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DE ÁNGELES Y DEMONIOS: LA ESTIGMATIZACIÓN DE LA POBREZA

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DE ÁNGELES Y DEMONIOS: LA ESTIGMATIZACIÓN DE LA POBREZA

Por Beatriz Chisleanschi

“Se embarazan para tener un plan”; “Les tirás una pala y salen corriendo para el otro lado”; “Prefieren vivir de un plan a salir a laburar”; “Tienen el modelo de sus padres que nunca trabajaron porque viven de los planes y ellos buscan lo mismo”. Estas son sólo algunas de las pocas frases estigmatizantes que, a diario e incansablemente, se pueden escuchar en cualquier rincón del país. La penetración discursiva respecto a culpabilizar a los pobres de todos los males caló con éxito absoluto.

El escritor alemán Hans Magnus Enzerberger encontró un término que define claramente esta manipulación del pensamiento: la industria de la conciencia.

“El peso relativo de la superestructura ha aumentado con el auge de la industria de la conciencia.  Propongo este término para designar el conjunto de los medios de comunicación masiva, inclusive sus ramas menos notorias (como el turismo, la moda y, parcialmente, la cibernética) y, sobre todo, su rubro más importante: el aparato de educación, que ha venido industrializándose paulatinamente. Desde el punto de vista del sistema capitalista, la industria de la conciencia es una industria clave. Su función principal es la manipulación de la población sometida” –señaló Enzerberger en una entrevista dada a la revista cubana Casa de las Américas en agosto de 1969.

Todo vale a la hora de producir plusvalía ideológica a favor de los intereses de las minorías. Estigmatizar la pobreza no es otra cosa que llenarla de una carga negativa, que se suma a todo lo negativo que tiene ser pobre. Al o la pobre se lo muestra, se lo juzga, se lo encasilla, pero jamás se muestran las causas por las que, esas personas viven en situación de pobreza. A la pobreza se la naturaliza, mostrarla como un hecho social implicaría dejar al descubierto su contracara: la concentración de la riqueza. Una concentración que avanza con total impunidad en la medida que el capitalismo se vuelve cada vez más feroz, y que muestra signos de autodestrucción.

Como dijera el “filósofo” Manolito hijo de un almacenero y amigo de Mafalda “Nadie amasa una fortuna sin hacer harina a los demás”.

La industria de la conciencia trabaja, sin prisa y sin pausa, en cooptar el pensamiento de las mayorías, en construir y unificar sus lógicas y sus categorías de análisis. Y los medios de comunicación y las redes sociales, sabemos, juegan un rol vital en este sentido.

Como muestra hace falta un botón, dice un famoso dicho popular. “El botón” ocurrió la semana pasada cuando en medio de una masiva movilización de organizaciones sociales en pleno centro porteño la periodista de TN, Sandra Borghi, realizó una entrevista a una mujer de 28 años madre de tres hijos que allí se manifestaba.

La entrevista duró 7 minutos, pero un titular “Nos quieren mandar a trabajar y eso no es justo” y la edición de un video de apenas 50 segundos, que rápidamente se viralizó, fue suficiente para que los formadores de opinión se regodeen en su propia orgía de odio y desprecio y que la población sometida repitiera sin cuestionar.

VIDEO COMPLETO

“Mi mamá se murió, me fui a un colegio internado, mi familia no se hizo cargo. Mi tío tenía seis chicos para darle de comer, después mi tía tuvo mellizos. O sea, mi mamá murió y tampoco podemos trasladarle la carga de otra persona a mis tíos”, se podía escuchar en la parte de la entrevista que fue hábilmente recortada, «somos gente humilde, trabajadora y no tenemos otra cosa», agregaba luego.

VIDEO EDITADO

Contó también que su último trabajo (trabajo, no plan) fue “en casa de familia (donde) trabajaba de 8 a 4 de la tarde y cobraba $4.500 a la semana, no es justo, con eso no se puede vivir”. También, lejos de todas las barbaridades que se dijeron en estos días, la joven madre afirmaba a la periodista “No es que nos guste esto, vivir con un plan social, porque tampoco uno pretende vivir toda la vida con esto, no nos alcanza para nada”.

Un video de 50 segundos fue suficiente para que la información convertida en propaganda cumpla su objetivo manipulador, es decir, que lxs manipuladxs crean que actúan y piensan según su propio criterio. Una vez más el pobre fue demonizado. Una vez más el rico fue ignorado.

Como diría el analista de medios español, Pascual Serrano de lo que se trata es de combinar “lo útil y lo agradable, la propaganda y la ilusión, supedita el sujeto al objeto, el contenido al continente, el fondo a la forma y el mensaje al medio.”


(1)Serrano, Pascual (2013) La comunicación jibarizada. Ediciones Península pág. 40