LA VIGENCIA DE SUS IDEAS

A cien años del nacimiento de Paulo Freire

LA VIGENCIA DE SUS IDEAS

Por Beatriz Chisleanschi

Ayer, 19 de septiembre, se cumplieron 100 años del nacimiento del pedagogo brasileño Paulo Freire, el que revolucionó con sus ideas y propuestas la educación tradicional y la pedagogía en general a fines de los años 60 y la convulsionada década de los ’70.

Teólogo de la liberación, gran humanista, maestro de maestrxs supo entender como ninguno que es imposible escindir a la educación de la política porque la educación es en sí misma construcción de poder y capacidad de transformación. 

En sus primeros libros Pedagogía del Oprimido (1968) y La educación como práctica de la libertad (1969) planteaba que, lejos de una educación que se adapte a los períodos  de transición de la sociedad, se necesitaba construir un modelo rupturista, una educación colectiva y con la mirada puesta en el otrx.

Pedagogía del Oprimido invitó a pensar una educación totalmente diferente, encarnada esencialmente en ese sujeto vulnerable, sufriente y sometido por el dominio del opresor. Allí planteó la diferencia entre la que llamó educación bancaria -donde la centralidad estaba puesta en el contenido y lxs docentes, como modo de sostener el status quo social y colaborar en la instalación de un pensamiento dominante- de su contracara, la pedagogía liberadora, crítica y, esencialmente transformadora. “(…) los llamados marginados, que no son otros sino los oprimidos, jamás estuvieron `fuera de´. Siempre estuvie­ron `dentro de´. Dentro de la estructura que los transforma en «seres para otro». Su solución, pues, no está en el hecho de «in­tegrarse», de «incorporarse» a esta estructura que los oprime, sino transformarla para que puedan convertirse en `seres pa­ra sí´.” –escribe en el capítulo 2.

En tanto, la educación liberadora pone su mirada en el sujeto colectivo, en el estudiante real y no el ideal de la formación docente “(…) La razón de ser de la educación liberadora radica en su impulso inicial conciliador. La educación debe comenzar con la superación de la contradicción educador-educando. Debe fundarse en la conciliación de sus polos de tal manera que ambos se hagan, simultáneamente, educador y educando.

Reflexión y acción, teoría y práctica y un juego dialéctico permanente entre ambos aspectos donde lo dialógico cumple un rol central.

En La educación como práctica de la libertad (1969) interpelaba desde la primera frase: “La educación de las masas es el problema fundamental de los países en desarrollo, una educación que, liberada de todos los rasgos alienantes, constituya una fuerza posibilitadora del cambio y sea impulso de libertad. Sólo en la educación puede nacer la verdadera sociedad humana y ningún hombre vive al margen de ella. Por consiguiente, la opción se da entre una educación para la domesticación alienada y una educación para la libertad. Educación para el hombre-objeto o educación para el hombre-sujeto.”

A esta obra le siguieron otras en las que ahonda en la importancia de desarrollar un proyecto político-pedagógico que esté al nivel de los sueños, de la comprensión de la realidad y en la acción y lucha de las clases sociales. Un proyecto que construya la esperanza.

Sus ideas recorrieron Latinoamérica y llegaron a Europa logrando trascender el mundo educativo. Las mismas calaron hondo en los movimientos políticos que aspiraban a cambiar la sociedad con ideas inspiradas en modelos socialistas.

Hoy, en un mundo tan convulsionado, donde las derechas más radicales, disfrazadas de nuevas, pretenden gobernarlo, el pensamiento de Freire recobra la vigencia que nunca perdió.

En el  libro Por una pedagogía de la pregunta (1985) en la que Paulo Freire establece un diálogo con el profesor chileno Antonio Faundez, plantea varios puntos interesantes que nos invitan a pensar la realidad. De esta manera se pregunta “¿qué es preguntar?, sino vivir la pregunta, vivir la indagación, vivir la curiosidad…” Los pueblos que no se preguntan y a quienes no se les habilita la pregunta están destinados a la opresión.

Entonces, ¿Por qué nos sorprende que en zonas de alta vulnerabilidad económica y social se vote a un representante de la neoderecha y no a una propuesta popular?

Tal vez el error sea considerar que si son clase baja deben votar a espacios populares. Si  el sistema coopta ideología y forma pensamiento, no es de extrañar que quienes también son vulnerables en términos educativos y formación de conciencia, voten a su enterrador. Es la demostración cabal del triunfo del pensamiento dominante.

“Si no intentamos una comprensión crítica de lo diferente corremos el riesgo, en la necesaria comparación que hacemos entre las expresiones culturales (…) de aplicar juicios de valor rígidos y siempre negativos a la cultura que nos es extraña.” – reflexiona Freire y si bien se refiere a la situación de quien vive en el exilio, es aplicable a las diferencias de clase que también son culturales.

Para construir pueblos emancipados, liberados de la opresión, pueblos que puedan pensar, desarrollar conciencia con capacidad transformadora y sociedades equitativas, solidarias e inclusivas hay que repensar el poder y la lucha por alcanzarlo.

“(…) la gran lección de la vida radica en que es una corriente de rupturas: una ruptura necesita ser destruida para ser superada a su vez por otra. Pienso que las grandes y las pequeñas rupturas son nuestras verdaderas maestras a lo largo de la vida: nos enseñan a respetar, a ser diferentes y, sobre todo, a ser modestos y humildes.” -expresa Paulo Freire en su conversación con Faundez.

Leer a Freire siempre es una invitación a recrear el pensamiento y más aún en tiempos de cambios de paradigmas.  Como señaló el sociólogo y pedagogo, Luis Rigal en la charla “100 voces por Freire” organizada por Otras Voces en Educación “La Pedagogía del Oprimido no es para ser repetida sino para ser superada”.

En períodos de crisis político-partidarias, de derechas subidas al triunfo electoral, de necesidades no satisfechas necesitamos volver a Freire una y otra vez, aun para superarlo.