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MAÑANA ES HOY

MAÑANA ES HOY

Por María Quintero

Un día después de las legislativas, queda mucho por rumiar y analizar sobre el resultado de la Provincia de Buenos de Aires en particular y sobre los resultados a lo largo y ancho del país en general.
Sin embargo, algunas cosas que ya se vislumbraban en la PASO terminan de salir a la luz. Cambiemos se consolida como una fuerza nacional, se asume como tal y lo deja claro en la representación que hizo el día de ayer sobre quiénes los apoyaron en los distintos puntos del país reemplazando la palabra voluntarios por militantes.
Sin embargo, Unidad Ciudadana y aliados ha ganado en 7 provincias y en la mayoría de aquellas que no ganó se ha consolidado como la primera oposición. En Buenos Aires, lista que encabezaba Cristina Fernandez de Kirchner, dejó muy atrás al tercero, Sergio Massa, con más del 25% de diferencia, y creció casi 3 puntos respecto al resultado de las Paso, siendo la única fuerza opositora en sumar votos desde agosto a octubre. Sin embargo, esto no alcanzó y perdió con Cambiemos por casi 6 puntos.


Un párrafo aparte es para la Izquierda quien ha hecho la mejor elección de su historia y logró meter dos legisladores por la Ciudad de Buenos Aires, Myriam Bregman y Gabriel Solano, y dos diputados nacionales por la Provincia, Nicolás del Caño, y Romina del Plá. Además le ganó al Partido Justicialista que lideraba Randazzo.

A primera vista, la mayor desazón es que se perdió frente a un gobierno de ajuste, de políticas represivas, de endeudamiento del país, de presos políticos. En un contexto de profunda tristeza por el caso Santiago Maldonado, desaparecido y luego encontrado sin vida tras una brutal represión de gendarmería.
Se perdió frente a un gobierno de actores que han sabido conquistar a su público en su doble papel Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Angustia pensar que no ingresó Taiana y sí Gladys Gonzales, un intento de clon de Vidal con la que aplican la misma fórmula de coaching que les sigue dando resultados.


Ahora, también es verdad que no es un dato menor que el 60% del electorado le haya dicho que No al modelo del país. Y en ese punto la desazón debiera empezar a transformarse en lo único que el Campo Nacional y Popular sabe hacer tras la derrota: Organizarse, unirse y comenzar a pensar estrategias a futuro. Estrategias que estén puestas primero en aquello de lo que tanto se habla pero poco se practica: Sin el kirchnerismo no se puede pero con el kirchnerismo solo no alcanza.
Es imperioso comprender que las políticas que llevará adelante el gobierno no harán distinción entre el kirchnerismo duro, peronistas de pura cepa e izquierda impoluta. Las políticas económicas y represivas -que se necesitan para aplicar las económicas- no pedirán ficha de afiliación cuando avancen. Es primordial esa comprensión histórica -primero entre las dirigencias- para poder pedirle a nuestro pueblo que nos acompañe cuando esas políticas avancen. Armarse en un gran “Frente antifascista” debiera empezar a ser una prioridad para los tiempos que corren.
Para eso hay que comprender que, por un lado, hay algo en la idea de Futuro, más allá de la forma de entelequia en la que lo plantea Cambiemos, que es bien recibida por un gran porcentaje de nuestra ciudadanía. Y, tal vez, encontremos allí la clave para poder pensar que tal vez algunas estructuras son tan viejas que es imposible aunque queramos pensarlas para adelante. Y que requieren de nuestro mayor esfuerzo de resignificación.
Por otro lado, romper con personalización de la política como pide Cristina desesperadamente y aceptar que es tiempo de construcciones colectivas pero no solo entre la militancia organizada sino el vecinx a vecinx, sigue siendo un desafío.


Es claro que no ya no sirven las verdades absolutas. No es cierto que el 42,18% que reafirmo a Macri en Buenos Aires o el 50, 9 % que lo hizo con Carrió en CABA, por nombrar algunos ejemplos, es mala gente. Tampoco es cierto que la mayoría de la sociedad quiere ajuste, represión y endeudamiento, el gobierno nacional sacó el 40, 7 % a nivel nacional, casi un 60% le dijo que no.
Con estas dos premisas hay que relaborar y resurgir como solo el pueblo argentino sabe hacerlo. «Aquí no se termina nada, aquí empieza todo», dijo Cristina anoche al reconocer la derrota.

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