Alocución de Cristina Fernández de Kirchner después de ser condenada.

CRISTINA SE BAJÓ DE LA CANDIDATURA 2023 ¿Y AHORA QUÉ?

Alocución de Cristina Fernández de Kirchner después de ser condenada.

CRISTINA SE BAJÓ DE LA CANDIDATURA 2023 ¿Y AHORA QUÉ?

Por Beatriz Chisleanschi

La frase llegó con la misma contundencia que la expresó: “En 2023 no voy a ser candidata a nada, ya no voy a tener fueros, así que Magnetto, podrá darle orden a sus esbirros de la Corte Suprema para que me metan presa”.

Con más vehemencia que dolor, con la misma firmeza de siempre, Cristina Fernández de Kirchner decidió no entorpecer el proceso electoral de su espacio político al que iban a tildar de llevar en su lista a una persona condenada. Y un vacío caló en los corazones de un pueblo que sólo tiene la esperanza de cambio en esa mujer a la que aman, “porque amor con amor se paga”. Y el amor, como bien sabemos, no se impone, nace desde adentro, desde lo más profundo. El amor nace de los derechos adquiridos durante los 12 años de kirchnerismo en el gobierno; de las políticas inclusivas; de la generación de empleo; de devolver la dignidad que durante años y años les habían robado a los habitantes de nuestro país.

“Pero mascota de usted, Magnetto, nunca”, aseveró casi finalizando su explosiva alocución. Minutos antes ya había señalado, en tanto hacía referencia a que todos los que la acusan, la condenan y actúan en contubernio son hombres a los que les molesta cuando una mujer no actúa como mascota y les advirtió que “mascota de ustedes nunca voy a ser”.

¿Y ahora qué? se preguntan quienes consideran que, los ovarios de esta mujer pueden contra cualquiera de los “huevos” de los hombres. ¿Cómo seguimos? Y la respuesta es imposible en una noche conmovidos por la emoción de Ella, por la conmoción de todxs.

Ya lo venía advirtiendo, iba a ser víctima de un pelotón de fusilamiento, el fallo estaba escrito hace tiempo atrás, claro que ya era demasiado y tuvieron que bajarse de considerarla jefa de una asociación ilícita, “la Jefa de la banda”, como se encargó de difamarla el diario Clarín. Lo saben, aunque la odien, es la Jefa, claro que sí, de la gente común que se levanta a laburar todos los días, que construye la patria desde abajo, que lucha por la defensa de sus derechos y que están convencidas “que no habrá ninguna igual, no habrá ninguna”.

“Esta condena no es por las leyes de la constitución, administrativas o penal, no es lawfare, es una condena de un estado paralelo y mafia judicial” – manifestó cuando habló, minutos después de conocida la condena a 6 años de prisión y proscripción de por vida de ejercer cargos públicos.

Una condena que duele en lo más profundo, allí donde no cabe la razón. Es como cuando se tiene un familiar en agonía, se sabe que va a morir, pero cuando te dicen que murió, te derrumbás.

“La condena no son los 6 años, la condena real es la proscripción” –dijo y ese pueblo que la sigue incondicionalmente no lo acepta y mientras espera que salga del Congreso Nacional canta con convicción y con deseo “Presidenta, Cristina Presidenta”.

En pleno mes mundialista, mientras que algunas selecciones se vuelven a sus países y otras sueñan con la copa, mientras que esperamos que Argentina le gane a Países Bajos el viernes, mientras que se sabía que el partido más importante para la continuidad democrática de nuestro país se jugaba hoy en Comodoro Py, el partido recién empieza.

Será cuestión de reponerse, de barajar, dar de nuevo y organizarse. Mucha organización porque sólo con organización, estrategia y táctica y la pelea en la calle se podrá lograr ganar la copa, nuestra copa de oro: que Cristina decida si quiere o no ser presidenta por su propia voluntad y no por sentir que entorpece, que se siga indignando porque como también dijo “Hay cosas que me siguen indignando, el día que no me indigne más dejaré de hacer política.”; que se desarme esta mafia judicial y que la democracia continúe por los carriles constitucionales.

¿Le va a dar la nafta a la derecha para meterla presa a Cristina y proscribirla? La pelota está echada a rodar.