LA INDUSTRIA TEXTIL AL BORDE DEL COLAPSO
Por PPV
“En el primer bimestre, las importaciones de ropa subieron un 135%, alcanzando 30 MILLONES de prendas. Ya se perdieron 10.000 empleos y otros 50.000 están en riesgo. Esto no es apertura: es destrucción del trabajo nacional”, señala el empresario textil Raúl Hutín desde su cuenta de X.
La industria textil y del calzado, según los últimos datos del INDEC, está en apenas un 34 por ciento del uso de la capacidad instalada.
Desplome de la actividad, fuerte caída del poder adquisitivo, reducción de horas extras, achique de la jornada laboral son algunas de las consecuencias por la apertura de importaciones que vive quienes se dedican a la fabricación de ropa y/o calzado.
La Asociación Obrera Textil (AOT) rechazó las medidas anunciadas por el Ministerio de Economía, que impulsan la apertura indiscriminada de importaciones. Para la organización sindical que lidera Hugo Benítez, esta política traerá “graves consecuencias para la industria local en general y, específicamente, para el sector textil”.
El dirigente sindical alertó sobre la difícil situación que atraviesa el sector, marcada por una caída en la producción que ya “provoca una reducción de horas laborales en los diferentes turnos de las empresas”. Asimismo, advirtió que la medida podría desencadenar“más suspensiones de trabajadores, achicamientos y cierres de fábricas”, lo que, a su juicio, incrementaría la pérdida de fuentes de empleo. “El gobierno debe desistir de aplicar estas políticas, que alimentarán la creciente precarización laboral”, afirmó.
Desde la AOT sostienen que “El sostenimiento de un dólar barato y la caída de aranceles para incentivar la llegada de productos extranjeros será una sentencia de muerte para la industria argentina” y que “El rol del Estado es incentivar la producción y el trabajo argentino, apostando a los recursos nacionales genuinos, que garanticen el buen funcionamiento de la economía, evitando el crecimiento del descontento ciudadano, con mayor conflictividad y la amenaza de desestabilización de la paz social”.
Para la Fundación Pro Tejer que lidera Luciano Galfione, “la política macroeconómica del gobierno llevó a una creciente apreciación cambiaria, con devaluaciones mensuales (crawling peg del 2%) por debajo de los niveles de inflación. El valor real del peso ya alcanzó los niveles previos a la devaluación de diciembre de año pasado. Si comparamos el peso con el real brasilero, la situación es peor: nos encontramos en niveles previos a la crisis argentina de 2001 (cuando todavía estábamos en el 1 a 1).
Esta decisión de política cambiaria tiene consecuencias sobre la producción local: crecientes costos en dólares, mayor amenaza de competir frente a productos importados y dificultades crecientes para colocar excedentes de productos en el exterior y abrir nuevos mercados de exportación en un contexto del 50% de capacidad ociosa.»
A la vez que subraya que “no se debe menospreciar el costo para la producción local que tiene sostener una Argentina cara en dólares. Tal como lo hace el mundo, debemos cuidar el trabajo puertas adentro, sobre todo teniendo presente que ya partimos de una delicada situación social con más de la mitad de la población pobre, déficit de empleo de calidad y creciente desempleo. Lograr crecer con un tipo de cambio alineado a la producción es una forma de garantizar que se trate de un proceso sostenido y más inclusivo”.