LA COMUNA RED COOPERATIVA
LANZA SU PRIMERA PRODUCCIÓN DISCOGRÁFICA
Por Javier Tucci
Será el próximo 16 de septiembre en Mala Vida Club (México 311 San Telmo), bajo el título “Canciones que pasaron de Moda” Vol. 1 de Martín Silva y Los Artefactos de Ahora. Antes del estreno hablaron con PPV.
Desde 2008 este colectivo de artistas forma un laboratorio de producción para realizar sus obras con el mayor nivel posible, a partir de la fuerza de trabajo conjunto y el intercambio. PPV mantuvo una charla con Martín Silva, cantante, guitarrero y musicoterapeuta oriundo de Avellaneda, en un bar del barrio porteño de Boedo.
El reloj del celular marcaba las 19:30hs. de un viernes que pedía pista para bajar, luego de una semana súper ajetreada. El punto de encuentro acordado con Martín para chamuyar un rato sobre Los Artefactos de Ahora y la presentación de su disco había sido la histórica esquina de Homero Manzi, ubicada en San Juan y Boedo. Pero, al vernos, inmediatamente entendimos que no daba para sólo un café y decidimos trasladar el bagayo unas cuadras más adentro hasta el tradicional bar Margot, con una birra artesanal le dimos comienzo a una charla distendida con guiños generacionales.
Como PPV también es un colectivo de comunicación, la primera pregunta obligada es sobre lo colectivo y lo comunicacional: ¿Cómo es esa conjunción entre Los artefactos de Ahora, La Comuna Red Cooperativa y Red Pac? ¿Qué rol juega la comunicación y el arte como herramientas para la transformación en épocas de Macri?
En principio hay una cuestión de impulso, de necesidad de salir a batallar y, dentro de eso, un proceso que viene desde hace varias temporadas insistiendo con hacer música para todo el mundo. Pero lo que nos unió fue la musicoterapia – todos los artefactos somos musicoterapeutas- y una visión del rock fusionado con el teatro, influenciado por nuestro bajista Flecha Roca, quien viene de una banda emblemática de mitad de los ’90 como los Dados Vuelta. Se dio una síntesis intergeneracional impresionante e intuitiva. La banda se completa con Juan Contreras en batería y coros; Laura Cóndor en teclado y coros; Gustavo Fernández en guitarra y coros; Ale Molina en percusión y José M. Ríos, quien fue y es quien produce toda esta historieta.
Como te decía antes, la musicoterapia fue la que unió y, de alguna manera, me hizo borrar toda cuestión estética de la música. Al hacer ese ejercicio me liberé para poder gozar e interpretar cualquier cosa, y hasta nos permitió matar a nuestros ídolos (risas). Y eso lo empecé a sentir en una banda que se llamó Masivos, donde nos animábamos a mezclar heavy con punk y cumbia, porque nos abrimos a una criolla y a un acordeón para tocar un folk o rock bien latino, nunca encasillándonos en ninguna cuestión genérica, de nicho.
Otro grande de toda esta experiencia vivencial y que también tocó en Masivos es el amigo chileno Ema González, tremendo músico con quien fuimos craneando allá por el 2010, en una casona vieja de Barracas, los primeros gérmenes de lo que sería después la Cooperativa La comuna, una movida que se da entre lo audiovisual, la poesía, lo teatral y lo que es la gestión cultural y comunicacional. Justamente en el último tiempo se dio una articulación con Nadia Medina, quien viene del palo de la literatura y la gestión cultural, con quien analizamos más de cerca la finalidad de todo esto, que es transitar por un camino donde podamos producir y vivir de esto, que tan feliz nos hace, y que es tejer redes artísticas, a las que obviamente llegamos transitando desde diferentes experiencias.
¿Y cómo es el proceso para sacar hoy un disco desde una red artística-comunicacional? ¿Existe algún apoyo desde la órbita estatal como lo hacía el (AFSCA) para la ley de la música y su respectivo órgano el INAMU, al que se destinaba un 2% para su financiamiento, o el gobierno nacional hizo desaparecer todo aquello?
El disco que presentamos próximamente el 16 de septiembre -día en que se conmemora un nuevo aniversario de la noche de los lápices-, se construyó en cinco años, un proceso en el que aprendimos muchísimo el uno del otro sobre cómo activar desde la autogestión, porque nadie te va a venir a reglar nada. Y desde lo organizativo, justamente con lo que es la Unión de Músicos de Avellaneda (UMA), terminamos de acceder a cierta información que antes no teníamos incorporada y que hacen a los costos, fabricación, registro y difusión del trabajo que tanto tiempo te llevó producir, ideas maravillosas y democráticas que debemos seguir produciendo. Porque es verdad que durante mucho tiempo nos vimos impedidos de hacerlo por estar atados a medios corporativos, y ahí también entran las grandes discográficas. Recordemos que en la historia musical argentina sólo hubo pequeños ejemplos aislados de organización independiente como Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, antes el grupo MIA de la familia Vitale y después – ya entrada la crisis de 2001- la UMI, que fue un ensayo de lo terminaría siendo el terreno hacia la Ley de La Música y su órgano de difusión el Instituto Nacional de la Música. Estos son espacios que te dan el impulso de significar tu laburo y ponerlo en el marco que corresponde.
¿Quiénes son Los Artefactos de Ahora? ¿Cómo es el ahora? ¿Cómo es “Canciones que pasaron de Moda” Vol. 1?
Puede tener múltiples interpretaciones, pero “Ahora” estamos intentando trabajar con lo que producimos durante todo este tiempo, en esta metrópoli donde nos damos codazos para tocar o pensando cuánto tenemos que poner para tocar. La clave “Ahora” debería ser descentralizar y para eso debemos interpretar y cranear lo que hace a la organización autogestiva pero, ante todo, no estar solos, sino fuiste. Y la idea principal es tomar esto como un proyecto de verdad, para ir avanzando con nuestras producciones y para eso nos formamos, porque tomamos esto como un modo de vivir, en colectivo, aspirar siempre al laburo horizontal.
El disco se inició primero, porque me asumí como hacedor de canciones para el futuro inmediato. Al principio empecé laburándolo en la compu, con maquetas de más de 30 canciones. Y, en paralelo a eso, me adentré a recorrer bares guitarreros, con gente de la poesía y el ambiente literario. Yo ya había realizado música ambulante, o sea tocar en bondis, trenes, subtes, o dónde sea, en épocas complejas (2000-2001). Y todo ese recorrido, sumado a las intervenciones con cada uno de aquellos con los que iba conociendo, me llevó a comprarme una loopera y empecé a loopear (samplers sincronizados, música electrónica), lo que terminó siendo un esquemita de laburo muy digno, a lo que yo llamo show de bolsillo. Y eso me liberó muchísimo para saber distinguir un laburo genuino de aquello que me permitía tocar, pasar la gorra y comerme un sánguche, más allá que uno labure también de otra cosa.
Lo principal es cómo se desentrama el disco y eso tiene ver con un caminito de aprendizajes, como haber maqueteado, luego definir las canciones, haber conocido a Ríos, el productor de “Canciones que pasaron de Moda” Vol. 1, justo cuando se estaba armando el estudio en La Estación de los Deseos que es un espacio cultural que surgió en 2001, situado en Donato Álvarez y Bacacay a orillas del Ferrocarril en Caballito. Una historia interesantísima que me lleva a las asambleas populares de aquellos años y que hoy se ha transformado en una incubadora de arte muy fuerte donde dialogan la danza, la canción, la acrobacia, escenografía, percusión y un montón de talleres. Y los artefactos venimos a funcionar como una especie de conejillos de indias en el estudio que se montó con tanto esfuerzo por todos los que formamos parte de esa movida…
¿Cómo ves ese caminito desde la casita musical de Avellaneda, pasando a la casona de Barracas y la Estación de los sueños, con un Cromañón tan cerca en lo histórico que determinó varias reglas a la hora de mostrar lo que uno hace como artista?
Ante todo hay que decir que si no nos organizamos, si no militamos el arte, los artistas vamos a tener que seguir pagando para expresarnos y es ahí donde debemos estar pensando alternativas, tomar la calle nuevamente como en los ’90 o principios de los 2000, aprovechar que tenemos sonido y grupo electrógeno…AUTOGESTIÓN Hay que fomentar lugares, crearlos, tomarlos.
¿Y cómo llevamos a la práctica esto que decís en un proceso tan complejo para la cultura como el que estamos atravesando desde el 10 de diciembre último?
Debemos ser un factor de resistencia, de conciencia, no nos queda otra que agruparnos y salir a producir cultura contra la incultura…esto se trata de tejer y entretejer. Además de la cuestión militante de lo que hacemos, es importante aclarar que no estamos aparateados, y eso es brillante, nos nace laburar codo a codo, en cooperativa.
Y en ese devenir cooperativo del que hablás, ¿dónde metemos a la Comuna, cuando nace dicho proyecto?
Alrededor del 2010, cuando muchos vimos que podíamos encarar algo sólido en lo que respecta a un colectivo artístico con la música, el teatro, lo audiovisual, etc. en nuestra casona de Barracas. Y vimos que se iban sumando cada vez más al proyecto y empezamos a avanzar con la organización de eventos, cortometrajes, video clips, y hasta nos generamos las condiciones de producción de la prensa y difusión, todo muy a pulmón, y es por eso que decimos que somos un laboratorio integral. No salimos a contratar a un prensero, no sólo por una cuestión presupuestaria, sino porque creemos todavía en el hágalo usted mismo, es gestión, es laburo, son horas y horas…esto significa abrir caminos para transformar.
Es por eso que debemos formarnos en diferentes áreas, en lo administrativo, en lo comunicacional, una retroalimentación desde lo colectivo para nuestro arte. La cooperativa se la debemos a Néstor y a Cristina y, de alguna manera, también a una movida de Brasil que nos enseñó a laburar en RED, que son los Fora do Eixo (en castellano “Fuera de Eje”), que pregonan una organización horizontal por toda Latinoamérica y te llevan a entender que un festival autogestionado tiene más fuerza que uno corporativo. Ése laburo lo empezaron a hacer durante la presencia de Gilberto Gil como ministro de Cultura en la presidencia de Lula. Hasta asistimos a un Congreso inter-redes en Porto Alegre, a través del circuito cultural del Cono Sur donde participan distintos colectivos de Latinoamérica con el objetivo de intercambiar experiencias para nutrirnos entre todos y todas. Hasta el año pasado, este tipo de encuentros se podía realizar cada seis meses; ahora, teniendo en cuenta que el continente está siendo asediado otra vez por la derecha, olvidate que puedan volver a concretarse. Porque no sólo ya no existen los fondos que bajaba el Estado, sino que ya no existen las condiciones económicas básicas en ninguno de nuestros países.
Volviendo al amparo del Estado, en aquel 2010 -antes de que se nos fuera Néstor- nos acercamos al Ministerio de Desarrollo Social, a través del Programa “Manos a la obra”, y fue ese Estado quien supo decodificar nuestra necesidad como artistas y armamos esta cooperativa de laburo, algo sublime. Inclusive aprendimos un montón con el laburo que estaban llevando adelante la cooperativa Arte Trans.
¿Qué va a pasar con estas redes que se tejieron desde políticas públicas impulsadas desde el Estado?
Vamos a seguir resistiendo. Hay pibes y pibas que generacionalmente no pasaron lo que sí nosotros a su edad-17-20 años-, por ese estado de dormidera que fue el menemato. Asimismo nosotros tampoco somos muy concientes de la oportunidad histórica que tuvimos como artistas durante los últimos 12 años, porque no hay que olvidarse que las generaciones que nos precedieron se comieron el ’55, el ’66, el ’76 con proscripciones, persecuciones y desapariciones, hechos que como generación pensábamos que estaban totalmente superadas… y de repente nace un Estado autoritario como el que tenemos ahora, un proceso en el que nuevamente gobiernan las empresas. No nos olvidemos que nosotros en los ’90 abrazamos lo que la juventud inglesa en los ’70, identificados con el punk…el “No Futuro”. Y, sin embargo, había gente como Cristina o el mismo Néstor Kirchner que se mantuvieron con una coherencia increíble, que habían empezado a militar en los ’70 y que insistieron hasta que llegaron al poder y aprovecharon esa oportunidad que la historia les dio y nos dio. Va a ser muy difícil volver a tener el contexto que toda América Latina vivió durante estos años, pero no es imposible, eso va a depender de nosotros como cultura, de lo que aprendimos, y el arte es una gran herramienta para continuar abriendo cabezas, concientizar es la cuestión.
Nos quedan las canciones, la cultura, el aporte genuino, lo no tamizado o maquillado, el poder encontrar errores en nosotros para seguir construyendo.
¿Planes?
Estamos en tratativas para rodar por la provincia, (Azul, Olavarría, etc.) y, en lo inmediato, por el sur y oeste del conurbano en lugares dinámicos, donde se genera un ida y vuelta absoluto, no en esos en los que tocás, te pagan y te vas. Después tengo la iniciativa de volver a tocar en clubes para resignificarlos como lugares de encuentro en el barrio, en un momento en el que por culpa del tarifazo empleado por este gobierno, muchos ya están cerrando por no poder pagar las tarifas de luz y gas.
¿Es una utopía pensar que un lugar por fuera de las corporaciones puede llegar al súmmum que es desarrollarse como artista o como escenarios alternativos?
Es una utopía que me permite hacer lo que hago, el trabajar por ese objetivo todos los días, tratando de estar lo más organizados posible y articulando con la mayor cantidad posible de espacios culturales, estudiando, investigando cuestiones como derechos de autor, y si hubo una herramienta que nos sirvió muchísimo fue y es el Instituto Nacional de la Música.
¿Con qué se van a encontrar aquellos que se acerquen el próximo 16 de septiembre en Mala Vida?
Ante todo con un concierto dinámico; pensamos mucho en el otro y constantemente estamos laburando para ofrecerle un universo sonoro en el que se sientan a gusto.
+ INFO:
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