SOBRE HÉROES BAJOS INQUILINOS EN BERLÍN
Por Agustín Ramos
Lo transportaron. El hastió y el desinterés por tanta tanta fiesta en Los Ángeles lo dejó Low (bajo), en Berlín, Alemania, año 1976 y junto a Iggy, si Iggy Pop, dos amantes de las drogas duras escapándose de estas en Berlín, en ese momento capital de la heroína y de movimientos varios, algo bueno tenía que salir, y a los dos la movida los dejó mejor parados.
Bajo, Héroes, inquilino, o Low, Heroes, Lodger, traducilo al idioma que te plazca, pero un impacto va a tener en tu cuerpo, mente, corazón. En tu tolerancia a la música, por su intolerancia a lo convencional, a lo establecido. A Bowie lo invadieron una cantidad de canciones ya ingresadas a otro podio de su propio cancionero.
David Bowie e Iggy Pop eran asiduos a la sala SO36, doble berlinés del CBGB de Nueva York, con el punk en escena y bandas alemanas dando vueltas como Einstürzende Neubauten, Gudrun Gut y Blixa Bargeld, pero a Bowie le interesaba mucho mas Tangerine Dream, Kraftwerk y Neu!., otra escena, otro movimiento al cual el duque ya pertenecía sin pertenecer, como siempre, y eso lo influenciaba.
La escucha de estos tres discos puede ser en su orden temporal (cronología) o a tema suelto de cada disco, la diferencia se siente, está, los guitarristas no son los mismos, las ideas mutaron, la idea de Low, con sus toques fílmicos se pierden en Heroes y Lodger, pero no la idea de moverse en campos musicales no convencionales. Bowie lo logra nuevamente, no sonar igual a una moda, un estilo. Desde Low, con las guitarras rítmicas, de punteos cortos, de efectos, Carlos Alomar que sabía cómo y dónde estar presente. Los sintetizadores de Bryan Eno escapándose y volviendo, envolviendo, distrayendo. Y David y sus voces bajas, altas, medias, al igual que sus letras desesperantes pidiendo por amor, por calma, por más. Y la instrumentación que ambienta cualquier ambiente, hasta a la muerte, esa que venía esquivando de tanto gaste que tenía el cuerpo por años de sustancia blanca en sus interiores.
Heroes ya comienza con un tema emblema, significativo y profundo. Las guitarras de Robert Fripp en todo el disco, con sus efectos metalizados en muchos pasajes, transforman los temas. Desde beauty and the beast al ritmo de pianos y baterías saltantes, su my-my en la voz, deja un disco con Bryan Eno también interviniendo con colchones de sintetizadores durante toda la obra. El disco dejó el hit “Héroes” para siempre, ironizando al heroísmo, inmortalizándose… otra vez Bowie, inmortal.
El artista sigue a su artista, no se puede desprender de su búsqueda. Su recuperación física y mental queda plasmada en alguna de sus obras, y Lodger logra mostrar a Bowie en una cúspide vocal y creativa única. Algunos discos son hasta desconocidos por sus fans, o poco valorizados y Lodger lo fue.
Las expresiones vocales de Ziggy no tienen precedentes, no hay, no existe anteriormente cantante de rock que deje su voz tan desnuda. En Fantastic Voyage se eleva, en move on deja unas guitarras sueltas, los flangers hacen lo que deben hacer, volar y su voz baja y gruesa expresa lo que siente.
Interpretar a David Bowie conduce a la no interpretación, al desgaste por querer comprender lo que no se puede comprender. Sus canciones en esta trilogía muestran lo camaleónico de su ser, el espacio que le dio a la música en su vida, toda su vida a la música. O tal vez se interpretó él mismo como un bajo héroe inquilino en este mundo que va a necesitar de otro Bowie si no queremos seguir con las mismas modas, mismas tendencias y deambulando en lo establecido sin riesgo en la búsqueda de la innovación.