DESARROLLO NACIONAL:
CON LA ECONOMÍA SOLIDARIA NO ALCANZA, SIN ELLA NO SE PUEDE
Por Ignacio Vila
@NachoAndres84
Durante las últimas semanas, en nuestro país se ha intensificado el debate sobre quiénes deben ser los aliados del gobierno nacional en términos de la oferta de productos y servicios que consumimos las y los argentinos. Frases, notas de opinión y diversas discusiones han hecho de disparadores para poner la temática en el centro de la escena.
¿Son los grandes actores productivos la solución? ¿O son las pymes, las cooperativas y los diferentes actores locales de pequeña y mediana escala? ¿Es Marcelo Mindlin un ejemplo de empresario nacional, como aseguró el Presidente? ¿Son los empresarios del tarifazo ejemplos de empresariado nacional o deben perder las concesiones por incumplimiento de contrato como exigen los intendentes/as del peronismo bonaerense? ¿Es la familia Vicentín acaso una excepción o hay un comportamiento antinacional en una buena parte del granempresariado local? ¿Clarín y Techint deben acceder a los subsidios del Estado Nacional ante la pandemia o los recursos deben ser dirigidos hacia sectores más débiles?
Estas preguntas, que reflejan casos de la actualidad nacional, finalmente esconden una pregunta central: ¿quiénes son los actores que deben encabezar el desarrollo nacional? ¿Cuáles son los sujetos sociales a priorizar desde el Estado para la producción de bienes y servicios? Parafraseando al propio Presidente Alberto Fernández cuando aseguraba que “con Cristina sola no alcanza, sin Cristina no se puede”, podemos asegurar que con las pymes, las cooperativas y la economía popular no alcanza, pero tampoco se puede pensar en un desarrollo nacional sin estos actores como protagonistas.
La actual estructura productiva nacional es fuertemente dependiente de estas empresas locales conducidas desde el exterior. Este grupo empresario se caracteriza por tomar las decisiones económicas más allá de las necesidades de la economía nacional. No se trata de empresas específicamente anti – argentina sino que más bien su presencia en nuestro país es un medio para cumplir con objetivos fijados fronteras afuera. En ocasiones, incluso se trata de empresas que originalmente tuvieron su nacimiento y desarrollo a nivel local y luego se fueron trasnacionalizando.
En “Breve historial del neoliberalismo”, David Harvey relata ejemplos similares en Japón y concluye que “las corporaciones pueden obtener muy buenos resultados aunque sus países de origen se resientan”. Pero a pesar de esto, cumplen un rol esencial en la economía local. Sería imposible reemplazar en el corto plazo la oferta de los productos y servicios que ofrecen este tipo de empresas.
En ese marco, el Presidente está obligado a mantener un diálogo con este sector. Se trata de la consecuencia inevitable de ser, como decía Juan Jose Hernandez Arregui, un país colonial.
Recuperar terreno local
Abandonar este sendero es la obligación de un gobierno popular. Debe hacerse de manera inteligente, a paso firme pero seguro. En términos de táctica, será necesario el buen vínculo con los grandes actores económicos que responden a intereses extranjeros pero, en términos de estrategia, es imprescindible reforzar el rol de actores locales que respondan a intereses de nuestro país: la economía social, popular y solidaria, los sindicatos y las pymes son los actores que deben protagonizar esta etapa y deben ser parte de las mesas de planificación y ejecución de los grandes lineamientos económicos.
Será necesario definir en qué rubros se requiere mayor presencia local y avanzar todo lo posible. Como decía el titular del Instituto para la Producción Popular, Enrique Martínez, años atrás, será clave avanzar en los sectores que producen bienes y servicios socialmente necesarios. La producción de alimentos, la provisión de luz, de gas, de agua potable, la provisión de servicios financieros, la producción de insumos para la construcción son, entre otros, sectores en los cuales el estado deberá intervenir para que vuelvan a estar en nuestras manos.
El gobierno de Alberto Fernández carga con una verdadera pesada herencia, que no nos dejó solamente Mauricio Macri, sino que se viene construyendo de hace muchos años, más allá de los avances conseguidos en los gobiernos de Néstor y Cristina Kicrhner. Deberá tener la astucia suficiente para lograr avances y alternativas productivas con los verdaderos actores nacionales, haciendo equilibrio político con las corporaciones que, como es sabido, harán todo lo posible por que las cosas se conserven tal y como están. Con las PyMEs, las cooperativas, los sindicatos y la economía popular no alcanza, pero tampoco se puede pensar en un desarrollo nacional sin estos actores como protagonistas.