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UNIDAD DEL CAMPO POPULAR: MODERACIÓN O PUEBLO
Bienvenido el intercambio de ideas y la explicitación de los posicionamientos y matices sobre cómo avanzar en la construcción del programa político, económico, cultural y social latinoamericano.
El debate público es una fortaleza de todo proyecto político nacional y popular.
Nunca es una debilidad.
El concepto de unidad es estratégico y, como tal, está sometido a una serie de tensiones y discusiones.
¿Queremos la unidad? Por supuesto que sí. Unidad como concepto estratégico.
Para que sea posible, es necesario dotarla de sentido; dejar que aparezca lo que ha estado y sigue estando por fuera de ella: las políticas que le dieron origen; la memoria histórica que la habilita. Es necesario polemizar con una operación que despolitiza: aquella que sustituye la discusión de las políticas que estructuraron la unidad por la apelación aislada a la palabra unidad.
tener ni origen ni sujeto. Por un lado, la palabra unidad flota en un vacío autosuficiente, como si no hubiera sido consecuencia de acuerdos entre diversos sectores políticos. Por el otro, el sujeto al que debieran dirigirse las políticas públicas -la base electoral del Frente de Todos- es apenas nombrado en un par de párrafos rápidos. Ni la memoria colectiva, ni el pueblo trabajador, ni la base social del Frente de Todos son protagonistas. Apenas hace alguna referencia lejana a mantener la “unidad para construir la transformación material progresiva sobre la cual se despliegue el día a día de las trabajadoras y los trabajadores y sus familias”.
manera de resolver este problema son infinitamente menores de las diferencias con quienes generaron este problema”.
cómo modificarlas es un mecanismo conservador que inmoviliza. Las políticas públicas rupturistas de un orden injusto e insustentable no son irracionales e infecundas; son las que mejoran la vida de nuestro pueblo, fortalecen la base material de nuestra economía y expanden los grados de libertad de la Patria.
gobiernos nacional-populares que aplicaron medidas que iban en contra de la lógica “moderada”, fueron no sólo los que más cambios positivos lograron, sino los que mayor apoyo popular tuvieron: Néstor y Cristina Kirchner, Hugo Chávez, los dos mandatos de Lula Da Silva, Rafael Correa, los gobiernos de Evo Morales.
cambiario, congelamiento de las retenciones, por ejemplo) y, aún, a políticas imprescindibles –por ejemplo, las políticas de cuidado y vacunación durante la pandemia global – contaron con la oposición brutal y desmedida de las derechas.
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