Sentencia ESMA

MEMORIA, VERDAD Y JUSTICIA

Por Flavia Brozzi*

El miércoles 29 de noviembre, después de cinco años y un día de juicio, se conoció la sentencia a los genocidas de la ESMA, el Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio más emblemático de la dictadura cívico-militar-eclesiástica. Por este lugar pasaron más de 5000 compañerxs detenidos-desaparecidos.

El juicio más grande de la historia, 54 imputados juzgados por 789 compañerxs. Por las sala de audiencias pasaron más de 800 testigos a lo largo de estos cinco años; 800 historias que pusieron el cuerpo para narrar el horror, el espanto, pero también la solidaridad, el compromiso y la lucha por justicia, que ya lleva más de 40 años.

Veintinueve genocidas condenados a prisión perpetua, diecinueve  a penas de entre 8 y 25 años y seis absueltos por los delitos de Lesa humanidad cometidos en la ESMA. Por primera vez, un tribunal condenó a pilotos de los «vuelos de la muerte». Por primera vez en la historia de estos juicios, logró demostrarse la fase final del plan de exterminio, que era la eliminación física de lxs compañerxs, el asesinato realizado, en este caso, en aviones, arrojándolos vivos al mar o al río.

Lograr la realización de este juicio, que hasta hace no mucho tiempo parecía imposible, llegar a este momento, que resulta fruto de la lucha de muchísimas personas, organizaciones y organismos de derechos humanos, es un hecho trascendente. Y además de configurar un acto concreto de justicia, tiene un valor simbólico extremadamente importante para nuestro país, para la sociedad y principalmente para las víctimas.

Muchas son las cosas a destacar y celebrar en estos años desde la recuperación de la democracia en nuestro país. Una de ellas es el proceso de Memoria, Verdad y Justicia que comenzó en el año 2003 con la anulación de las leyes de impunidad, y que es único en nuestro continente y en el mundo; lamentablemente no lograron realizarlo muchos países de nuestra américa latina, que tuvieron, incluso, dictaduras más largas en el tiempo.


También resulta destacable y único, la reivindicación de la militancia política de nuestros 30.000 compañeros detenidos-desaparecidos. Esta circunstancia se dio a partir del año 2003, puesto que en los primeros años de democracia, en plena vigencia de la Teoría de los Dos Demonios, esta militancia se escondía por temor a ser nuevamente perseguidos.

Sin resignarnos a las absoluciones, ni a las penas insuficientes de algunos de los genocidas, si tenemos la obligación militante de celebrar este acto concreto de justicia. Y llegar a esta sentencia, fue producto de la lucha organizada y colectiva de nuestro pueblo. Pero sobre todo, estos juicios son posibles, gracias a la perseverancia, tozudez y compromiso de los sobrevivientes de los campos de exterminio que, una y otra vez, ponen el cuerpo, la memoria y las palabras en cada testimonio.

* Abogada querellante en causas de lesa humanidad, integrante del Equipo Jurídico KAOS