RENUNCIA DE PPK: ROMA NO PAGA TRAIDORES
Por Miguela Varela
El Presidente del Perú y ex banquero de Wall Street, Pedro Pablo Kuczynski (PPK), abandonó ayer su cargo tras la difusión de una serie de videos a manos de la oposición que terminan de involucrarlo en casos de corrupción y en una compra de votos para evitar su destitución. Esta renuncia se efectúa un día antes de que el Congreso votara una moción que podía destituirlo. PPK acaba de convertirse en el primer presidente que renuncia bajo las acusaciones del caso Odebrecht.
Así como los aliados de Viriato lo traicionaron y, tras consumado el hecho, corrieron a buscar su recompensa detrás del cónsul romano Escipio, lo mismo hizo PPK luego de traicionar al pueblo peruano. El ex mandatario creyó, ingenuamente, que las políticas y los favores que ejecutó durante su gobierno iban a salvarlo.
Indulto a Alberto Fujimori
El perdón otorgado al ex presidente que fue condenado a 25 años de prisión por crímenes de lesa humanidad, no alcanzó para ganarse el favor del clan Fujimori. Su hija Keiko, lideresa del partido Fuerza Popular, fue desde el comienzo de la gestión PPK la encargada de erosionarlo a través de su predominio en el Congreso. Además, bajo el argumento de “cerrar la grieta”, el indulto generó protestas en las calles que reclamaban el respeto por los derechos humanos, haciendo descender más aún su imagen en la opinión pública.
Odebrecht Gate
Si bien es cierto que el sistema político peruano está diseñado para vivir en la inestabilidad permanente, PPK hizo esfuerzos sobrehumanos para agregarle otros condimentos a su incapacidad de tejer alianzas políticas sólidas. Es en este contexto que el caso de Odebrecht hace pie en Perú, donde la empresa acusó a PPK de sobornos millonarios cuando éste era ministro de economía del ex presidente Alejandro Toledo. Además, la compañía reconoció haber financiado su campaña presidencial. De esta manera, el Odebrecht Gate se convirtió en el nuevo factor de desestabilización y control de los gobiernos en América Latina.
Políticas económicas neoliberales
En un país donde el 40% de sus trabajadorxs ganan salarios menores al ingreso mínimo y donde el 72% trabaja en condiciones de informalidad, PPK no ha hecho nada para modificar esta realidad. Según las estadísticas oficiales del gobierno peruano, el empleo formal disminuyó el 2,8%, mientras que la informalidad aumentó el 5,7%. Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) publicó datos que reflejan una caída del 0,9% del salario real.
En ese marco, se impulsó una reforma laboral con un cariz fuertemente anti obrero: reducción de vacaciones, eliminación de la compensación por tiempo de servicios, incentivos empresariales que fomentan la contratación temporal, entre otros. Algo así como desformalizar el empleo para reducir la brecha entre trabajadorxs formales e informales, pero siempre empujando a la baja. Por otro lado, las estimaciones del Banco Mundial muestran que la pobreza y la desigualdad siguen siendo los principales problemas de Perú, en cuya zona rural la pobreza alcanza el 66%. Además, si bien el país se encuentra bien posicionado en índices como Doing Business (Haciendo Negocios), también se encuentra en el tercio inferior de países de la región en lo que respecta a garantizar las mismas oportunidades para todxs.
Aun habiendo aplicado todas las medidas del manual neoliberal, la financiera JP Morgan emitió un comunicado un día antes de su renuncia planteando escenarios políticos para salir de la crisis, donde recomienda la renuncia de PPK y la asunción del Vicepresidente Vizcarra ya que “sería recibido de manera positiva por el mercado”.
Buen alumno de Washington
No sólo en el plano interno PPK fue un buen alumno del poder político, sino que también lo fue en la política internacional. Al mando de la concertación conservadora del Grupo Lima, encargado de hostigar a Venezuela bajo recomendación de Trump, PPK creyó contar con un sólido apoyo para sortear la inestabilidad de su gobierno. Después de haber excluido a Nicolás Maduro de la Cumbre de las Américas a realizarse en pocos días en Perú, el pobre PPK también tendrá que ver el evento por TV. Sin embargo, por este hecho había recibido las felicitaciones de Washington por el “esfuerzo” del Grupo Lima por “volver a la institucionalidad” en Venezuela.
Es en este contexto de favores al poder político, económico e internacional donde PPK esperaba encontrar un salvavidas, a pesar de haber traicionado a su pueblo. Lo que no recordaba es que Roma no paga traidores.