LA MALDICIÓN DE VILLA CRESPO
Por Susana Martins
La primera palabra que surge en los testimonios es caos. El viernes 1 de noviembre, finalmente, inauguró el Mega Estadio Arena Buenos Aires en pleno corazón de Villa Crespo y la vida en el barrio dejó de ser lo que era para siempre.
Una mole de cemento con capacidad para 16.000 personas (2 Luna Park completos) que prevé más de 100 shows y recitales anuales (a razón de 4 por semana) se emplaza sobre la calle Humboldt entre Padilla y Camargo, a escasos metros de la cancha de Atlanta.
Hace un año y medio, cuando fueron informados de la situación, un grupo de vecinos comenzó a organizarse y a advertir sobre los posibles inconvenientes que una obra de esa envergadura podría traer al barrio. Se quedaron cortos.
El viernes colapsó, literalmente, el tránsito del cruce de la Av. Juan B Justo con la Av. Corrientes. Decenas de autos prácticamente detenidos por los cortes de las calles Hudson, Darwin, Camargo, Padilla y Murillo desde las 18 hs.
Colectivos que debieron ser desviados y complicaron aún más las cosas, vehículos en contramano para acceder a estacionamientos no habilitados, vendedores ambulantes con merchandising en las esquinas, cientos de personas circulando por un barrio que, hasta el día anterior, había sido una zona de casas bajas y andar tranquilo.
Las irregularidades se amontonan: habilitación sin resolver la cuestión del estacionamiento, vecinos que denuncian que los graves y las vibraciones se sienten en sus domicilios, propiedades devaluadas y comerciantes exasperados ante la prohibición de vender bebidas alcohólicas desde las 4 de la tarde, mientras los bares se hacen la América.
Un poco de historia…
La cesión de las tierras que el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires le hizo al club Atlanta preveía la construcción de un predio destinado a eventos deportivos. De allí que los vecinos esperaban que se tratara de un miniestadio techado para torneos y actividades del club que, de vez en cuando, incorporara recitales.
Pero después de que la primera empresa que lo concesionó quebrara y tuviera que abandonar la obra en el año 2013 (con derrumbe incluido), la Comisión Directiva de Atlanta accedió a la construcción del mega estadio a cambio de fondos para sostener las instalaciones, las actividades y por qué no los sueldos de los jugadores que recientemente ascendieron a Primera B.
Mientras tanto, el Gobierno de Rodríguez Larreta cerró un acuerdo de exención impositiva que los libera de pagar el impuesto inmobiliario y el ABL por 40 años (!!)
En el medio, los habitantes de la zona. Y sus hijos, sus rutinas y su identidad barrial aplastada por la mole que sólo responde a la ganancia y al capital.
Los expertos denominan “gentrificación” al proceso por el cual se desaloja a los sectores pobres de áreas de interés, por su localización, valor del suelo, y también la revalorización de la zona en función de los intereses del capital inmobiliario. Como afirma el arquitecto Silvio Schachter: “En general, quienes producen esos cambios no lo asumen como tal, no hablan de gentrificación, porque eso significaría asumir la expulsión de los pobres. Y se habla de ‘renovación urbana’, de ‘puesta en valor’, de ‘jerarquización’ y reciclaje de edificios históricos”.
Cualquier similitud con el discurso de los funcionarios “modernos” no es mera coincidencia.
Eufemismos para describir el avance de la lógica del capital global por sobre la vida real de los ciudadanos y los procesos de identidad que cada uno construye con su entorno.
Neoliberalismo en estado puro en la ciudad que parece no poder exorcizar la maldición amarilla.