Portada Ley Nacional de Danza

CAMINO A LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA DANZA ESCÉNICA

Orígenes de los derechos de los y las trabajadores de la danza

Portada Ley Nacional de Danza

CAMINO A LA PROFESIONALIZACIÓN DE LA DANZA ESCÉNICA

Por Anabella Ibañez *

La profesionalización de la danza y el surgimiento de los/las primeros/as trabajadores asalariados/as de la danza en la Argentina dentro del ámbito oficial fueron durante las primeras presidencias de Juan Domingo Perón entre 1946 y 1955. En el mismo período, también se vieron favorecidos por sus políticas los ámbitos no oficiales, es decir los y las trabajadoras que no dependían del Estado. 

Cabe destacar que, antes del peronismo, la actividad se desarrolló con la participación de compañías y maestros/as extranjeros contratados quienes fueron formadores de los  primeros bailarines de la Argentina. Esto último respondía a los deseos de la alta sociedad y de los empresarios que preferían dejar de lado las expresiones folklóricas y populares,  acercando en su lugar el «arte europeo, y el arte moderno». 

En contraposición a los deseos de la clase dominante, el peronismo llevó a cabo una política de democratización de la cultura, que implicó, entre otras cosas, la difusión de espectáculos artísticos de danza clásica,folklórica y moderna. Como parte de estas políticas se fomenta la presentación de obras de danza al aire libre, una vez estrenadas en los teatros oficiales.  

Con estas implementaciones los y las intérpretes, maestros/as y coreógrafos/as de danza empezaron a recibir un salario como contraprestación por su trabajo. Es con este gobierno que, a través de la difusión de la actividad, la remuneración por el trabajo y la creación de compañías y escuelas de danza nacionales se inicia  la profesionalización de la danza, y con ello, también, una lucha -que aún no termina- por el reconocimiento pleno de los derechos de los y las trabajadoras de la danza. 

En esa misma época muchos/as  trabajadores/as entendieron que la mejor manera de obtener y garantizar derechos era a través de los reclamos colectivos y por ese motivo se afiliaron a algunos sindicatos que ya existían para luchar por la mejora de las condiciones laborales, gozar de descansos pagos, y ensayos remunerados, concursos, etc.  

De esta manera hay una primera generación que intenta alejarse de la idea romántica de pensarse  como «seres inspirados con una misión artística vocacional ad honorem» para empezar a reconocerse y exigir ser reconocidos/as como trabajadores y trabajadoras de la danza, con los mismos derechos individuales y colectivos que los de cualquier otra actividad. 

Por otro lado, en el ámbito no oficial, las primeras bailarinas de la nueva danza moderna en nuestro país intentaron incursionar con la generación de compañías de danza independientes pero, a la vez aprovechaban las convocatorias del Estado para realizar trabajos remunerados. A la par de estas actividades, muchas bailarinas independientes subsistían con el dictado de clases particulares y talleres o intentaban generar trabajo cooperativo con otras bailarinas. 

Si bien, en este periodo del primer peronismo se logró el reconocimiento de intérpretes, maestros/as y coreógrafos/as como trabajadores de la danza en el circuito oficial y no oficial y se obtuvieron los primeros derechos y mejoras laborales, debe aclararse que aún en esa época había muchos trabajadores y trabajadoras de la danza precarizados, ya que solo trabajaban con contratos temporales o cobraban únicamente por día de trabajo, sin obra social ni jubilación. Pero, aquellas primeras conquistas sociales y laborales en el ámbito de la danza fueron el comienzo de una lucha que continúa. 

Lamentablemente en 1955 un golpe de Estado cívico militar derrocó al gobierno democrático del presidente Perón e instauró una dictadura de neto corte liberal que, por supuesto, intentó  borrar todas las conquistas y derechos que las y los trabajadores habían obtenido. En ese nefasto año de 1955, en el ámbito de la danza empezaron los despidos y la precarización y se frenó el reconocimiento de derechos.  Los gobiernos liberales que siguieron al golpe del ’55 continuaron esa misma política de recortar derechos y sueldos de las y los trabajadores de la cultura. En las décadas siguientes muchos derechos se perdieron, algunos se pudieron reconquistar, y otros nuevos se obtuvieron. 

Como legado de las luchas y los logros de aquél tiempo debemos tener siempre presente que si queremos que la cultura en general, y la danza en particular, tengan el rol vivo y protagónico que les corresponde en nuestra sociedad, es imprescindible que las y los trabajadores de nuestra actividad tengan una remuneración justa, derechos laborales y sindicales y acceso a la jubilación. Hoy como continuación de esa lucha, y a partir de comprender que la cultura no es un hecho individual se exige, entre otras cuestiones, el tratamiento en el Congreso de la Nación la Ley Nacional de Danza presentada por última vez en el año 2022.

*Docente de la ESEA en Danzas 2 Jorge Donn – CABA

Bibliografía:

  • Cardús, E.(2020) Danza y Peronismo.Disputas entre culturas de élite y culturas populares. Buenos Aires:Biblios.
  • Guía quincenal de la actividad artística e intelectual argentina. (1949). Nº 49. Año 

III. Segunda quincena. Agosto. Buenos Aires: Comisión Nacional de Cultura.

  • Durante, Beatriz (Coord.). 2008. Historia General de la Danza en la Argentina. Buenos 

Aires: Fondo Nacional de las Artes.

  • Ossona, P. (2003). Destinos de un destino. La danza moderna argentina por sus protagonistas. Buenos Aires: Talaza.
  • Tambutti, S. (2011). El “nosotros” europeo. Clase universitaria del Seminario Re-

flexiones sobre la danza escénica en Argentina. Siglo XX. Ficha de cátedra, in-

édita. UBA, FFyL, Artes.

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