DEL FEMINISTA MENOS PENSANDO AL DISCURSO MESIÁNICO PATRIARCAL

Abuso de poder, castigo y culpabilización

DEL FEMINISTA MENOS PENSANDO AL DISCURSO MESIÁNICO PATRIARCAL

Por María Quintero

Los resultados en caída libre de la imagen de Mauricio Macri y el Gobierno Nacional obligan a Cambiemos a rearmar y construir su discurso de cara al año electoral y a la profundización de la crisis que se avecina en 2019. Lejos parece quedar el slogan, y ya casi ridículo para los tiempos que corren, de “La Revolución de la Alegría” para ser definitivamente reemplazado por la imposición del sacrificio y sufrimiento de cara a un futuro que debiera llegar en algún momento, pero sin claridad de cuándo, con abundancia y salvación. El Revolucionario ha sido reemplazado sin más por el Mesías salvador.

Y la síntesis troncal de este cambio discursivo radica básicamente en la etimología de estas dos definiciones. El revolucionario representa un cambio respecto al pasado, un hacedor de un cambio social profundo. La palabra revolucionario, en política, está asociada generalmente (salvo algunas excepciones) a cambios positivos que revierten opresiones basadas en conceptos políticos y económicos, Revolución Francesa, Revolución de Mayo, Revolución Cubana, por nombrar algunos ejemplos históricos y empíricos. El Mesías, sin embargo, es un enviado de Dios, asociado a las religiones y a los credos religiosos, un alguien que busca restaurar el reino de Dios, un lugar que los vivos nunca hemos visitado.

Así, el Mesías pide sacrificios para alcanzar el tan mentado paraíso. En nuestro país, los ofrecidos en sacrificio para poder por fin encontrar la luz al final del túnel son cada vez más y más. En Argentina, según el último informe del Observatorio de Deuda Social de la UCA, el 2018 termina con los índices más altos de la última década de pobreza: sumó 13, 6 millones de pobres. La pobreza y la indigencia son altísima en los menores de edad. 51, 7 porciento de los niños hasta 17 años son pobres y el 10, 9 son indigentes.

Por tu culpa, por tu gran culpa

El sociólogo Daniel Rosso afirma que el discurso de Cambiemos se construye en oposición a otro, al que también Cambiemos construye con su discurso como responsable de todo lo malo y de los males, y al que hay estigmatizar, culpabilizar y neutralizar para poder construirse como una (la única) alternativa salvadora, mesiánica.

El Gobierno Nacional, sin dudas, comenzó a ejercer su mandato mediante la culpabilización a ese otro de todos los males que aquejaban al país e incluso de los que lo aquejarían producto de las decisiones políticas y el rumbo tomado por el propio Cambiemos. La década kirchnerista y sus políticas inclusivas – que ellos llaman populismo – fue y sigue siendo el blanco de culpabilización y, por ley transitiva, todo el pueblo argentino es culpable y quien deberá pagar con creces esa culpa. Lo recitó, abiertamente, en su discurso María Eugenia Vidal con su famosa teoría de les hicieron creer que podían tener, expresada en la frase: “Era mentira que podíamos tener prepaga, aire acondicionado o pagar la luz”.

Y es mediante esa culpabilización que el gobierno pudo construir la justificación de la violencia, el aleccionamiento y el abuso de poder. Así comenzó su mandato con la persecución política y con Milagro Sala como la primera presa política, con el silenciamiento a la prensa opositora, los aumentos de tarifas siderales, los despidos masivos y aleccionadores, los gases, las balas de goma, el hambre, la pobreza. Todo por nuestra culpa y por nuestro bien, porque luego llegará ese futuro promisorio y tan ansiado, nos dispara Cambiemos solapadamente en todos sus discursos. Y así, termina su tercer año e ingresa en el último de su mandato – de los que ha sido, sin dudas, un período de retroceso- con la instalación en la esfera pública de la normalización del castigo y el sacrificio, la normalización de la violencia. Un discurso tan simbólica y violentamente misógino y patriarcal que preocupa cada día más, y mucho más aun si miramos el resultado de este mismo discurso normalizador y el efecto producido por el fenómeno Bolsonaro.

Dice Rita Segato en su libro La Guerra contra las Mujeres que “La pedagogía masculina y su mandato se trasforman en pedagogía de la crueldad, funcional a la codicia expropiadora, porque la repetición de la escena violenta produce un efecto de normalización de un pasaje de crueldad y, con esto, promueve en la gente los bajos umbrales de empatía indispensable para la empresa depredadora”.



A esta altura del partido, resulta imposible para quien escribe, y espero también para quien lee, no emparentar al capitalismo y al neoliberalismo con el patriarcado y a la lucha por la soberanía de nuestros cuerpos con la lucha por la soberanía y la emancipación de los pueblos oprimidos.

Las Políticas de la crueldad

Cambiemos ha ido perfeccionando las políticas de la crueldad desde diciembre de 2015 hasta hoy.
El aleccionamiento, el abuso de poder mediante la Justicia y la persecución política a lideres de la oposición ha tenido su efecto normalizador: Milagro Sala presa -aun cuando comienzan a caerse las causas armadas por Morales, como es el caso del último fallo de sentencia absolutoria en la causa conocida como “La Balacera de Azopardo”- mientras para la diputada chaqueña de Cambiemos, Aida Ayala, acusada de corrupción en una causa de lavado de activos, la Cámara Federal ordenó anular la prisión preventiva y hoy goza de total libertad.

El broche de oro de la corporación judicial fue el tan esperado por el oficialismo procesamiento y prisión preventiva de Cristina Fernández de Kirchner en la causa de la fotocopia, que nunca aparecieron, de unos cuadernos que hasta ahora nadie vio. Una operación política que busca parafrasear la estrategia de la derecha en Brasil contra Lula.

Lo que comenzó con el cercenamiento de la LSCA termina con periodistas proscriptos, periodistas populares con causas penales, equipos de medios populares decomisados y el vaciamiento a todo tipo de medio que no sea el corporativo. Lo que comenzó con la persecución y “acusación” de kirchneristas de Vidal a todxs los docentes que reclamaban paritarias nacionales terminó con la justificación del cierre de 30 profesorados de capacitación docente,14 escuelas nocturnas en la Ciudad de Buenos Aires y el proyecto de terminar con las escuelas técnicas en la provincia.
Lo que comenzó con la acusación de ñoquis a los empleadxs públicos terminó con un índice de desempleo a nivel a nivel nacional de más del 10 por ciento.

La lista de ejemplos sobre la normalización a través del discurso de las políticas de la crueldad de Cambiemos es demasiado larga para una sola nota y demasiado dolorosa.

Sin embargo, se puede y se debe:

Repensar herramientas del campo popular y organizar la esperanza

A pesar del gran esfuerzo de Cambiemos y sus pseudo teólogos publicistas del discurso mesiánico patriarcal, hay algo en la construcción discursiva que comienza a quebrarse, o al menos a temblar, frente a las herramientas de la lucha por la igualdad del movimiento de mujeres. Tenemos para 2019, y sin olvidar que mañana es hoy, la responsabilidad histórica de entender que la lucha por la deconstrucción del discurso violentamente patriarcal es, sin dudas, una lucha de todxs y quienes creemos que un país más justo e igualitario es posible. Debemos aprender de las herramientas de lucha de un movimiento que ha levantado la voz a pesar de las condiciones sociales más adversas para nunca más permitir que el capitalismo salvaje, el neoliberalismo, la derecha, las minorías privilegiadas encuentren la hendija en la desigualdad de género para infiltrar sus discursos. Para que nunca más empaticen con el pueblo y justifiquen sus políticas de la crueldad mediante un discurso explícitamente violento con el que se rige el mundo patriarcal.

Argentina ingresa al año 2019 y transitará un año bisagra en el que pondrá en juego, sin lugar a duda, su futuro. El punto en cuestión es si será un futuro de medievo, con más castigo y sufrimiento o será el de un despertar y de acción, de reconstrucción de este país que nos están dejando en ruinas. Nadie está exento de esta elección y en esto sí, todxs somos responsables.

Si te pega, te manipula, te maltrata, no te quiere.