Chile:
DE LA CALMA A LA INCERTIDUMBRE
Por Miguela Varela
Chile pasó de ser la capital latinoamericana de la estabilidad política y el crecimiento económico, a ser uno de los escenarios más caóticos de los últimos tres años. Crisis social y económica, represión policial, Asamblea Constituyente para dictar una nueva Constitución, escenario electoral incierto y un presidente amenazado por la destitución, son algunos de los condimentos del Chile actual.
Elecciones inciertas
El escenario electoral, según consultores y analistas políticos, es el más incierto de la democracia. Un voto volátil que ronda entre la izquierda, que apuesta a canalizar las demandas de los últimos estallidos sociales, y la extrema derecha que tiene un discurso racista y que reivindica la dictadura de Pinochet.
Según los números, las elecciones que se desarrollarán en dos semanas, darán lugar a un ballotage entre dos coaliciones: Apruebo Dignidad con Gabriel Boric por la izquierda, y el Frente Social Cristiano con José Antonio Kast por la derecha. ¿Y el candidato de Sebastian Piñera? El oficialismo cuenta con su propia coalición: Chile Podemos Más con Sebastián Sichel. Sin embargo, el desgaste del oficialismo y el descontento al interior de la coalición, generó una fuga de sus votos hacia el ala más extrema representada por Kast. Al grito de “que sea lo que Dios quiera”, Sichel sabe que es difícil retener ese caudal de votos.
Una respuesta de extrema derecha
Ahora bien, ¿cómo se entiende que después de semejante estallido social y cuestionamiento del sistema político y económico chileno, la extrema derecha gane aún más fuerza? ¿Cómo pasamos de que una dirigente mapuche lidere la Convención Constituyente, a que uno de los principales candidatos reivindique a Pinochet? Sin duda, el desorden social y el movimiento de las bases estructurales del sistema generan una reacción de mucho rechazo. La primera estrategia del establishment fue acordar un candidato soft con un discurso moderado. Sin embargo, la porción conservadora de la sociedad no estaba esperando eso, sino más bien una respuesta que ponga a raya a quienes se atreven a pedir cambios. Y esto sólo es posible con más conservadurismo.
De hecho, es necesario recordar que a fines de septiembre se dieron ataques xenófobos a campamentos de migrantes venezolanos por lo que el gobierno ya expulsó a más de 100 migrantes venezolanos y colombianos, y anunció que espera deportar a 1.500 personas durante este año. Otro punto de análisis, desde la óptica de la izquierda, puede aventurar que las organizaciones políticas no han logrado interceptar del todo el discurso de la derecha furiosa. También, se ha sumado la falta de una articulación más sólida entre organizaciones sindicales y sociales que amplie el espectro de otro discurso, y que se despegue del caos generado por las protestas.
Pandora Papers
Otro hecho que sacude el escenario chileno es el escándalo en que se vio envuelto el Presidente ante las revelaciones de los Pandora Papers. Según las filtraciones, la empresa de la familia Piñera realizó la venta de la Minera Dominga a través de una guarida fiscal en las Islas Vírgenes, con la condición de que la zona no sea declarada como reserva natural. Demás está decir que Piñera cumplió con su promesa al detalle. Tal fue el impacto político, que la Cámara de Diputados ya aprobó el juicio político que podría destituir a Piñera. Sin embargo, sería difícil que esto se apruebe en el Senado. De ser así, sería el primer presidente en ser destituido después del golpe de Estado a Salvador Allende. Pero no es la primera vez que se pide destituir a Piñera, algo que ya sucedió en el año 2019 con motivo de las violaciones a los Derechos Humanos luego de las protestas que se dieron en todo el país. Aunque si hilamos fino podemos pensar que a la reconfiguración que está atravesando la derecha, no le conviene lidiar con este caso emblemático de corrupción. Sobre todo en un contexto de tanta debilidad política de Piñera y de su coalición electoral. Tal vez haya una sorpresa en este nuevo Chile, veremos.