VOUCHER EN LA EDUCACIÓN ¿LA VUELTA A LA BARBARIE?

#DíadelxsMaestrxs

VOUCHER EN LA EDUCACIÓN ¿LA VUELTA A LA BARBARIE?

Por Beatriz Chisleanschi

Cada 11 de septiembre, a nivel nacional, celebramos el Día del/la Maestro/a lo cual nos remite, inevitablemente, a Domingo Faustino Sarmiento. Y, más allá de lo controversial de su figura,  es bueno traer a la memoria la tradición histórica que, impulsada por el “padre del aula”, tiene en materia educativa nuestro país y que refiere a su calidad de pública, gratuita y obligatoria. Un principio que ya encarnaban las ideas de Manuel Belgrano,¿Cómo se quiere que los hombres tengan amor al trabajo, que las costumbres sean arregladas, que haya copia de ciudadanos honrados, que las virtudes ahuyenten los vicios, y que el Gobierno reciba el fruto de sus cuidados, si no hay enseñanza, y si la ignorancia va pasando de generación en generación con mayores y más grandes aumentos?” -señaló el creador de la bandera en 1810. 

Más, fue en el año 1884 cuando, luego de arduas discusiones que se dieron durante el desarrollo del Congreso Pedagógico que comenzó a sesionar en abril de 1882, en pleno gobierno del presidente genocida y racista, el general Julio A. Roca, se sancionó la primera Ley Nacional de Educación, la 1420 que establecía que el Estado se constituía en garante indiscutido de la educación en nuestro país.  

Luego, diferentes gobiernos modificaron esa ley o sancionaron nuevas, pero si hay algo que nunca se intentó fue quitarle a la educación su carácter de pública, gratuita y obligatoria, tres valores fuertemente arraigados en la sociedad argentina. 

Hoy, a partir de las propuestas del candidato a presidente por La Libertad Avanza Javier Milei, estos valores comienzan a ser cuestionados y en su intención de poner el mercado como “la madre de todas las batallas” y el “padre de todas las decisiones”, pretende correr el eje de la educación estatal a una educación sostenida por un sistema de vouchers. 

Es evidente que el sistema educativo atraviesa crisis de diferentes órdenes, mucho de ello producto de la aplicación de políticas neoliberales que, so pretexto de la responsabilidad individual y de entender a la educación como un gasto, realizaron salvajes ajustes o disminuyeron o subejecutaron los presupuestos destinados a educación. En este sentido, las problemáticas de infraestructura, la siempre cuestionada calidad educativa, la falta de docentes y los paros que realizan ante el magro salario que cobran son algunas de las falencias en las que el candidato presidencial, más arriba mencionado, así como también representantes de la otra alianza presidenciable, Juntos por el Cambio, se basan para pretender dejar a la educación a merced del libre mercado.  

De qué hablamos cuando hablamos de vouchers 

Sostenido en la idea de la libre competencia y que la misma genera de por sí mayor eficiencia, la implementación de los vouchers, según este criterio, colocaría a las escuelas públicas y privadas en un mismo punto de partida ya que ambas formas de administración de la educación deberán iniciar una carrera para ver quienes consiguen mayor cantidad de alumnxs y, por consiguiente, obtener más bonos y más ingresos para brindar una educación de mayor calidad. 

Entonces, los bonos o cupones que emita el Estado serán para que las familias compren educación a empresas o entidades educativas. Es decir, el Estado deja su función histórica de garantizar educación para todos los habitantes de nuestro país y, mientras cada escuela se sostendrá con lo recaudado con esos bonos, quienes deban acceder a la educación se encontrarán con un valor a pagar que de per se excluye a quienes poco o nada tienen. 

Este sistema no es ninguna novedad, el padre del neoliberalismo, el chicago-boys Milton Friedman amasó esta idea hasta que surgió como propuesta concreta en el año 1955, aunque, sin mayores repercusiones. 

Años más tarde, dictaduras militares e instalación del modelo neoliberal mediante, algunos países se volcaron al sistema de bonos educativos. 

Portada. Voucher educativo y Educación Pública y obligatoria

Un ejemplo es el de Chile, país que también hoy 11 de septiembre, conmemora los 50 años del Golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende y colocó al dictador Augusto Pinochet a dirigir los designios del país trasandino con la mano dura en lo social y la implementación de políticas neoliberales en lo económico. Así es como, desde 1981, el estado chileno entrega un subsidio por alumno a las escuelas públicas y privadas que se adhieren al sistema. Los padres pueden elegir la escuela que quieran para sus hijos, pero deben pagar una diferencia si el costo de la escuela supera el valor del voucher. Este sistema ha sido criticado por generar segregación, desigualdad y baja calidad educativa. Sin contar los créditos solicitados por las familias para garantizar la educación de sus hijxs. 

Esta situación no hizo más que poner sobre la mesa las diferencias de clase. Las escuelas privadas podían elegir a sus alumnxs, en tanto las públicas, no. Por consiguiente, quienes presentaban calificaciones más bajas tenían como destino estas escuelas y las escuelas privadas que se “sacaban de encima” a lxs estudiantes problemáticos se presentaban como de mejor calidad. 

Si hay algo que queda claro es que los bonos no alcanzarán a cubrir los costos mínimos para sostener el sistema educativo todo, incluido el salario de lxs docentes. 

Por otra parte, es inevitable no preguntarse qué pasará con las escuelas rurales, del delta o en contexto de encierro. Ya, durante su ejercicio como gobernadora, María Eugenia Vidal pretendió cerrarlas porque las consideraba un gasto debido a la poca matrícula escolar que las mismas tienen. Un sistema de bonos volvería a ponerlas en la picota y miles de niñxs y adolescentes que asisten a centros educativos quedarían sin escolaridad. 

En pleno siglo XIX Sarmiento valorizaba en su De la Educación Popular la importancia del acceso a la escuela para civilizar de modo de evitar la “barbarie” (modo despreciativo con la que Domingo Faustino se refería a lxs hijxs de inmigrantes, gauchos e indios) . 139 años después de la sanción de la Ley 1420 ciertas ideas parecen querer volver a esa dicotomía entre civilización y barbarie con el mercado como brazo ejecutor. 

Por ello, en este día en que reconocemos el trabajo docente y a pocos de recordar el de lxs Profesorxs y Estudiantes, y en respeto a nuestra tradición, debemos reafirmar nuestro derecho al acceso a la educación pública y gratuita con el Estado como principal responsable, única forma de garantizar el desarrollo y progreso de nuestra sociedad .