UNA TRIBUNA QUE NO OLVIDA

A 45 años del golpe de Estado en Chile

UNA TRIBUNA QUE NO OLVIDA

Por Daniel Bello

El 11 de septiembre de 1973 se consumó en Chile un golpe cívico militar contra el gobierno de Salvador Allende.
Desde las 7.30 de la mañana, en el Palacio de La Moneda, Salvador Allende seguía los sucesos que desencadenarían, finalmente, en el bombardeo final sobre el palacio cerca del mediodía.
Cerca de las 11 de la mañana, Allende se dirigió al país por última vez dejando su voz grabada para la posteridad. Poco después, cuando las fuerzas armadas entraron al Palacio, Allende daba un paso a la eternidad al enfrentar a sus asesinos.

Las fuerzas armadas chilenas actuaron -como lo harían luego todas las dictaduras en América Latina- según lo aprendido en la Escuela de las Américas.  Esta Institución estaba dirigida por el Ejército estadounidense y entrenó a más de 61.000 soldados latinoamericanos en «técnicas de combate», «tácticas de comando», «inteligencia militar» y «técnicas de tortura».


Se crearon campos de concentración, que eran dispositivos para detener, torturar y asesinar la mayor cantidad de gente en el menor tiempo posible. Esos dispositivos también buscaban arrasar a las personas, despersonalizarlas, deshumanizarlas, quebrarlas.
En Chile, uno de ellos fue el Estadio Nacional donde estuvieron secuestradxs, entre el 12 de septiembre y el 9 de noviembre, más de 40 mil personas. Otro Centro Clandestino de Detención fue el Estadio Chile -actualmente Victor Jara- con más de 5 mil personas. En ese lugar, se asesinó a Jara tras ser ferozmente torturado.
Las características particulares de estos CCD es que el campo de juego era el lugar donde estaban los militares y, en las tribunas, los detenidos que eran vigilados.

El domingo pasado, en la previa al partido que disputaría la Universidad de Chile ante Palestino, en conmemoración de los 45 años del golpe de Estado, David Pizarro e Isaac Díaz -jugadores de la U- dejaron una ofrenda floral en el memorial del sector norte dedicado a las víctimas de la dictadura militar. En dicha tribuna reza una leyenda: “Un pueblo sin memoria, es un pueblo sin futuro”.

El argentino Frank Darío Kudelka, ex técnico de Talleres de Córdoba y actual técnico de la Universidad de Chile, visitó el memorial cuando se realizó el tradicional «Banderazo» previo al Superclásico con Colo Colo, a fines de agosto de este año.

También la hinchada “Los de Abajo, Hinchada  Antifascista” dejó su ofrenda poco antes del partido de la U de Chile ante Palestino.
Cabe destacar que LDA se define como antifascista, antirracista, anticapitalista y antimperialista; y asume su luchando “contra a represión a los pueblos palestino y Mapuche, hasta el lucro en la educación y todo lo que perpetúe y promueva el modelo neoliberal existente”.

Desde ese 11 de septiembre, y durante 17 años, el genocidio que perpetuó Augusto Pinochet tuvo todo tipo de acciones que violaron los Derechos Humanos, dejando un Chile sumido en un sistema de desigualdad que dura hasta nuestros días.
El acceso a la salud, la vivienda y la educación se han vuelto un privilegio que solo puede afrontar aquel que tiene el dinero.
Hoy en un nuevo aniversario del golpe, se vuelve a escuchar por todo Chile la voz de Allende:

“Me dirijo a la juventud, a aquellos que cantaron y entregaron su alegría y su espíritu de lucha. Me dirijo al hombre de Chile, al obrero, al campesino, al intelectual, a aquellos que serán perseguidos, porque en nuestro país el fascismo ya estuvo hace muchas horas presente; en los atentados terroristas, volando los puentes, cortando las vías férreas, destruyendo lo oleoductos y los gaseoductos, frente al silencio de quienes tenían la obligación de proceder.
Estaban comprometidos. La historia los juzgará.
Seguramente Radio Magallanes será acallada y el metal tranquilo de mi voz ya no llegará a ustedes. No importa. La seguirán oyendo. Siempre estaré junto a ustedes. Por lo menos mi recuerdo será el de un hombre digno que fue leal con la Patria.
El pueblo debe defenderse, pero no sacrificarse. El pueblo no debe dejarse arrasar ni acribillar, pero tampoco puede humillarse.”