Las exigencias del FMI
NOTICIAS DE AYER
Por Ignacio Vila – CEPA- Centro de Economía Política Argentina-
En las últimas semanas, nuestro país se ha convertido en un generador permanente de noticias económicas: despidos, cierre de empresas públicas y privadas, devaluación, aumento de tarifas, aumento de beneficios a los sectores de mayores ingresos, modificaciones de impuestos, déficit comercial inédito. Es decir, se trata de una catarata de noticias que tienden al empeoramiento del nivel de vida de los sectores de menores ingresos.
Ante semejante escenario, el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su último informe sobre Argentina publicado el 29 de diciembre de 2017(*), no ha podido más que felicitar al gobierno: “El gobierno de Argentina ha corregido múltiples distorsiones y ha dado pasos importantes para restablecer la integridad y transparencia en las operaciones del sector público. Estas nuevas medidas han afianzado la economía y han corregido muchos de los más apremiantes desequilibrios macroeconómicos”. La realidad es que el déficit fiscal ha aumentado, el déficit comercial es histórico, el consumo no recupera los niveles de 2015 y la inversión tiene niveles más que discretos.
En economía, los impuestos y los subsidios, son herramientas que se utilizan para decidir la distribución del ingreso de un país. Viendo hacia dónde se dirigen los subsidios y quiénes son los mayores aportantes al fisco y el motivo por el cual tributan, se puede conocer si se trata de un país más o menos justo económica y socialmente. Desde la asunción de Macri se ha venido modificado el esquema de subsidios y de impuestos en nuestro país, pero la explicación no se da desde la redistribución de ingresos, sino que se apela al “sinceramiento” de precios y tarifas. Para el liberalismo, los impuestos y los subsidios provocan una distorsión en los precios y esto debe corregirse. Hay que ser claros: esta “corrección” de precios y tarifas casualmente siempre le reduce impuestos a los sectores de mayores rentas y le quita subsidios a los sectores más vulnerables. El nuevo esquema, finalmente, más que corregir transfiere recursos de un sector a otro y redistribuye el ingreso de manera claramente regresiva. En este sentido, el FMI ha sido muy claro en su recomendación al gobierno: “Es esencial reducir el gasto público, sobre todo en los ámbitos en que dicho gasto ha aumentado rápidamente en los últimos años, en particular salarios, pensiones y transferencias sociales”.
Estas semanas hemos tenido ejemplos muy claros acerca de esta cuestión. Por un lado, el aumento de las tarifas del transporte público en CABA y GBA, y el “ahorro” de $100 mil millones de la reforma jubilatoria. Por el otro lado, el incremento del piso del impuesto a los bienes personales, quita de impuestos a los automóviles de alta gama, baja de retenciones a la exportación de soja y derivados y aumentos de beneficios para los que compran productos en los free shops de los aeropuertos y los importadores de artículos de bajos precios, entre otros ejemplos.
El gobierno sabe que para obtener financiamiento es clave tener una excelente relación con el FMI. Es decir, hacer lo que el FMI “sugiere”. Y el FMI buscará, como lo ha hecho históricamente, profundizar la dependencia. Es así que nos recomienda “(…) acelerar la reducción de los aranceles de importación, eliminar la mayoría de los permisos de importación, retirar los obstáculos a la inversión y la entrada de empresas al mercado y adoptar medidas para promover la competencia interna”.
Argentina seguirá generando noticias económicas que, lamentablemente, serán en detrimento de lxs trabajadorxs. El Fondo profundizará su capacidad de influencia ya que nos estamos volviendo más dependientes de la deuda externa para nuestro funcionamiento. Sin FMI no hay crédito y sin crédito, la MacriEconomía se derrumba.
(*) http://www.imf.org/es/News/Articles/2017/12/29/pr17524-imf-executive-board-concludes-2017-article-iv-consultation-with-argentina