¿QUIÉN MATÓ A MI HERMANO?

¿QUIÉN MATÓ A MI HERMANO? DOCUMENTAL SOBRE EL ASESINATO DE LUCIANO ARRUGA

Por Darío Ferrazzano

El pasado jueves 26 de septiembre se estrenó en cines el documental ¿Quién mató a mi hermano? de Ana Fraile y Lucas Scavino, sobre el caso de Luciano Nahuel Arruga, quién permaneció desaparecido desde enero de 2009 hasta octubre de 2014 cuando la familia logra encontrarlo enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita.

El caso

El asesinato de Luciano Arruga es quizás uno de los casos más emblemáticos de violencia institucional, policial y estatal que han sucedido desde el retorno a la democracia en 1983.  Al igual que como sucedió con Ezequiel Demonty a Luciano le cayó todo el peso de la estigmatización de una policía rancia y corrompida.  Fue el 31 de enero de 2009, durante la gobernación de Daniel Scioli, que a Ezequiel lo desaparecen forzadamente luego de haber sufrido durante muchos meses tormentos y persecuciones por parte de la Policía Bonaerense.  Su negativa a robar para la policía tuvo como consecuencias torturas, persecuciones y amenazas que derivaron en su desaparición y muerte.  A tal punto que meses antes de su desaparición la propia hermana de Luciano, Vanesa, y su madre escucharon los gritos de Luciano mientras le pegaban en la cocina de la departamental de Lomas del Mirador.  Ese día de 2008 Vanesa se acerca hasta la departamental con el fin de llevarse a su hermano que estaba detenido por presuntamente haber robado un celular pero se encuentra con la negativa y evasivas del por entonces policía Julio Diego Torales.  No pasó mucho tiempo más desde aquel día para que a Luciano lo volvieran a intimidar y perseguir.

El 31 de enero de 2009 sale de su casa y no vuelve a aparecer hasta el 17 de octubre de 2014 cuando luego de 5 años de intensa búsqueda por parte de la familia (que contó siempre con el apoyo de Adolfo Pérez Ezquivel y Nora Cortiñas, entre otras), identifican el cuerpo de Luciano que estaba enterrado como NN en el Cementerio de la Chacarita.  Cinco años tuvieron que pasar para que la familia pueda dar con el paradero de Luciano atravesando amenazas, ninguneos y ocultamientos.  Con la identificación del cuerpo lograron saber que a Luciano lo atropellaron en la Av. General Paz la misma noche del 31 de enero en que se lo vio por última vez.  Testigos del accidente dicen que Luciano “cruzó la Avenida corriendo, como escapando de algo o de alguien”.  El conductor del vehículo que lo atropelló apenas si estuvo demorado dos horas y lo dejaron ir porque, según declaró, “al que había atropellado era un NN”.


Entrevista a les Directores Ana Fraile y Lucas Scavino

¿Cómo se acercan a la historia de Luciano y cómo surge la idea el documental?

Ana: Nos acercamos hace unos años, investigando sobre la violencia que ejerce el Estado hacia los jóvenes, sobre todo hacia los jóvenes de barrios humildes.

Lucas: Nos interesaba el punto de cómo la policía cercenaba el espacio público y cómo impedía la circulación de los chicos marginándolos hacia los barrios de la periferia de las ciudades.  No podían entrar, no podían moverse… y si respondían al estereotipo de “pibe con gorrita”: averiguación de antecedentes, preso, golpes, hostigamientos, todo cargado de prejuicios de clase…  Eso nos pareció muy interesante para denunciarlo y mostrarlo.  El caso de Luciano era como un caso faro y nos pareció interesante tratarlo en un largometraje. Contactamos a Vanesa y, finalmente, le propusimos hacer algo: inicialmente era registrar el ingreso al ex destacamento policial de Lomas del Mirador, porque lo expropiaron y se lo estaban dando a los familiares y amigos para hacer un Espacio de la Memoria.

¿Cómo fue meterse más a fondo con el caso y hablar con la familia?

Ana: Fue una construcción de confianza, sobretodo porque Vanesa no nos conocía y nosotros no la conocíamos a ella.  Vanesa, cada vez que habla de Luciano atraviesa mucho dolor, entonces teníamos que escuchar y también transitar lo que nos iban contarnos.  Aprender a la distancia.

Lucas: Por un lado, había que tener una distancia respetuosa y, por otro lado, conocer y construir un vínculo, que es un equilibrio muy difícil de lograr.  Pero no era sólo Vanesa, sino toda la familia y esa confianza tuvo que extenderse más.

Ana: Los momentos en que nos veíamos eran por algo específico y siempre era cargados de tensión extra.

¿Cuando decidieron el documental, ya tenían una finalidad específica o fue surgiendo a medida que lo fueron haciendo?

Lucas: Hay una mezcla de todo, no estamos eligiendo cualquier tema, sino este en particular.  Hay una intención de encontrar una forma de contarlo que sea poderosa, que sea sensible, que tenga ese respeto por la persona que está exponiéndose también.  Todo eso convive inicialmente como la expectativa de aproximación a la historia.  En el trayecto de ir registrando, la forma va apareciendo más clara de a poco.

¿El futuro del documental?

Ana: Tiene un recorrido comercial como las películas que están subsidiadas por el Instituto de Cine, después de eso, esperamos que se extienda a las Salas INCAA, que es como una segunda pasada en todas las ciudades que podamos, hay 50 salsas y nuestra expectativa es llegar a todas, porque hay familiares y víctimas de gatillo fácil y desaparición forzada en casi en todo el país.  Queremos llegar a todos los lugares posibles, porque es un momento de encontrarse y ponerlos en escena.  Hay que ver la película, es importante verla.

Lucas: Hay algo que, en los espectadores de las funciones previas, en los festivales, se repetía como comentario post-función y era justamente eso: Hay que verla.

Antes de la proyección, nos acercamos a Vanesa Orieta, quien nos contaba lo siguiente con respecto al documental:

Vanesa: Esta película llega hace muchos años atrás, es un proyecto que llevaron adelante Ana y Lucas con la colaboración de todo el grupo de familiares y amigos.  La fuimos construyendo entre todxs, para nosotros es un hecho muy importante porque viene a visibilizar, una vez más, la situación de la causa de Luciano, su desaparición forzada, pero como ejemplo de una problemática mucho mayor: la represión estatal que sufren muchos pibes y pibas en los barrios.  También muestra la organización y lucha de familiares y amigos que también es el ejemplo de la organización y lucha de otros familiares en diferentes puntos del país.  Es un proyecto colectivo y que intenta poner la cultura del lado de a quienes siempre nos costó  acceder a ella, del lado de la gente de los barrios, de lado de los pibes y de las pibas.