DE DISCORDIAS, FASCISMOS, MENTIRAS Y REBELDÍAS
Por Beatriz Chisleanschi
El fin de semana pasado una nota del centenario diario La Nación causó horror en un importante sector de la población.
Con la firma del periodista Marcelo Gioffré (quien «casualmente» tiene una foto en un almuerzo con Mauricio Macri) la misma se titula “La discordia histórica entre la clase media y la ‘patria choriplanera’”. El impacto lo causó la ilustración: dos figuras humanas de perfil, una blanca y otra negra, ambas separadas por la bandera argentina colocada en forma vertical simulando una grieta y, mientras que sobre la figura blanca se dibuja una pieza de Sushi, sobre la negra, un choripán.
La nota es tan o más terrible aún que la ilustración, pero, como bien sabemos en épocas de predominio visual y de la imagen, lo escrito poco importa. Como ha dicho alguna vez el poeta madrileño ya fallecido Vicente Verdú: “Lo importante han dejado de ser los saberes. El sabor es lo importante”.
El sabor es el efecto inmediato que puede producir una ilustración semejante.
Claramente, al poder mediático, en contubernio con los poderes judicial y económico, no les interesa actuar sobre quienes sienten asco al ver semejante ilustración. El objetivo es otro, es mantener el control del pensamiento de las poblaciones, formar ideología y, fundamentalmente, aumentar el odio hacia todo lo popular y nacional, algo que se repite en todo el mundo, pero que en nuestro país se llama kirchnerismo.
La intención de la nota es poner el acento en lo aspiracional de la clase media, la que, con su propio esfuerzo y capacidad emprendedora logra “comer sushi”, como si esa clase, y la alta, no disfrutasen de un rico choripán y no bailasen cumbia en sus fiestas. Pero, la intención es otra, es aumentar el desprecio por esa mayoría “cabecita negra” que “solo sabe pedir planes y huye del laburo”. La estigmatización, a la que hacía referencia el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, en la entrevista dada a Marcelo Figueras para El Cohete a la luna: “La estigmatización, eso de que el pueblo no quiere trabajar: Denle la caña de pescar, no le den el pescado. Pero tratemos de que no estén en el desierto de Atacama o en el Sahara, porque si ahí me das una caña de pescar y no hay agua, no voy a poder pescar nada.”
Más nada se dice cuando se le otorga un subsidio o dólar especial a lxs sojerxs, por ejemplo, ello no importa. Ayudar a lxs que más tienen es lo correcto, porque se ganaron todo con su esfuerzo personal, en cambio, “Quien fracasa en la sociedad neoliberal del rendimiento se hace a sí mismo responsable y se avergüenza, en lugar de poner en duda a la sociedad o al sistema. En esto consiste la especial inteligencia del régimen neoliberal. (…) En el régimen neoliberal de la autoexplotación uno dirige la agresión hacia sí mismo. Esta autoagresividad no convierte al explotado en revolucionario, sino en depresivo”, señala el filósofo surcoreano Byung-Chul Han.
Mantener el control social y ejercer el dominio de las mayorías no se sustenta sólo, como otrora, en la acumulación de lo material, sino también, en apoderarse de los pensamientos, de la ideología. De allí, que, como sostuvo el líder cubano Fidel Castro en el siglo pasado, la batalla fue y es cultural. El poder busca que seamos esclavos de nuestras ideas, que las reprimamos y que nos miremos en el espejo de la clase explotadora.
Para la derecha, algo huele mal en América Latina y Europa
En su libro Territorios Vigilados. Como opera la red de bases militares norteamericanas en Sudamérica (2012), la periodista Telma Luzzani cuenta que ya en el año 1976 (imborrable año para la memoria de lxs argentinxs) el Comité Especial del gobierno de los Estados Unidos explicaba que el principal objetivo de la CIA era ganar la “batalla por la conquista de las mentes”. Nada nuevo, unos cuantos años antes, en 1950 la cúpula del Consejo Nacional de Seguridad (NSC) tenía un claro objetivo que era “la guerra de propaganda”, “entendiéndola como ´todo esfuerzo o movimiento organizado para distribuir información o una doctrina particular mediante noticias, opiniones o llamamientos pensados para influir en el pensamiento y las acciones de determinados grupos´. Sin escrúpulos dicen que “´la propaganda más afectiva´ es aquella en la que ´el sujeto se mueve en la dirección que uno quiere por razones que piensa son propias´”. Claro, en esas épocas no existían las redes sociales, ni las pos verdades, ni las plus mentiras, ni las noticias falsas, ni las fake news, ni el todo vale.
También por estos días, y no es casual asociarlo con la mencionada nota de La Nación, la figura de Adolf Hitler aparece en diversas reflexiones respecto a los intentos de debilitamiento de las democracias. Hitler, que hizo de la propaganda una forma de dominación, hablaba de la instalación de la mentira y sostenía que las masas populares por la simplicidad de sus mentes son más proclives a caer como víctimas de una gran mentira que de una pequeña, pues la propia población miente en pequeñas cosas, en tanto se avergüenza de las que son demasiado grandes.
La historia de la humanidad es cíclica, somos actores y observadores de políticas recicladas.
Sin embargo, no todo es color de rosas para la nueva, ni la vieja derecha, que, con disfraces, o sin ellos, intentan regresar a los pueblos a regímenes coloniales, con fuertes procesos de dominación y sometidos a ideas fascistas. La verdadera grieta está allí, entre quienes buscan destruir las democracias y quienes apuestan a ella ya que consideran que, aún con sus falacias, es el mejor sistema para vivir en sociedad.
Protestas en Francia
En estos días estamos observando como en distintos países europeos las calles son copadas masivamente por las poblaciones en protesta por medidas antipopulares. En noviembre del 2022 una multitudinaria manifestación se realizó en España a favor de la salud pública; en esta semana Francia vive una ola masiva de protestas contra la reforma previsional promovida por Macrón; en Gran Bretaña los sindicatos planificaron para el mes de febrero una sucesión de huelgas por sector exigiendo aumentos salariales acordes a la inflación. Desde el gobierno de Margaret Tatcher que no se llevaba adelante una medida de fuerza tan masiva y contundente en ese país.
Manifestaciones en Perú
Y en América Latina también las poblaciones gritan con marchas y movilizaciones multitudinarias, aún, enfrentando armas y fuego que quieren vivir en democracia, que pretenden que se respeten a sus representantes elegidos por voto popular; que sus recursos naturales no sean apropiados por Estados Unidos tal como anticipó, sin ningún tipo de escrúpulos, Laura Richardson, jefa del Comando Sur de Estados Unidos; y que el poder judicial ejerza como tal y no como un brazo ejecutor del poder real.
La discordia, por tanto, no es entre la clase media y la “patria choriplanera”, es entre quienes pretenden aplicar políticas inclusivas y quienes, desde la hegemonía del poder pretenden un mundo para unos pocos. De allí, la discordia inventada a favor de sus intereses.