“LA POESÍA ES UNA RESPUESTA A LA REALIDAD”

Entrevista a Carlos Kuraiem, poeta, escritor y músico.

“LA POESÍA ES UNA RESPUESTA A LA REALIDAD”

Por Darío Ferrazzano

@dferrazzano

Hay muchas formas de abstraerse de la vorágine diaria, una de ellas es la lectura. La lectura nos lleva a mundos imaginarios que tienen las formas y colores que le da quien oficia de lector/a. Nuestra cabeza comienza a trabajar de otra manera, mucho más placentera y lúdica. Ahora bien, cuando el libro es poesía esa imaginación se multiplica por infinito.
Y si por un día pudiéramos reemplazar esa lectura por un mano a mano con el autor del libro, ¿no sería fabuloso? Hace unos días tuve el placer de estar mano a mano con Carlos Kuraiem: poeta, escritor y músico. Kuraiem es un artista con mucha calle a cuestas e innumerables manifestaciones a favor de los derechos humanos, y no es para menos: En 1977 tocó en un teatro municipal de La Matanza su tema Subieron 24 de marzo de 1976 y eso le valió la convocatoria a un cuartel donde un Mayor del regimiento de Morón le dijo hay gente que le gusta y hay gente a la que no le gusta lo que usted hace, si sigue por este camino vamos a tener que callarlo”.

La charla comienza con un par de preguntas para meternos más en el mundo poético, es así que Carlos Kuraiem dice que la poesía abraza al poema y el poema abraza a la poesía. Y el poeta abraza a los dos”, mientras que agrega que la poesía es renuncia: si vos sos capaz de renunciar a un trabajo o a un amor se le llama pérdida, por eso la poesía es perder porque de esa pérdida o dolor nace la poesía.

¿Cuándo te acercaste a la poesía?

En realidad yo no me acerco a la poesía, la poesía se acerca a mí. La poesía te manda mensajes, en tu infancia, en tu estado puro. La poesía te roza, te va avisando, se aloja en ciertos rincones y vos jugando pasas por esos rincones y la poesía te roza. Sentís un cosquilleo y un temblor pero no sabés qué es, porque en tu furia y tu salvajismo de correr, correr y correr la poesía te dice que ella va a la velocidad de la luz, pero para alcanzarla tenés que ir lento. Entonces, cuando vos te vas enlenteciendo vas encontrando las palabras. Hay que detenerse en las palabras para encontrar la poesía: quien habla rápido va a tropezar. El tema es que cuando ese roce ocurre vos sepas y la recibas, la alojes y desarrolles esa capacidad que tenés.

¿A qué edad te encuentra la poesía?

Me avisó mucho tiempo antes de que me tomara por completo, que fue en 1982, en la Guerra de Malvinas. Escribo unos doce poemas entre el 2, 3 y 4 de abril: Llevo un trabajador en cada bolsillo es el poema principal del libro Presagios de Guerra y es el poeta que sale a pelear en esos versos, no el soldado ni el trabajador: es el poeta. Y hasta que el libro sale editado en 1983, esos poemas se leen en radios, en centros de excombatientes, bibliotecas populares, etc. Pero lo mío fue primero la música, yo empiezo en 1974 a componer canciones: estaba alternado entre agarrar esa guitarra que me habían comprado mis amigos (y salir a cantar en los teatros de acá de Buenos Aires) y momentos en los que había que parar. Yo no puedo ir con la guitarra y el poeta juntos ya que el poeta no comulga con el espectáculo porque se tiene que centrar en la palabra desnuda y despojada.

La canción es la canción y la poesía es para otra gente (cita del libro La Mirada y el Vértigo)
¿Hubo un pasaje entre el músico y el poeta?

Sí, totalmente. Hubo un pasaje y había que tomar una decisión, y cada vez que el músico salía tenía que tomar la decisión de salir como músico, y lo mismo el poeta. El músico tenía que ensayar el instrumento y tenía que tocar y ejecutar esa canción. Y tenía que poner la voz y tener la concentración para hacerlo, entonces implicaba un desgaste emocional muy grande, un despliegue que comulga con ese escenario de iluminarias que al poeta no le hace falta.

Matamos al pájaro, no por su carne, sino para no ver más su vuelo

A la charla se suma Marta Goddio (compiladora de la obra de Carlos Kuraiem), y agrega: Es que Carlos además de ser un músico y un poeta es un activista, y esos versos los lleva a cada marcha y manifestación e interpelan al otro: sin partidismo porque va más allá de las ideologías, y eso es lo que incomoda desde la poesía”

¿La inspiración baja de golpe sin avisar, o necesitas algo que te motive para comenzar a escribir?

No escribo ni canción ni poema si algo no me está provocando. La poesía es una respuesta a la realidad y la realidad me pide esa respuesta; y yo tengo que saber sacarla a esa respuesta y tener la fuerza para sacarla. La construcción de la palabra es muy complicada, uno la busca en los libros, y en los libros podés encontrarla y quedarte con la palabra que te dicen esos libros; pero tu propia palabra no la sacaste todavía. De lo que se trata y lo que dice el poeta (hace miles de años) es yo te doy mi palabra, es la construcción que hice yo con la palabra, es para que vos desarrolles la capacidad de tu propia palabra”.

¿La palabra escrita perdura más?

La palabra escrita es el único futuro, no hay otro futuro. Es decir, la palabra es lo único que te diferencia de todo eso que vemos. Si vos no dejás tu palabra escrita ¿qué dejás? Yo pongo el pasado adelante, porque el pasado es la memoria, si no pongo el pasado adelante no tengo la memoria y no puedo hacer nada y no puedo avanzar.

¿Se dejó de poner el pasado adelante?

La sociedad pone un pasado determinado adelante. Uno cuando habla habla del pasado total, de la historia, de la infancia completa, de no matar al niño dentro de uno y seguir llevándolo. Es la única manera de poder vivir esta realidad que no se detiene, de seres fugaces. Lo único que te afirma es el pasado adelante, y yo le apuesto a eso con mi palabra.

¿Se perdió la costumbre de tomarse el tiempo para leer un libro?

No, se lee muchísimo. No me preguntes qué, pero se lee muchísimo. Se escucha más música que antes también. Se escribe muchísimo, se hace de todo. Y cada uno viste como quiere, cada uno respira como quiere y cada uno pelea desde dónde puede. La pelea se da igual.

¿Tuviste la oportunidad de cruzarte con alguien que recién recibió el llamado de la poesía?

Siempre hay que estar abierto a nuevas sensibilidades, si dejás pasar una nueva sensibilidad es porque algo pasó con vos. Lo primero es saber ver dónde está la poesía en el otro y cuándo la tiene en la mano y vos le decís soltala de una vez, dame esos cuatro versos que tenés ahí. Todos los días me encuentro con jóvenes que escriben, que cantan, que tocan un instrumento y tienen todas las energías y las ganas de transformar esta realidad desde sus lugares. Todos están en movimiento permanente para cambiar SU realidad, y la realidad.

¿Quién fue la primera persona que te dijo dame esos cuatro versos que tenés en la mano?

Fue la vida, porque uno se refleja en eso. A veces tenés eso nada más, tenés sólo tu vida (que no es poco). Después vienen los caminos, los encuentros, los desencuentros, los abrazos, las ruedas de poemas y canciones, vienen un montón de cosas y uno se va a ir acomodando y va a ir atravesando todo eso y hoy lo seguís haciendo. Yo creo en eso.

¿Qué es La Mirada y el Vértigo?

Te podría decir que reúne 40 años de poesía. Abarca poemas del barrio, poemas sobre la Guerra de Malvinas (quizás los únicos que se escribieron en esa época sobre la Guerra), poemas de lo urbano y lo rural (respuesta de la ciudad hacia las provincias), poemas de amor Para leer La Mirada y el Vértigo, que comienza con el poema Olvido, te tenés que olvidar de todo: te tenés que olvidar de todos los símbolos. Si logras hacer eso, lo vas a poder leer como tiene que ser.

La charla lleva a que Carlos me relate con algunos detalles (y citas de poemas) de las distintas secciones que componen al libro, pero este reportero se toma el atrevimiento de reservárselo para sí mismo.

La cuarta edición del libro está pronta a salir. Ya llevan (junto a Marta Goddio) más de 1.500 ejemplares repartidos en mano a jóvenes en las distintas marchas que se fueron dando a lo largo de 2017.

La propuesta está sobre la mesa, solo falta aceptarla y animarse a esa abstracción y olvido para entrar en la poesía y por qué no, encontrarse a uno mismo. ¿Te animás?