Entrevista Juan Modarelli:
“EL MODELO DE GOBIERNO DEL MACRISMO EN LA CIUDAD TIENE UNA LÓGICA DE EXTRACTIVISMO URBANO”
Por María Quintero
Ph Cecilia Markic
Juan Modarelli es militante político, profesor en historia, director General de Prestaciones de ANSES y actual precandidato a legislador porteño por el Frente de Todos.
Nos acercamos hasta su oficina en la Ciudad de Buenos Aires y hablamos sobre su historia en la militancia política, la realidad de la Ciudad de Buenos Aires, la pospandemia y las propuestas del Frente de Todos.
¿Cómo empieza tu historia como militante político?
Comencé a militar a principios de 2000, después de la crisis de 2001, empezamos a militar con varios compañeros y compañeras que nos conocíamos del barrio, yo soy murguero. Mi militancia venía más por ahí, desordenada, no orgánica. En 2006 con varios de estos compañeros que habían comenzado a militar en Facultad de Sociales decidimos empezar a armar un laburo territorial en Lugano, nuestro barrio. Empezamos en Lugano 1 y 2, y fuimos descubriendo un poco de esto de apostar a una militancia orgánica que era algo que no conocíamos, algo que también se estaba empezando a dar más en términos más generales.
Comenzamos a militar en el Club Jóvenes Deportistas con un espacio cultural que armamos ahí y luego abrimos la básica en Zelarrayán y Murgiondo y a partir de ahí fue una sucesión de militancia de todos los días.
¿Cómo repercuten en tu vida los gobiernos de Néstor y Cristina?
El gobierno de Néstor fue el que me reconcilió con la política. Estudiaba historia, siempre muy interesado y muy enojado sobre todo con el sistema político, pensá que en 2001 tenía 17 años, entonces, en mi vida, el 2001 fue la consecuencia de los ’90.
Empecé a ver en Néstor a un Presidente que hacía lo que yo le reclamaba al poder político o lo que, de alguna manera, pensaba que podía ser el poder político. Y, sobre todo, empecé a ver en Néstor Kirchner a un presidente que reivindicaba el peronismo.
El peronismo lo había entendido a partir de mi estudio, pero no lo podía ver materializado en ningún lado porque la experiencia reciente del peronismo era muy trágica para la sociedad argentina. Entonces, empecé a ver en Néstor al que le devolvió el sentido al peronismo.
Recuerdo patente cuando fue el conflicto con Shell, creo en 2004, que Néstor como Presidente dice: “Bueno, no vayan a Shell”, e invita de alguna manera a la sociedad a organizarse y rebelarse con lo que era una injusticia.
Y, después, obviamente, cuando pide perdón en nombre del Estado, en la Ex Esma, se me cayeron todos los papeles. A partir de ahí comenzó a acelerarse todo este proceso de decir “che tenemos que hacer algo porque hay un gobierno que nos permite hacerlo”. Con Cristina se termina de materializar, ya militando orgánicamente y sobre todo a partir del lock out patronal de 2008, del conflicto con las patronales agrarias. Así que esos gobiernos me cambiaron la vida.
En el cierre de campaña, Santoro hablaba de un gran frente y convocaba al radicalismo, al peronismo, a la izquierda, ¿qué crees que implica la construcción de este gran frente?
Creo que una deuda muy fuerte de quienes nos reivindicamos militantes populares es volver a construir la lógica de un movimiento nacional.
Ayer, Leandro decía el Yrigoyenismo, el Alfonsinismo, y hacía un recorrido en el que podías ver las distintas expresiones. Creo que tenemos que recuperar ese sentido de gran movimiento nacional, vincularnos con la historia, porque esto no empieza ni con Yrigoyen ni con Perón, sino que tiene una historia y muchas veces esa historia se fue borrando para tratar de mostrar que en Argentina no hay una memoria histórica o una disputa histórica entre dos sentidos o dos modelos de país. Y esa disputa se dio desde 1806, desde las invasiones inglesas para acá.
Me parece que el mejor regalo que podemos hacerle a nuestra Patria es que todo los que pensamos que se puede gobernar con la soberanía política, con la independencia económica, con una democracia con sentido social e inclusiva, estemos juntos. Me parece que es por ahí.
Hoy estás en la gestión del ANSES, ¿cómo encontraron ANSES cuando asumieron?
Fue muy duro. En mi caso, en particular, había estado entre 2011 y 2015, en otra responsabilidad que era la regional de Capital, pero había visto el crecimiento del organismo que terminó siendo, de algina manera, el ministerio de la Seguridad Social. Un organismo por donde no solo transcurría la historia previsional, sino que empezaba a transcurrir el acompañamiento directo del Estado en todas las instancias de nuestra vida.
Cuando llegamos, la única buena noticia fue ver que había leyes estructurales que no las habían podido sacar, pero que hicieron todo lo posible para obstaculizarlas, desde cortar el pago de la asignación a las madres que no presentaban la libreta, hasta modificar el sistema de liquidación de jubilaciones y hacerlo más restrictivo.
Modificaron los regímenes jubilatorios que generalmente son los que acompañan a las personas de menores ingresos, a los sectores más vulnerados, y que eran el régimen de empleada de casas particulares, el monotributo social, agrario, y siempre partiendo desde la lógica de “usted es culpable o demuéstreme lo contrario#, fueron llenando de obstáculos.
Pero nosotros recuperamos el sentido inclusivo del organismo, fue muy difícil de administrar en pandemia, muy complejo pensar en reconstruir la ANSES y que esta administración vuelva a ser la puerta de entrada para muchos argentinos y argentinas, en su relación con el Estado. Pero creo que en parte eso lo logramos, y pudimos empezar a planificar la pospandemia.
La puesta en marcha de la jubilación con reconocimiento por tareas de cuidado, para nosotros fue la primera política en donde estamos pensando en la pospandemia.
Y no sólo con una prestación, que te permite, o les permite a las madres argentinas jubilarse, sino con una prestación que tiene una perspectiva que recoge muchísimo de toda la pelea que fue dando el feminismo en estos últimos años. Reconocer las tareas de cuidado como un trabajo es algo que el Estado tenía que asumir.
Entonces hoy el balance es más que positivo porque estamos pensando en el Anses que se viene. Pero fue muy difícil poder reestructurar, sobre todo con la gravedad de la pandemia, a pesar de que en marzo estábamos pensando cómo pagar el IFE o cómo resolver el ATP.
Y en el medio teníamos que desarmar toda una trama, el Anses estaba pensado claramente para que vuelva a ser un organismo residual. Si ellos volvían a gobernar, a partir del 2019, la idea era proponerle a la sociedad argentina nuevamente un sistema privado de jubilaciones y pensiones. Por suerte no pasó y no sólo avanzamos con una nueva fórmula de movilidad, sino que recuperamos el sentido del fondo de garantías, robustecimos el sistema previsional y, sobre todo, a partir de una decisión del Presidente se volvió a financiar el sistema previsional.
Yendo al marco de la campaña, hay una cantidad de palabras que se utilizan, se utilizan y se utilizan y se terminan vaciando de contenido. Me gustaría que reflexionáramos sobre algunas. Si te parece bien comencemos por la primera que es la palabra ‘militancia’. Pongo esta palabra en el marco del caso Vidal, quien, hasta antes de la campaña, hablaba de sus militantes como voluntarios y, sin embargo, hoy los asume y los nombra como militantes.
Yo creo que la oposición, cuando logró construir una mayoría en el 2015 que les permitió ser gobierno, por la vía democrática, lo hicieron apalancándose en generar demonios.
Para nosotros la palabra militante es la mayor reivindicación. Porque es una persona que decide organizarse en función de defender un proyecto. Y la militancia, y el militar ese proyecto, es la defensa y la forma como uno entiende la vida y cómo se aboca hacia eso. Creo que gran parte de la degeneración que tuvo el término tuvo que ver con generar un demonio, con ponernos en un lugar de fanáticos, de gente irracional, de personas irracionales, cuando en definitiva lo que nunca quisieron discutir es cuál era su militancia.
Cristina lo dijo muy claramente hace poco: “Nosotrxs podemos explicar de dónde venimos y toda la historia de nuestro movimiento. Que expliquen de dónde vienen ellos”.
Y quizá en esa explicación que de ellos te encontrás con una historia que es un poco apática. Generalmente, el liberalismo, el neoliberalismo o la derecha no seducen en cuanto a lo que proponen. Son pragmáticos, tienen objetivos que generalmente terminan excluyendo a las grandes mayorías, entonces nadie compraría un modelo económico, social o cultural que te diga “mirá, a vos te vamos a dejar sin laburo, te vamos a sacar afuera y vamos gobernar en función de algunos intereses”.
Entonces tenían que generar el demonio y me parece que el demonio que buscaron fue el gran emergente del kirchnerismo que fue la militancia.
Para mí la palabra militancia es una de las cosas más hermosas que puede haber, desde cualquier espacio político. Que a la política la hagan y la defiendan los militantes, sean del peronismo, de la izquierda, de la derecha creo que es lo que vuelve a llenar de contenido esto.
La segunda palabra es la Libertad…
Yo creo que cuando hablamos de libertad hablamos de poder vivir en un mundo donde no es solamente que me dejen hacer lo que yo quiero, sino que yo tenga la oportunidad de hacerlo. Porque si no los condicionantes a la libertad vienen por otro lado. Es muy fácil decir “que nadie me diga cómo tengo que actuar, que nadie me imponga una lógica o un régimen de convivencia o que nadie me imponga los límites de vivir en una sociedad”. Eso me parece que ni siquiera es una postura libertaria. Si hoy resucitara algún libertario del siglo XX se tiraría a un pozo.
Porque acá lo que están planteando no es la libertad en términos de la posibilidad de realizarte. Acá lo que están planteando es “déjame hacer a mí”, que generalmente son quienes tienen los recursos, “lo que yo quiera hacer de mi vida”. Y eso no es la libertad, eso es el individualismo. Que es lo que defiende Milei.
Milei no es un libertario, es un neoliberal, un liberal de escuela, que lo que quiere es la supervivencia del más apto. No está planteando el trabajador o a la trabajadora se va a poder realizar en una comunidad en función de que el Estado deje de oprimirlo, lo que está planteando es “cortemos todas las barreras, cortemos todos los sistemas que igualan oportunidades y déjenme correr a mí que tengo mayores recursos”. Ese es el sentido de la libertad para él.
Y la libertad no es eso. La libertad tiene que ver con, en una sociedad que se organiza, poner al ser humano en el centro, desde una perspectiva humanista, que te permita realizarte, que te permita acceder a determinada forma de vida. Poder ser libre en ese mundo, pero siempre sabiendo que partimos de una comunidad.
Porque, aparte, es muy difícil saber que uno se va a poder realizar si la carrera es tan despareja como lo fue históricamente. Entonces, cuando hablamos de libertad me quedo más con La Renga hablando de libertad que con Milei hablando de libertad.
La tercera palabra es la Igualdad…
Es otra de las discusiones que hay que recuperar. El Estado es un gran generador de igualdades, pero no en los términos que plantea el liberalismo, es decir, “me sacan a mí lo que le dan a otro”, o “no le des la caña, enseñale a pescar”. El Estado tiene que ser un gran generador de oportunidades, porque las igualdades quieren decir el sentido pleno de la categoría de ciudadano. “Yo soy igual ante la Ley, soy igual ante los poderes. Soy igual incluso ante el mercado.
Y lo único que puede generar un contrapeso a las desigualdades son la organización, la comunidad y también tiene que ser el Estado.
La igualdad de oportunidades es como ese viejo dicho de Jauretche “empardemos y largamos”. Bueno, esa es la garantía que tiene que dar el Estado, para respetar la vida, los deseos y las expectativas de quienes vivimos en sociedad. De esa manera, se empieza a hablar de igualdad, sino se acrecientan las desigualdades.
En CABA vivimos en una ciudad muy desigual. Yo hace 38 años que vivo en un barrio que históricamente fue desigual al resto de los barrios. No me considero menos que el que vive en el centro o en el norte de la Ciudad, pero hubo políticas que nos llevaron a pensar que éramos menos, a pensar que no teníamos los mismos derechos.
Esa situación termina operando sobre el desánimo y sobre la frustración. Y cuando gana la frustración, ganan los malos.
¿Cuáles son las problemáticas más graves que tiene la Ciudad de Buenos Aires?
La primera es que gobierna hace mucho tiempo un espacio político que no tiene que ver con la gente que vive en la Ciudad, sino que piensa a la Ciudad como un lugar donde se pueden desarrollar los negocios que a ellos les conviene. El desequilibrio que hay entre el norte y el sur, el macrismo lo acrecienta y hace uso de la Ciudad como si fuera una propiedad privada de quien gobierna.
Es un modelo que se agotó, después de 14 años, porque planteó una lógica de extractivismo urbano, de maquillaje. Durante mucho tiempo, la situación macroeconómica estaba resuelta con una economía que caminaba, con un gobierno nacional que mejoraba el poder adquisitivo también de quienes vivían en esta Ciudad. Pero, eso dejó de suceder a partir del 10 de diciembre de 2015. Y entonces, empezó a crecer la pobreza en el sur de la ciudad, y luego la pandemia hizo aflorar la ciudad real: la salud no estaba contemplada, nos hablaban de presencialidad y veíamos que las escuelas se caían a pedazos. Vivimos en una Ciudad en donde hay serios problemas en el acceso a la vivienda y en el valor de los alquileres, que están basados en la lógica de mercado que hace que muchos de quienes vivimos en esta Ciudad no podamos tener la posibilidad real de alquilar y además de vivir. Hoy alquilas o vivís, porque trabajas para pagar el alquiler.
Vivimos en una Ciudad donde la red de transporte es muy deficiente, creemos que el no haber continuado la política de ampliación de la red de subtes muestra que pusieron la prioridad en otro lado. Está buenísimo pensar en una ciudad sustentable y con otros medios de locomoción, pero en una ciudad tan grande no pueden decir que la solución está en una bicicleta, porque se tarda 45 minutos para llegar de Lugano al Centro…
Estuvieron recorriendo todas las comunas, ¿cuáles son las demandas comunes de los vecinos?
La pandemia afectó el día a día de la gente, se perdió el trabajo y, por otro lado, faltó, desde quienes tienen la responsabilidad primaria de gobernar en la Ciudad, el acompañamiento y apoyo a comerciantes y a trabajadores. Eso no existió. De hecho, cuando explotó el primer brote de Covid en el barrio 31, parecía ahí que ahí se estában enterando de que en la villa se vivía de manera hacinada.
Lo que encontramos es una sociedad con mucho nivel de cansancio, aunque creo también que en estos últimos meses también se le fue dando la perspectiva de que de esta situación se puede salir y se va a salir. La demanda en general es una salida, y yo veo como algo positivo que nos exijan esa salida a nosotros, porque cuando uno identifica quien representa sus intereses va y se lo pide. Así que, por más que en la Ciudad somos oposición, tomamos nota para resolverlo. Creo que en estos meses que vienen y donde se empieza ver una perspectiva real de que salimos de esta situación anómala, empieza a primar un poco también la esperanza de que esto va a mejorar y nos vamos a poner de pie de vuela.
Nos han planteado la necesidad de que vuelva a crecer el empleo en la Ciudad y eso lo asumimos como una responsabilidad del gobierno nacional, los comerciantes piden volver a tener ese apoyo que sintieron con el ATP o el Repro. Notamos mucho enojo por el grado de abandono del Gobierno de la Ciudad para con los comerciantes. También lo que empezamos a ver es que muchos de los reclamos tenían que ver con lo que sucede en el espacio público día a día, y nuestra propuesta ahí es que nos acompañen para poder resolver y dar las discusiones, porque eso es una competencia de la Ciudad de Buenos Aires.
La pandemia terminó de mostrar que hay que generar un cambio que incluya, que hay que pensar una Ciudad para quienes viven en la Ciudad y no una ciudad solamente para quienes la gobiernan.
¿Por qué es importante que acá en la Ciudad de Buenos Aires que la oposición tenga más legisladores?
Principalmente porque quienes tienen la mayoría no representan a quienes viven en la Ciudad de Buenos Aires. En cualquier sistema democrático que se precie de tal (sobre todo teniendo en cuenta que la oposición nos da lecciones de republicanismo) tienen que estar bien representadas la mayoría y la minoría, el oficialismo y la oposición. En segundo lugar, porque cualquier reclamo que no tenga que ver con la agenda que propone el Gobierno de la Ciudad, que no es parte de la agenda de gobierno, se canaliza por el Poder Legislativo y eso es lo que hace que no sea un unicato.
Por ejemplo, en el caso de Costa Salguero, mirás a la legislatura y parece que eso no se discute, mirás a la Justicia y resulta que los jueces en la Ciudad son bastante adictos al Ejecutivo. Entonces en la Ciudad de Buenos Aires pareciera que todo funciona como una empresa, donde el Ceo es el Jefe de Gobierno, la Asamblea de accionistas es la Legislatura y el Poder judicial es la auditoría. Bueno no debe ser así, esto es un Estado, donde el Jefe de gobierno representa al Ejecutivo, la Legislatura al Poder Legislativo y la Justicia tiene que ser independiente por sobre todas las cosas.
Entonces lo importante de dar esa discusión es que podamos empezar a sumar voces que representen muchos de los reclamos que no están resueltos en la Ciudad, que podamos cambiar el orden de prioridades de la agenda pública, que la Legislatura deje ser un lugar donde se garantice o se homologue la venta del espacio público y la que da el viso de legalidad cada vez que se cercena un derecho.
Sin dudas, lo que nos dejó la pandemia es empezar a pensar y rediscutir la forma en la que se organiza nuestra vida y la forma respecto a cómo queremos vivir en la Ciudad. Queremos que se nos permita organizar nuestra vida, que nuestros hijos e hijas vayan a una escuela de cercanía, que se nos permita tener un espacio público de calidad, un transporte mediante el cual no tengas que resignar dos o tres horas de tu día para ir y volver del laburo. La pandemia evidenció que no estamos todos de acuerdo con cómo se vive en la Ciudad, y cada vez somos más los que no estamos de acuerdo. Bueno es en la Legislatura donde se tienen que cristalizar todas esas demandas. Y nosotros y nosotras queremos constituirnos como una alternativa de gobierno.