Volvió la Milicada:
DEL PLAN CONINTES DE FRONDIZI A LA EMERGENCIA DE SEGURIDAD DE MACRI
Por Javier Tucci
Una frase que siempre se escucha por ahí es que la historia Argentina va y viene cada diez años, que se repite sobre su propia base “económica”, según quien comande el timón del barco. Lo que ocurre en la actualidad no es la excepción. Macri se parece más que nunca a quien ha dicho que idolatra, Arturo Frondizi, y el contexto también.
El traspaso del Estado de derecho al Estado de Hecho o Seguridad
Según el portal El Historiador, en su artículo “Norberto Centeno sobre el Plan CONINTES” (http://www.elhistoriador.com.ar/frases/frondizi_e_illia/norberto_centeno_sobre_el_plan_conintes.php), “El 14 de noviembre (1958), por decreto secreto 9880, el por entonces Presidente de la Nación, Arturo Frondizi, creó el Plan de Conmoción Interna del Estado, más conocido como Plan CONINTES. Días más tarde anunciaba el inicio del Programa de Estabilización Económica en acuerdo con el FMI. Finalmente el 12 de marzo de 1960 Frondizi aplicaba el Plan CONINTES, lo que permitió que las Fuerzas Armadas detuvieran arbitrariamente y condenaran en juicios ficticios a más de mil militantes obreros y políticos, acusados de ‘terrorismo’ ”.
No por casualidad, Macri dice que quiere parecerse a Frondizi, aquel que traicionó no sólo a Perón sino al pueblo proscripto que lo votó pensando en el retorno del general y que luego fue reprimido en su derecho a la protesta por las Fuerzas de Seguridad en el plano de la misma instancia que hoy vive nuestro país: la excusa de fomentar la idea de la emergencia de seguridad pública y sacar los militares a la calle para cazar al que se desvía.
Norberto Centeno, abogado que fuera detenido por dicho plan y luego desaparecido en la noche de las corbatas en 1977 sostuvo en ese mismo artículo del Historiador que “A partir de la aplicación del Plan CONINTES (…) se derivó así a la jurisdicción militar hechos o situaciones reservadas a las provincias, lográndose por medio de un solo y simple decreto (Nº 2639/60) instrumentar todo un sistema de represión. Lo que excedería con mucho las facultades del Congreso de la Nación se obtuvo con la invocación de un estado nacional de emergencia, a saber constituir un cuerpo legal represivo integrado por leyes penales comunes y militares de competencia federal, provincial y municipal, que se entregó discrecionalmente en manos de oficiales de las Fuerzas Armadas para su aplicación, sin posible remedio, recurso o controlador».
La aplicación del Plan CONINTES fue el caldo de cultivo para que en 1974 se fundara, desde las brujerías de este mundo, lo que todos conocemos como la Triple “A”, aquel grupete que comandó López Rega (pregúntenle a Cristian Ritondo si figura en la lista de sus pilares filosóficos) para generar las condiciones subjetivas de esta sociedad tan cambiante. A la vez que mataba y perseguía para que, a partir del 24 de marzo del ’76, la dictadura cívico militar implementara un plan económico, de reorganización nacional y de sus instituciones, para inaugurar -desde la voz de José Martínez de Hoz- los cimientos del proyecto Neoliberal.
Luego, en la década infame de los ’90, esos mismos cimientos del ’76 dieron su fruto en lo que provocó el desmantelamiento del Estado y el cambio de matriz productiva ligado al juego de mercado, y no olvidemos los indultos a los ex represores y esa foto del Carlo con Issac Rojas.
El libre mercado llega con el apoyo de la mano dura
Desde 2003 al 10 de diciembre de 2015, el rol del Estado en manos de gobiernos populares puso el acento en la recuperación de la industria nacional como punto de partida para la reconstrucción del tejido social. Este modelo de reindustrialización se escribió como paliativo a ese cambio de matriz que provocó el neoliberalismo durante el menemato y el gobierno de la Alianza.
A partir de esa mañana, en la que por única vez en la historia de los 200 años de esta Patria, un mandatario junto a su vice bailó en el balcón de la Rosada, el conservadurismo restaurador viene aplicando medidas antipopulares que sólo benefician a los sectores concentrados de la sociedad. Ya quedó atrás ese porvenir que abrió el camino a los más humildes para que tuvieran acceso a la repartición de la torta. A esa quita de derechos y conquistas sociales que se supieron conseguir durante 12 años de bonanza con un Estado proteccionista, es preciso sumarle el terreno que le permitirá al Presidente Mauricio Macri -Magnetto, Embajada de EE-UU y firmas de Bancos y capital financiero de por medio- realizar las transferencias a los sectores corporativos y acomodados de esta sociedad. Y para ello se necesita de la política del garrote simbólico y material. Por eso el decreto de Emergencia de Seguridad Pública firmado por Gabriela Michetti en 2016 (https://www.boletinoficial.gob.ar/#!DetalleNorma/140329/20160122), a través del cual puede convocar, con la excusa de combatir el narcotráfico y el terrorismo, a militares y policías retirados (con el guineo de la SCJN), y así conseguir el apoyo logístico para empezar a perseguir a todo lo que huela a kirchnerismo-peronismo, kurdo-iraní-Mapuche, como ocurriera con la dirigente de La Tupac Amaru Milagro Sala, la primera presa política de este gobierno.
A Macri se le están quemando las papas y por eso decide volver a un viejo amor de los gobiernos antipopulares: las FF-AA. La única carta capáz de contrarrestar la reorganización de la ansiada unidad de los sectores populares de la miltancia y la política institucional. Éstos últimos son los únicos que pueden poner un freno a lo que promete ser una nueva página de conmoción y represión interna.