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EL FÚTBOL ARGENTINO EN OFFSIDE

La profesionalización del fútbol femenino

EL FÚTBOL ARGENTINO EN OFFSIDE

Por Daniel Bello

Hace unos días, la futbolista y feminista Macarena Sánchez anunció a través de sus redes que dejaba de ser jugadora del Club Deportivo UAI Urquiza.
Básicamente, el club le informaba -a través del técnico- que tras 7 años en el club por razones futbolísticas no sería tenida en cuenta. Y se lo indicaba en mitad del Torneo de Primera División.

La decisión de Urquiza dejó sin trabajo a Sánchez por al menos 6 meses, momento en que se abre el libro de pases y podrá buscar otro destino. La denuncia también informaba sobre la precarización laboral a la que estaba sometida la jugadora, y que también afecta al resto del resto del plantel, y que, en definitiva, se intuye, alcanza a todo el fútbol femenino en nuestro país.

En consecuencia, la santafesina decidió iniciar una demanda contra el Club Urquiza y la AFA para que definitivamente se reconozca el vínculo que tienen hace mucho: Sánchez es una jugadora profesional, es una mujer trabajadora.

La profesionalización

En Argentina, el fútbol blanqueó la lucha por la profesionalización en 1931.
Mientras el gobierno lo ejercía el golpista Felix Uriburu -que tras el derrocamiento de Hipólito Yrigoyen se declaró «Presidente del Gobierno Provisorio»- se daba la unificación del amateurismo y profesionalismo para lograr que se derogue la “Ley Candado”, la cual prohibía la libertad de contratación.
Tres años más tarde, la Asociación Argentina de Football -que nucleba amateurs y profesionales- (AAFAP) y la Liga Argentina de Football (LAF), se reorganizaron bajo el nombre de Asociación del Football Argentino. En 1946 adoptó el nombre actual de Asociación del Fútbol Argentino (AFA).

La huelga del ’48 fue el corolario de la lucha de los jugadores, no sólo por ser reconocidos como profesionales sino también en sus derechos laborales y la apertura del libro de pases. Ese año, como la AFA en representación de los clubes no daba respuestas satisfactorias a los reclamos de los jugadores, éstos anunciaron que no saldrían a la cancha. En represalia los clubes rescindieron los contratos de los profesionales pensando que así podrían volver al amateurismo.
El entonces presidente de la AFA, Oscar Nicolini, apoyaba la posición de los clubes.
Finalmente, el conflicto derivó en el gran éxodo del ’49, en el cual los jugadores emigraron a Colombia, España, Uruguay y Chile en busca de mejores condiciones de trabajo.
Años más tarde vendrían nuevos conflictos que encerraban el mismo viejo reclamo: los jugadores son trabajadores y tienen derechos.

Fútbol femenino

Hoy, el fútbol femenino parece estar enmarcado en el proceso de 1930, con jugadoras que reclaman derechos laborales y reconocimiento de sus condiciones contractuales. Es decir, hay un atraso de casi 80 años por parte de AFA en reconocer el mismo derecho para hombres y mujeres.
Muchas veces se suele escuchar que el fútbol femenino no es atractivo e incluso se ha llegado a tener que soportar que para que lo sea se debían hacer cosas como las que proponía en declaraciones a un medio suizo el ex presidente de la FIFA, Joseph Blatter, en 2004, cuando afirmó “Que las mujeres jueguen con ropa diferente y más femenina que los hombres; pantalones cortos ajustados por ejemplo”.
Sin embargo, hace menos de una semana, en España, se registró un record de asistencia en un partido de fútbol femenino: 48.121 personas asistieron al partido que disputaron el Athletic Club y el Atlético de Madrid por los cuartos de la Copa de la Reina.

La irrupción de Sánchez con este reclamo, seguramente, marcará un antes y un después en el fútbol.

La jugadora afirmó en una entrevista: «Es muy probable que me traiga consecuencias futbolísticas. Ningún club que ve que quiero ser profesional y hago una demanda porque no me reconocen como tal me va a querer tomar. Es el precio que elijo pagar por lograr algo más por el fútbol femenino, no solo para mí».

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