Un recorrido por la música cubana:
REVOLUTION SON – Parte 1
Por Javier Tucci
A grandes rasgos, lo que verán en esta nota que se encuentra dividida en dos partes, será, en primera instancia: un acercamiento a la música y el contexto pre revolución cubana, en lo que respecta a su matriz afrodescendiente y criolla; el estallido revolucionario y las músicas a favor y en contra y experiencias de nuevos géneros y formatos con la mirada dentro y fuera de la isla. En tanto, en la segunda parte: se analizará cómo el Período especial abrió un nuevo panorama donde depositar las nuevas necesidades, sobre todo la de los más jóvenes, identificados en su gran mayoría por el Hip Hop contrarrevolucionario. Y, al mismo tiempo, la necesidad del gobierno revolucionario de dar cierta apertura cultural, para atraer el turismo y rediseñar las estrategias de la revolución en el siglo XXI.
Cuba: liberación y resistencia a puro fúsil y cultura
Para la mayoría de las personas que residen a lo largo y ancho del planeta, el primero de enero es día de celebración del año nuevo… pero en Cuba la cosa va más allá. En la isla se celebra la vida de un ciclo revolucionario que comenzó el 1 de enero de 1959 con el objetivo de edificar junto al pueblo los derechos que la historia les había prohibido, ya sea por la dominación española, la dictadura de Batista o el mismísimo intervencionismo imperial de los Estados Unidos.
El 1° de enero de 1959, las fuerzas del Ejército Rebelde encabezadas por Fidel Castro Ruz ingresaron victoriosas en Santiago de Cuba, cuna del son y de la trova tradicional. Mientras tanto, Fulgencio Batista huía del país, luego de haber liderado una dictadura por siete años. Una semana después- el 8 de enero- Fidel y el ejército entraron en La Habana consolidando así la victoria sobre la dictadura, lo que posibilitó la construcción de un proceso revolucionario que llega hasta nuestros días.
La revolución librada por aquellos pelilargos barbudos – que parecían rockstars ya antes de que el rock naciera – recién bajados de la Sierra Maestra, se dio a partir de ejes filosóficos direccionados únicamente al pueblo trabajador, entre ellos la justicia social y el factor humano- soberano. Este manifiesto quedó reflejado en un discurso pronunciado por Fidel, en el que decía que “la revolución socialista y democrática es de los humildes, con los humildes y para los humildes”.
¿Pero qué matriz musical encontramos en Cuba y de qué sirve contextualizarlo? Como en cualquier lugarcito de nuestra extensa América, esta isla situada a 90 millas de la potencia número uno mundial, está atravesada por una raíz colonizadora hispánica y otra afrodescendiente que proviene de la privación de libertad que sufrieron los esclavos traídos desde el continente africano por los colonizadores. De esa fusión surgieron los sones, boleros, Punto cubano o punto guajiro, la contradanza, guarachas, el cha cha chá, mambos, rumbas, salsa, Guagancó, Conga, Habanera, Changüí, Danzón, Jazz latino, Salsa, Timba y la Nueva Trova Cubana, entre otros géneros.
Durante medio siglo, o más, Cuba y Estados Unidos mantuvieron un continuo traer y llevar cultural -por su proximidad territorial-, siendo el jazz, el son, la guaracha, el mambo y la rumba, el repertorio elegido por las orquestas. Asimismo, hay que resaltar que luego de la intervención estadounidense hacia finales del siglo XIX, luego de la fallida revolución de José Martí y la voladura del Acorazado Maine (uno de los tantos montajes que el imperio diseñó para entrar victorioso a un país, y en este caso la Cuba que se encontraba en manos de España), durante los años ’30, ’40 y ’50, La Habana fue una de las ciudades con mayor glamour del mundo, donde se procreaban figuras que nacían al calor del ritmo y el sabor, pero que nada tenía que ver con el pueblo trabajador y el campesinado, con la cultura popular.
De aquel clima se desprende- y se comprende- que los postulados más importantes de la revolución se pensaran lejos de esa burbuja pomposa, capitalista. Fue así que la nación se reconstruyó lejos de los valores capitalistas que habían envuelto a la isla con lo que dejaba cierta “cultura” del ocio, con sus casinos y burdeles, destinada a marinos y personalidades que llegaban a puerto.
A poco tiempo de desatada la incipiente revolución, e inspirado en reformas culturales orientadas al pueblo, Fidel lanzó un mensaje dirigido a aquellxs artistas que abandonaban la isla: “¿Qué decir de los que han renunciado a ella [la Revolución], y qué pensar de ellos, sino con pena, que abandonan este país en plena efervescencia revolucionaria para ir a sumergirse en las entrañas del monstruo imperialista, donde no puede tener vida ninguna expresión del espíritu? Y han abandonado la Revolución para ir allá. Han preferido ser prófugos y desertores de su patria a ser aunque sea espectadores. Y ustedes tienen la oportunidad de ser más que espectadores: de ser actores de esta Revolución, de escribir sobre ella, de expresarse sobre ella”.
En tanto, con el triunfo de la revolución, Carlos Puebla se transformó en el cantor popular encargado de difundir cada logro revolucionario y lo hizo a través de canciones como “Y en eso llegó Fidel”, “La reforma agraria”, “Duro con él”, “Ya ganamos la pelea”, “Son de la alfabetización”, que funcionaron como crónicas de lo que la Cuba revolucionaria quería mostrarle al mundo.
Carlos Puebla:
A su vez, “Joseíto» Fernández Díaz, quien compuso en 1928 la joya musical de Guajira Guantanamera, inspirada sobre los versos originales de José Martí, fue un ferviente defensor de la revolución. En 1963, el cantante de folk estadounidense Pete Seeger interpretó dicha canción dándola a conocer al mundo.
Pero no todos los músicos comulgaron con la revolución, muchos cruzaron el charco hacia la Florida, como Bebo Valdés, Celia Cruz, Olga Guillot, Rolando Laserie, Ernesto Lecuona, Paquito D’Rivera, Arturo Sandoval y Willy Chirino. Otros tantos se quedaron, algunos apoyando la nueva etapa cultural, como Celina & Reutilio (http://bit.ly/2E4X5iz http://bit.ly/2E4hTdM), Omara Portuondo y César Portillo de la Luz, entre otros.
Asimismo, hubo músicos que se mantuvieron en una posición “cuasi neutral”, como lo hicieran Compay Segundo o Ibrahim Ferrer, quienes habían brillado en bares y cabarets de la década del ’50. Con la revolución, los bares nocturnos comenzaron a cerrar y con ellos los músicos se quedaron sin trabajo. También es verdad que la Revolución abrió canales y medios donde grabar y prestarle su música al pueblo, pero no todos se prendieron a esa idea y optaron por volver a otros oficios como lo hiciera Compay Segundo, quien retornó a su viejo trabajo de tabaquero. Ya volveremos sobre Compay e Ibrahim, pero pasemos a lo que sigue cronológicamente en el calendario.
Mozambique y Pilón, Nueva Trova, Los Van Van e Irakere
Para entender cómo se dio la construcción de la música en la Cuba Revolucionaria a partir del bloqueo aplicado por los Estados Unidos en 1962, compartimos este pasaje que aparece en el portal Aseré de Barcelona http://bit.ly/2rh6th0: “En este contexto de aislamiento y falta de medios por el bloqueo condujo a los músicos a la experimentación. Los dos géneros que sobresalieron fueron el Mozambique creado por Pedro Izquierdo, conocido artísticamente como ´Pello el Afrokán’, y el Pilón creado por Enrique Bonne y Pascasio ‘Pacho” Alonso’. Estos dos ritmos que tienen poco o nada que ver ni con el son ni la rumba se transformaron en los ritmos de moda de la nueva Cuba revolucionaria. El mozambique y el pilón, por supuesto, no sobrevivieron al terremoto musical que significó Juan Formell y su changüí-shake -luego songo- en el año 68 en la reaparición de La Revé. Y, evidentemente, el aislamiento de Cuba con respecto al resto del mundo occidental implicó que ni el mozambique ni el pilón tuvieran casi ningún éxito fuera de Cuba, excepto por algunos países del “bloque comunista”.
Mozambique: http://bit.ly/2EgU3ee
Pilón: http://bit.ly/2EIOxyL
Hacia finales de los años sesenta y principios de los setenta, surgieron figuras como Pablo Milanés, Silvio Rodríguez, Teresita Fernández, Vicente Feliú, Pedro Luis Ferrer, Amaury Pérez Vidal y Lázaro García, entre otrxs, quienes formaron lo que se conoce como el Movimiento de la Nueva Trova. Dicho movimiento combinó la música popular tradicional con la teoría marxista. Asimismo, estuvo fuertemente relacionada con el movimiento de la Nueva canción latinoamericana, especialmente con la Nueva Canción chilena y argentina. Algunxs de sus miembros fueron también influenciados por el Rock y el Pop, saliéndose de lo que Raúl Castro llamó en 1972 “ElDiversionismo Ideológico”, en referencia a las influencias externas del imperio. Y he aquí la contradicción para cualquiera que no habite la isla, o no esté atravesado por la Revolución directamente. ¿Qué mal podía hacerte escuchar a The Beatles o Frank Sinatra? ¡Un rotundo NADA, verdad! Quizá para aquella persona que no nació en Cuba, ni se educó desde el relato familiar de cómo era la Cuba antes de la Revolución y lo que les brindó la misma, puede perfectamente llenarse de bronca y pecar de reaccionario contra aquellos postulados que surgen de un proceso que fue y es atacado por todos lados, económica y hasta culturalmente.
Con aciertos y desaciertos, la Cuba revolucionaria instó al pueblo a construir lo propio y, entre tantas canciones, una que explica el pensamiento socialista y revolucionario es “La belleza”, del poeta español Luís Eduardo Aute http://bit.ly/2DZIJjd.
Otro ejemplo de revolución en Cuba es la orquesta Van Van (http://spoti.fi/2E3kAZ8), que surgió en 1969 -en el contexto de la zafra de los 10 millones, por eso lo de Van Van, relacionado al pesaje récord del azúcar- mezclando el son con raíces afrocubanas. A lo largo de casi cinco décadas, la banda liderada por Juan Formell ha fusionado el son con el pop, el rock y hasta se ha animado a utilizar sintetizadores. Los Van Van se convirtieron en los pioneros de un estilo que se dio a conocer como Songo, luego de la experimentación que comenzó a delinear Juan Formell en su orquesta anterior La Revé.
En el año 2000, luego de obtener el premio Grammy, en la categoría salsa, con su disco Llegó Van Van / Van Van is here, Formell dijo: “Es un triunfo de la música popular bailable que se hace después del triunfo revolucionario”.
Irakere: revolucionarios del jazz latino con la mirada afuera de la isla
En 1967, gran año para la música mundial, sobre todo para el rock, nacía esta banda inspirada en las raíces afrocubanas, comandada por Chucho Valdés, hijo del también músico cubano Bebo Valdés. La historia cuenta que recién en el año 1973, la formación, que en lengua yoruba significa “vegetación”, comienza a tomar forma de la mano del trompetista Arturo Sandoval y el saxofonista Paquito D’Rivera, con quienes Valdés asumió el desafío de fusionar la música popular cubana y la tradicional, sea el son, la conga y el danzón con el jazz-sobre todo el bop de Thelonious Monk – y la música clásica, el rock y el funk. Los Irakere iban de lo afrocubano a lo más erudito del clásico o lo sinfónico, todo juntito en una pieza.
En 1978 se presentaron en el Carnegie Hall durante el Newport Jazz Festival de Estados Unidos, lo que les permitió ser la primera orquesta cubana en hacerse de un Grammy al año siguiente. En lo que respecta a ideales, Chucho Valdés, quien vive actualmente en la Habana, siempre estuvo del lado procubano de la vida, no así su padre Bebo, con quien estuvieron distanciados por cuestiones políticas. Si bien Irakere nunca se manifestó en contra de la revolución, dos de sus integrantes Paquito D’Rivera y Arturo Sandoval eligieron emigrar a los Estados Unidos, donde actualmente residen y llevan adelante su carrera.
Escuchar Irakere http://bit.ly/1NvDWFQ
1979: Acercamiento musical en la era Carter
Atrás había quedado Bahía de Cochinos y la crisis de los misiles y todavía faltaban dos años para que en Estados Unidos asumiera el poder Ronald Reagan, ese patético actor que llegó a la presidencia en la última fase de la Guerra Fría. Pero, en 1979 gobernaba Jimmy Carter, quien comenzó a acercarse a Fidel Castro en un intento de establecer una normalización de las relaciones diplomáticas y el levantamiento del embargo. Fue en ese contexto, aunque desde el hermetismo cultural-institucional, que se dio el Festival Havana Jam 1979, organizado entre el 2 y el 4 de marzo en el Teatro Karl Marx de la ciudad de La Habana, del que participaron músicos estadounidenses y cubanos. Entre los representantes estadounidenses se encontraban Weather Report, CBS Jazz All-Stars, Trio of Doom, Fania All-Stars, Stephen Stills, Billy Swan, Bonnie Bramlett, Mike Finnigan, Kris Kristofferson, Rita Coolidge y Billy Joel. Mientras que la lista de músicos cubanos estaba conformada por Irakere, Pacho Alonso, Zaida Arrate, Elena Burke, Orquesta de Santiago de Cuba, Conjunto Yaguarimú, Frank Emilio, Juan Pablo Torres, Los Papines, Tata Güines, Conjunto de percusión cubana, Sara González, Pablo Milanés, Manguaré y la Orquesta Aragón. Entre los que asistieron aquella noche se encontraba el Presidente y comandante en Jefe de las fuerzas revolucionarias, Fidel Castro Ruz.
De aquel registro se editaron dos álbumes y el cineasta cubano Ernesto Juan Castellanos produjo el documental Havana Jam ’79 (2009). Las autoridades culturales cubanas denominaron aquel encuentro como Música Cuba-USA, mientras que los norteamericanos le pusieron el nombre de Havana Jam, que es el que ha prevalecido.
¿Qué pasó después? Continuá en Revolution Song – Parte 2 …