FUE LESBICIDIO
Por PPV
Ph Marita Costa
Los restos de Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Pamela Cobbas, las tres mujeres asesinadas en mayo -en un hotel familiar de Barracas- solo por ser lesbianas, fueron velados y luego trasladados hasta el cementerio de Chacarita.
«Fue lesbicidio» fue la consigna contundente que persistió a lo largo de la jornada y a un hoy lo hace.
Que Justo Barrientos haya preparado y arrojado una molotov dentro de la habitación en la que se encontraban las víctimas con el fin de terminar con la vida de las cuatro para la justicia no fue grave, para esta injusticia diaria que nos rige sólo se trató de un “homicidio doblemente agravado por alevosía y peligro común”.
Esta justicia patriarcal no aplicó el agravante que figura en el inciso 4 del artículo 80 del Código Penal, el cual sostiene que el “crimen de odio” y tampoco se consideró violencia de género.
En consecuencia, Barrientos sólo está procesado y con prisión preventiva por homicidio y lesiones graves por las marcas indelebles de odio que dejó para siempre en Sofía Cortés Riglos.
Gabriela Conder, querellante de la causa, señaló: «Hubo una clara intención de querer matar a las cuatro. No son lesiones nada más».
El miércoles, familiares, amigues y un gran colectivo de lesbianas -que vienen acompañando a la sobreviviente y denunciado el hecho- se hicieron presente en Chacarita para dar el último adiós a Roxana Figueroa, Andrea Amarante y Pamela Cobbas.
Con carteles que alzaban la voz en el silencio reinante indicando que se trató de un triple lesbicidio, y que “Esto no es libertad, es odio”, les presentes trataron de cerrar esa dolorosa herida con el amor como solo este colectivo sabe hacer y viene construyendo desde hace años.
El estado que debería estar presente también, no sólo acompañando a Sofía -que es una víctima de los discursos de odio que pasan a diario de lo digital a lo físico- sino también con la promoción y ejercicio de políticas tendientes a terminar con los actos y discursos de odio. Pero ello no ocurre.
El actual gobierno de crueles, y sus aliados porteños, han decidido que el estado esté ausente de todo.
La tarde del miércoles avanzó y según algunas crónicas, al final de un padrenuestro que pronunció el cura, se gritaron los nombres de las víctimas.
Por cada una de ellas se gritó fuerte y claro: “¡Presente!”.
Por Andrea Amarante, Pamela Cobbas y Roxana Figueroa se gritó «¡Presentes! ¡Ahora y siempre!”
Se sabe, fue lesbicidio.