FELICES 45 AÑOS DE LUCHA, MADRES DE LA PLAZA
Por Beatriz Chisleanschi
Este 30 de abril estamos de cumpleaños, nuestras Madres de la Plaza cumplen 45 años de marchas, 45 años de lucha.
Son ellas eternas, únicas, jóvenes, siempre jóvenes aunque sus bastones se empecinen en decirnos lo contrario.
Ellas, las que nos «obligan» a seguir de pie aún ante las mayores adversidades porque nos enseñan todos los días a no caer, a seguir avanzando con paso firme, a mantener la alegría aunque la ausencia duela.
Nacieron de la desesperación, buscaban a sus hijxs. De a poco se fueron reconociendo en el grito desgarrado, en la búsqueda en cada comisaría, en la puerta de un juzgado, en la tristeza que todo lo invadía. Y se dieron cuenta que por separado nada podían hacer y, entonces, se organizaron.
La Plaza de Mayo fue su lugar de encuentro, allí tejían y escondían citas, direcciones, mensajes en sus ovillos de lana y cada vez eran más, pero eran una sola. Si llevaban detenida a una, iban todas; si le pedían el documento de identidad a una, automáticamente, entregaban las de todas.
Las llamaban «las locas» y las obligaron a moverse porque el Estado de Sitio establecía que no podían hacer reuniones. Y empezaron a marchar alrededor de la Pirámide de Mayo en dirección contraria a las agujas del reloj. Era el 30 de abril de 1977.
Meses después decidieron participar de una caminata a Luján, había que reconocerse, colocarse un pañal, ese que representaba la vida de sus hijxs (en esas épocas eran de tela) fue la consigna y así nacieron los pañuelos blancos, los mismos que recorrieron el mundo, los mismos que se convirtieron en campo de batalla.
Las reprimieron, las traicionaron, se les infiltraron, las marcaron, las desaparecieron. Pero siguieron y no pararon. No paran.
Ellas. Nuestras. Las Madres emocionan, nos llenan de orgullo, nos cubren de dignidad.
¡Feliz cumpleaños queridas Madres, únicas, eternas!
Y, Madres de la Plaza, sepan que siempre, pero siempre, el pueblo las abraza.