoritarios pero que pueden convertirse en una opción más y, con ellos, instalar su agenda.

Vos caracterizaste a estas nuevas derechas, entre otros elementos, con la promoción de valores conservadores. Pero, quienes estaban a cargo de la gestión de la pandemia tomaron pocas restricciones. Es decir, hicieron gala de las libertades individuales y de medidas pro mercado. ¿No es eso una contradicción con su discurso?

Ahí lo que terminas de interpretar es que esas ideas, esos valores, terminan siendo bastante menos importante que la necesidad de generar estabilidad, de evitar el descontento de la población con el gobierno. Entonces, las posturas que ganan son las más oportunistas. Hay un factor, no el único, que ayuda a explicar esto en América Latina y que es la coincidencia de estas fuerzas políticas con posturas económicas liberales, de apertura total, de inexistencia del Estado, posturas libertarias.