VIVIR LOS SUEÑOS, CAMINAR LAS UTOPÍAS

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Fm en Tránsito – 28 años comunicando en el Oeste

13a 31años del Golpe en el Gorki

VIVIR LOS SUEÑOS, CAMINAR LAS UTOPÍAS

Por Facundo Acuña
Fotografía: FM en Tránsito

En los 28 años que tiene FM En Tránsito pasaron muchas cosas, presidentes que fueron y vinieron, otros volvieron. Algunos que perdieron las elecciones y terminaron gobernando. Desde que nacimos gobierna la misma fuerza en la provincia de Buenos Aires. Hoy hay más Ministerios, más municipios y más concejales.

Un grupo de periodistas y militantes quiso hacer su radio. Much@s se fueron, otr@s volvieron, se fueron de nuevo y volvieron a volver. Nuevos grupos fueron llegando, se quedaron y aprendimos a aprehender.

Desde hace 28 años la radio cambia, todo el tiempo. Con cada un@ de los que se acercan, con l@s que se van, la radio se tranforma. Que va más allá de las personas, que se mueve, camina, salta y grita. Ahí nos preguntamos qué será de ésta radio en el futuro, qué aportes podemos hacerle a este proyecto para que pueda cumplir muchos años más. No es muy original la idea: hagamos anotaciones y describamos los movimientos:

La radio vive en los cambios. Modifica los músculos de los que la atraviesan (prueben cargar los equipos para las trasmisiones), te parte la cabeza. Te llena de preguntas, te hace dudar sobre todas las cosas sobre las que quizás hayamos estado segur@s. Pero también aporta la receta para que las cosas mejoren: l@s compañer@s. El equipo, ante todo. Si algo no está bien, hay que confiar en el equipo, en la persona que tenemos al lado. No es poca cosa. Así la radio llega a los 28 años. Con un camino muy importante recorrido, pero con los bolsillos repletos de sueños por cumplir. Con las ganas de continuar dando pasos, pero pasos colectivos. Repletos de intenciones… de las buenas.

2 Socios Fundadores de FM En Trànsito

La radio vive en la llegada y la partida. En todo este tiempo siguen llegando personas con ganas de involucrarse, de poder decir. Con las nuevas generaciones se construye un relato que tiene que ver con nuevas inquietudes. El mejor regalo que la radio nos hizo a tod@s l@s que subimos la escalera es poder imaginarnos colectivamente. Creer que otra manera de hacer las cosas es posible, pero es mucho más bello cuando nos podemos dar cuenta que lo llevamos a la práctica, que con las intenciones no siempre alcanza, sino que también hace falta esforzarse y postergar horas de sueño, que nunca serán recuperadas. Pero eso ¿qué importa?

La radio vive en las miradas. El mayor problema es observar todo el tiempo el porvenir y no detenerse a mirar el día a día. Que en los lenguajes que circulan a través de la radio la palabra, los sonidos, los silencios, la música, no nos alcanzan. Entonces también producimos el abrazo, y los besos como otro tipo de comunicación. Una que sea para mirarnos a la cara, una comunicación que es un derecho y no una mercancía.

La radio vive cada vez que se apaga, cuando duerme, cuando canta y cuando baila. Pero por sobre todas las cosas, la radio crece porque también hay alguien del otro lado dispuesto responder, a no quedarse en la comodidad de que la radio suene de fondo. Sino que también quieren ser protagonistas, entonces se movilizan. En cada una de las respuestas que se genera, se cumple un objetivo. Que una radio comunitaria en el oeste tenga 28 años no se debe sólo a quienes todos los días ponen su esfuerzo, sino también a los que nos devuelven sus reacciones.

La radio vive por las personas que aún la escuchan, se enojan, patean e insultan. Pero también se emocionan con cada gol, con los poemas o con las palabras de Nora Cortiña. La vitalidad también se manifiesta cuando suena el flaco, cuando retumba Floyd. Sin todas estas cosas, no sería posible. O quizás sí. Pero lo que podemos asegurar, es que sin todas estas cosas la radio no sería En Tránsito.

La radio vive en las denuncias que se suceden en los programas. Porque a pesar de la poesía, de las alegrías cada 36 horas una mujer es asesinada como consecuencia de la violencia machista y otras miles mueren a causa de los abortos clandestinos. En los barrios la policía fusila a los pibes aplicando la implacable “ley de fugas”. En los escraches, en el grito del “nunca más” y “juicio y castigo».

La radio vive. Más allá de las personas, más acá de su historia. Es capaz de cautivar los sentidos, de estrujar el corazón y de llenarte de alegría. Y aunque no esté tan bueno, sumar otra velita, es persistir. Y en la persistencia demostramos que estamos viv@s. La radio tiene la magia de seguir haciéndonos creer que es posible.

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