TRIUNFO HISTÓRICO: GANÓ LA IZQUIERDA EN COLOMBIA

TRIUNFO HISTÓRICO: GANÓ LA IZQUIERDA EN COLOMBIA

Por Miguela Varela

Después de una intensa campaña y dos instancias electorales, la fórmula Gustavo Petro-Francia Márquez resultó electa con el 50,4% de los votos. “Vamos por la paz, la justicia social, la justicia ambiental y el gobierno de la vida”, con esas palabras el presidente electo sintetizó algunos de los conceptos fundamentales que fueron la base de su campaña. Es decir, manifestó su intención de concretar un acuerdo de paz política entre el gobierno y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), de comenzar un proceso profundo de redistribución de la riqueza y pensar el desarrollo económico cuidando el medio ambiente.

Por su parte, la primera mujer afrodescendiente y feminista en asumir el cargo de vicepresidenta, hizo hincapié en la necesidad de trabajar por más derechos para las mujeres, para el colectivo LGBTIQ+ y para lxs campesinxs y trabajadores urbanos.

Márquez tiene sus orígenes políticos en la lucha contra la contaminación minera en la región de Cauca, donde tuvo que alejarse por ser hostigada y amenazada a mano de las grandes corporaciones. Por estas y otras causas, fue galardonada en 2018 con el Goldman Environmental Prize, el Premio Nobel del Medio Ambiente.

El discurso de la dupla pone sobre la mesa política la discusión de lxs activistas ambientales asesinadxs. Se trata de un tema tabú para América Latina, pero que en este país se grafica con números escalofriantes: según cifras del año 2020, más de 220 fueron asesinadxs en América Latina y el Caribe, siendo Colombia la que encabeza la lista con 65 víctimas. El avance del lobby extractivista y su estructura mafiosa es una pandemia silenciosa que esconde a las organizaciones que se enfrentan a estos poderes y que mata a cientos de militantes cada año.

Un cambio histórico

El agotamiento del uribismo hizo que la derecha colombiana se recostara sobre un personaje mediático como Rodolfo Hernández, más conocido como “el viejito de Tik Tok” por su alto perfil en las redes sociales. El personaje no es otra cosa que el emergente de una sociedad que ya no respeta a la dirigencia política, por haber demostrado con creces que no gobierna para las mayorías populares. Por su parte, Petro, también construyó una imagen alternativa a la política tradicional. Sin embargo, la insatisfacción democrática esta vez ha sido canalizada por dos dirigentes de peso y de base que, con un discurso sólido, lograron acumular los votos necesarios para imponerse a la derecha. Ahora bien: cuando las expectativas son altas, también lo son sus riesgos. Al respecto, el nuevo gobierno deberá tomar medidas de fondo y también simbólicas que lo protejan de la terrible oposición que le espera. Los gobiernos regionales de esta segunda ola progresista se están caracterizando por ser liderazgos más endebles y tener un tono más conciliador. Sin embargo, Colombia vive su primera oleada por lo que deberá ajustarse el cinturón y acelerar para no perder el rumbo.

Incertidumbre adentro y afuera

Los desafíos que le esperan al gobierno son muchos y complejos. A nivel interno deberá lidiar con el paramilitarismo, un poder narco muy consolidado que en muchas zonas ocupa el lugar de un Estado históricamente ausente, la crisis económica, las demandas sociales desbordantes y una fuerte oposición que se va a abroquelar detrás de los grandes medios de comunicación. En el frente externo, lo esperan la suba del precio de los alimentos, un vínculo tenso con Estados Unidos, pero una América Latina que da señales progresistas en Argentina, Chile, Bolivia, México, Perú y Honduras. Sin embargo, la continuación de la pandemia y la crisis económica que la acompaña, más la guerra en Ucrania tiñen el escenario de conflictos. Sobre todo si tenemos en cuenta que Colombia en el año 2018 se sumó a la Organización del Tratado Atlántico Norte (OTAN) como socio global. Será un tiempo de mucha incertidumbre pero de posibilidades históricas para transformar Colombia.