VIOLENCIA ECONÓMICA = POLÍTICAS REPRESIVAS
Por María Quintero
Foto portada: Cecilia Markic
¿Hay algo más cruel que reprimir niñxs? Nos preguntamos una y otra vez cuando vemos los impactos de balas de goma en los cuerpos de los pequeñxs murguerxs, cuando miramos la cara de Kevin o los ojitos de desilusión y tristeza de los pibxs del comedor Cartoneritos al ver que su único plato de comida del día era revolcado por el piso por unos señores que parecen poco saber del amor al otro.
¿Con qué libro se educó esta bestia con saña y sin alma?..
Las fuerzas de seguridad debieran ser herramientas de los pueblos. Pero como todas las herramientas dependen de la mano de quien las use. El martillo puede servir para matar o construir casas.
Hay dos paradigmas que signan a las fuerzas de seguridad: el basado en que es el Estado quien debe garantizar los derechos Humanos de todas las personas, y el del propio Estado violando los derechos y garantías de todas las personas. Estos dos paradigmas tan fáciles de entender tienen, además, anclaje en dos tipos de institucionalización de políticas públicas, por un lado, la que entiende que las prácticas y medios deben ser de prevención del delito y la violencia y, por el otro, la que aplica prácticas y medios represivos.
Estas dos formas de encarar las políticas de las Fuerzas de Seguridad están además atadas al tipo de política económica que aplica cada gobierno que lleva adelante la conducción del Estado. Es decir que cuando las políticas económicas generan mayor desigualdad y marginalidad social, la conflictividad social es inevitable. Por ello, en el ADN de los gobiernos neoliberales vienen implícitas las políticas de seguridad represivas- de represión al conflicto social y de los sectores más marginales-. Porque no hay manera de generar una política preventiva desde el Estado cuando es el mismo Estado el que genera las políticas económicas que aumentan la desigualdad y la marginalidad . El gobierno de Cambiemos aplica políticas desde la conducción del Estado en favor de una minoría rica y en desmedro de la mayoría del pueblo. La desigualdad entre esa minoría y el resto crece día a día y no parece haber intención por parte del gobierno de frenar la embestida.
Durante más de 12 años – en el gobierno kirchnerista-, las fuerzas de seguridad fueron parte de un Estado que aplicaba política de inclusión que reducían la pobreza y la marginalidad y que llevaba adelante la institucionalización del respeto a los Derechos Humanos. Un Estado que buscaba que sus agentes de seguridad se formaran en el marco de la seguridad humana como objetivo y con el fin además de ser servidores públicos reconocidos y no blancos de desconfianza.
Pero claro que 12 años no alcanzaron para hacer una reforma radical en fuerzas de seguridad que están atravesadas por una seguidilla histórica de dictaduras y políticas neoliberales con Estados represivos. Se hizo difícil mantener al lobo atado. Y hoy, que volvemos a ser parte de la ola de retroceso en tanto a todo tipo de derechos y a padecer las más cruentas políticas económicas que destruyen el entramado social, es claro que las Fuerzas no son ajenas al momento histórico. Con gran velocidad e impunidad retornan día a día a lo más rancio del abuso de poder que ya hemos vivido en otras épocas. Y tienen el aval y la orden de hacerlo.
En el día de ayer se dio a conocer un video impactante de un oficial de la policía que antes de suicidarse dejó un mensaje triste y muy preocupante. Denunció la situación que se vive hoy en la policía, hablé de una policía con mucho nazismo, alertó que se viene tiempos difíciles y exhortó a la población a abrir los ojos sobre lo que está pasando. Y lo más impactante fue que declaró que decidía suicidarse porque no iba a poder soportar lo que se venía.
Los datos cotidianos nos van arrojando pruebas de que se terminó la época en la que los gendarmes servían locro en las fiestas patrias. Hoy gendarmes y policías entran a balazos en comedores infantiles, apresan niños, reprimen mujeres, docentes y trabajadxres. O se quitan la vida para no sentirse cómplices.
En este modelo de Estado, aquellxs que hasta ayer, mediante el paradigma de prevención del delito y el respeto a los derechos humanos, buscaban el reconocimiento de la sociedad, entienden -como también entienden quienes llevan adelante el gobierno- que es más fácil ser poderosos y respetados mediante la violencia. Violencia Económica, Violencia Institucional, Violencia Mediática, Violencia Represiva, Violencia Silenciadora, Violencia Estigmatizadora, Violencia en todas sus formas. Una Violencia a los gritos y con un odio tan tristemente célebre de otras épocas que se agolpa en Plaza de Mayo y vocifera que lo hace para defender la Democracia.
Es imprescindible tener claro cuál es el marco político actual para no repetir lógicas discursivas antidemocráticas. Y actuar siempre bajo el marco de la Democracia. De la Democracia que tanto defendimos como país y a la que no debemos dejar que una minoría destruya. Es, tal vez, el desafío de hoy hacer gala del amor, la tolerancia y el respeto que supimos muy bien llevar como bandera.