SACAR DEL MEDIO

SACAR DEL MEDIO

Por Daniel Bello

Está nota comienza como no comenzaba en la tarde del martes, pero su análisis sigue siendo el mismo. Hoy comienza con el partido entre Argentina e Israel- como parte de los partidos previos de preparación para el Mundial – suspendido.

El encuentro se había planteado para este sábado, en el Estadio Teddy Kollek ubicado en Jerusalén, con capacidad para 31 mil espectadores, comparable con la cancha de Platense o la de Los Andes.

Podría haber sido mejor opción jugar en Ramat Gan, con 42 mil lugares disponibles y ubicado en Tel Aviv. Sin embargo, así como nada es igual a todo ni todo da lo mismo, en el fútbol también está la política. Jugar ahí era una cuestión política.

El partido se disputaría en Jerusalén, un territorio enmarcado en un conflicto internacional entre Israel y Palestina, ya que Jerusalén Occidental es la sede del gobierno de Israel, y los palestinos consideran a Jerusalén Oriental como la capital de su futuro Estado.
Sobre esta situación candente, Donald Trump, presidente de Estados Unidos, había echado nafta al señalar en diciembre de 2017 que era «hora de reconocer oficialmente a Jerusalén como la capital de Israel» y, a su vez , ordenó que se instale allí la Embajada norteamericana.

El anunció rompió un precedente diplomático de 70 años y si bien nunca fue neutral, Estados Unidos abandonó abiertamente su rol de mediador en el proceso de paz entre Israel y Palestina y pasó a formar parte del conflicto.
En los días siguiente al anuncio de Trump, el Papa Francisco reflexionó que nuevas tensiones en la región podrían generar nuevos conflictos y llamó a mantener el status quo respecto de Jerusalén.

Finalmente, en mayo de este año, Estados Unidos inauguró la Embajada en Jerusalén.
Y mientras Trump tuiteaba en su cuenta “Gran día para Israel ¡Felicitaciones!”, la Resistencia Palestina acudió a la Franja de Gaza en señal de protesta.
Allí fueron reprimidos por el ejército israelí.
Ese día murieron 37 personas y resultaron heridas 1700, entre los que había mujeres y ninxs.

¿Y el fútbol?

Por lo antes mencionado es atendible que se hubiera transformado, ya a esa altura, en un pedido mundial que Argentina se negase a jugar el amistoso.
Realizar ese encuentro en ese territorio, era, en definitiva, convalidar social y culturalmente aquello que ya anteriormente se había definido políticamente, atropellando sin importar el derecho a la autodeterminación de los Pueblos.
Independientemente de la voluntad de los jugadores.

Con el hashtag #ArgentinaNoVayas, se había impulsado desde las redes una intención de solidaridad para con el Pueblo Palestino.
En el medio de ese pedido, se volvió a poner de relieve el rol del jugador y el uso del fútbol con fines políticos, porque si hay algo que remarcar, es que el fútbol -como sucedió en nuestro país en 1978- sería utilizado con fines políticos: allá serviría para convalidar un proceso de colonización y genocidio, en tanto que acá se usaría para distraer la atención mientras en las calles se reprime la protesta contra el fenomenal ajuste y se avanza en el Congreso con una ley de Reforma Laboral, que tratar de completar una brutal transferencia de poder.

Es necesario poner de relieve que la decisión que, claramente, se ha tomado en lugares políticos -de la que nuestro ejecutivo no escapa sobre todo en momentos de tratativas con el FMI por un salvavida de plomo para nuestro país- se ha trasladado a una entidad como la AFA, la cual casi se lleva puesto a los jugadores por una intencionalidad de un presidente de la Nación de manejar a la selección como un presidente de un club maneja un equipo.

Mientras tanto, hay que tomar como un triunfo popular que este sábado la pelota no corra sobre la sangre derramada por las víctimas de los bombardeos israelitas que entienden a niñxs como objetivos militares; por los mártires de mayo de la Resistencia Palestina asesinadxs por francotiradores como la enfermera voluntaria Razan al-Najar, de 21 años, o de Fadi Abu Salah, de 29 años, quien había perdido sus piernas en los bombardeos de 2008, o la beba Leila Al Ghandur, de tan solo ocho meses de vida, muerta por los gases de la represión.
Hay que tener en cuenta, que la pelota no se mancha… aunque traten.

¿El fútbol se lo comerá todo?

Se suele afirmar que con el Mundial se van a tapar estos hechos y, con liviandad, que nosotrxs seremos estúpidos si acudimos a esta fiesta del fútbol.
Una verdad a medias.

Hay que decirlo, esto no es culpa del fútbol ni de los jugadores, sino de los medios de comunicación hegemónicos y los políticos que establecieron pactos con los mismos en una transacción de favores.
Ellos direccionan hacía donde “se informa” o se tapa una realidad.
Es decir, el problema no es el fútbol sino lo que hagan de y con él.

¿Esto puede impulsar a “desear” que Argentina pierda en primera ronda para no tener a Macri festejando en un balcón de la Rosada y no pueda tapar la realidad?

Puede ser.

Aunque también podría interpretarse como un momento y lugar únicos para entonar, y denunciar, con algo más que el hit del verano.
Se verá.