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¡Saltá el cerco medíatico!

AMBRE

AMBRE

Por Beatriz Chisleanschi

“La H es muda, los niños no”, dice Rep desde esa viñeta que poco tiene de humor y mucho de realidad.

Niñxs a quienes les habla su panza cuando reclama algo de comida, y gritan sus tripas cuando no hay una respuesta positiva a su necesidad y satisfacción más básica.

En la Argentina donde uno de cada dos niñxs es pobre (el 46,85 por ciento) y donde, según el “Enfoque de pobreza multidimensional basado en derechos” de la UCA, la población con inseguridad alimentaria severa pasó del 6,2 por ciento en el tercer trimestre de 2017 al 7,9 por ciento en el mismo período de 2018, se pagan un millón de pesos en materia de intereses de la deuda pública por día y no hay leche en los comedores, ni en las góndolas, ni en las mamas de muchas de las madres secas y consumidas por su propia desnutrición.

¿Sabrán las Antonias, los Mauricios o las Julianas qué es tener hambre? ¿Y las María Eugenia, los Gerardo, las Patricias, Elisas, Carolinas o los Nicolás? ¿Sabrán de qué se trata el hambre y de las secuelas que deja a quienes logran sobrevivir a él?

¿Habrán vivido la triste experiencia de que lxs paren en pleno microcentro porteño y una madre desesperada les pida que le compren una leche para llevarle alimento a sus hijxs? o ¿ habrán pasado por la situación de tener que darle las milanesas que eran para su familia a quien pasa pidiendo por la puerta de su casa?

No hay verdad más concreta que la realidad.  “El problema de si al pensamiento humano se le puede atribuir una verdad objetiva, no es un problema teórico sino un problema práctico. Es en la práctica donde el hombre tiene que demostrar la verdad, es decir, la realidad y el poderío, la terrenalidad de su pensamiento”– expresó Carlos Marx en su Tesis sobre Feuerbach en el año 1845.

Es allí, en la terrenalidad de la panza dolorida donde la realidad se expande con toda su verdad. Una verdad absoluta que no sabe de bicicletas financieras, de Leliq, de intereses de deuda, de dólar por las nubes o de fuga de capitales, pero lo siente desde lo más hondo de sus vísceras.

La semana pasada, se desarrolló en la provincia de Córdoba el VIII Congreso de la Lengua. El cierre estuvo a cargo de la escritora cordobesa María Teresa Andruetto quien entre otras señaló: “Un idioma es una entidad en permanente movimiento, una inmensidad, un río, en su adentro caben muchas lenguas como caben muchos pueblos.” Un día antes, otra escritora, Claudia Piñeiro, expresaba respecto al lenguaje inclusivo: “De nada sirve ni oponerse ni tratar de imponer un lenguaje atravesado por la realidad: la lengua está viva y siempre será con el tiempo lo que el uso determine.”.

Un idioma en permanente movimiento y una fuerza instituyente que brega por el triunfo de un lenguaje inclusivo y entre ellos una palabra que no tiene género, que excluye, que denota una realidad visible, palpable: HAMBRE o AMBRE porque la h es muda, pero lxs niñxs y sus panzas desnutridas, NO.

*Obra pertenece al artista R3P y fue publicado en el Página 12 del domingo 31 de marzo de 2019 – https://bit.ly/2FSTas9

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