OPERACIÓN ROCA Y PLAN GÜEMES: EL PROYECTO REPRESIVO DEL GOBIERNO YA ESTÁ EN MARCHA
Por Beatriz Chisleanschi
Desde la recuperación de la democracia las Fuerzas Armadas no pueden, por ley, intervenir en asuntos internos. Legalidad, y legitimidad, que ningún gobierno siquiera sugirió tocar, ninguno hasta la llegada de Javier Milei.
La Operación Presidente Julio A. Roca (el mismo que encabezó la matanza masiva de indígenas) y el Plan Güemes (pobre Martín Miguel si se entera que su nombre es utilizado para llevar a cabo un plan que está en las antípodas de su pensamiento y campaña libertadora), puestos en marcha por el gobierno de Milei, responden a la misma línea que se pone en acción cada miércoles cuando, en la Plaza de los Dos Congresos las fuerzas de seguridad reprimen a lxs jubiladxs.
Así fue que el pasado 14 de abril, la ministra de Seguridad Nacional Patricia Bullrich y el ministro de Defensa Luis Petri encabezaron un acto en el que concretaron el lanzamiento oficial de la “Operación Presidente Julio Argentino Roca”, en articulación con la segunda fase del Plan Güemes, ambos diseñados con la excusa de prepararse ante “nuevas amenazas” externas. Sería bueno que informen cuáles son las “nuevas amenazas”, porque todo parece indicar que para el gobierno de Milei la amenaza es interna y es la que sienten en la Casa Rosada cada vez que el pueblo argentino sale a la calle para reclamar por una vida digna.
La justificación, para el diseño del Plan Güemes, es poder reforzar la presencia estatal en zonas de frontera mediante operativos de control del “delito organizado”. En su segunda etapa, el gobierno de Javier Milei busca profundizarlo, en el marco de la Ley Antimafia, a partir de un despliegue militar con amplio alcance territorial para lo cual incorpora nuevas localidades bajo la figura de “zonas especiales de investigación”.
El portal Centro Americano de Análisis Estratégico informa que “la Operación Roca implica el despliegue de más de 10.000 efectivos militares en la Zona de Seguridad de Fronteras Norte y Noreste, con apoyo de drones, radares móviles, helicópteros y aviones de reconocimiento. Este despliegue se sustenta en la Resolución 347/2025 del Ministerio de Defensa, publicada en el Boletín Oficial el 11 de abril, que fija como fecha de inicio el 15 de abril y prevé su extensión hasta el 15 de diciembre. La intervención de las Fuerzas Armadas se legitima bajo el Decreto 1112/2024, que redefine su rol y habilita su participación directa en tareas de control territorial. Esta norma deroga el espíritu del Decreto 727/2006, que limitaba expresamente su accionar a agresiones externas perpetradas por otros Estados.”
En esta misma línea, no casualmente, el Gobierno recibió, en el día de ayer, al Jefe del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), Alvin Holsey con quien compartirán, también, una visita a la base naval de Ushuaia.
Al finalizar el encuentro, el ministro de Defensa Luis Petri subrayó que “Estamos atravesando una etapa de gran sintonía y entendimiento con Estados Unidos, con una agenda común que incluye seguridad, economía, defensa y lucha contra el terrorismo. Esta visita es trascendental y ratifica el camino que venimos recorriendo juntos”.
El acuerdo firmado fue por la compra, de parte de nuestro país, de vehículos de transporte blindados Stryker, la rehabilitación del satélite LeoLabs en la ciudad fueguina de Tolhuin y las posibilidades de cooperación militar a futuro en término de intercambio de información y capacitación de las Fuerzas Armadas.
Como muestra hace falta un botón, ya sabemos lo que sucedió cuando las FF.AA. fueron a capacitarse a EE.UU.: 30 mil desaparecidx, 500 niñxs apropiadxs y las mayores atrocidades que se puedan imaginar en materia social, económica y financiera.
Nada nuevo bajo el sol
Ya el Documento Santa Fe 1 redactado en 1980 por Roger W. Fontaine (ligado a Richard Allen, asesor jefe de Reagan para América Latina) y el ultraconservador Lewis Arthur Tambs (de gran influencia sobre Bush padre), para fijar las líneas de acción de Estados Unidos sobre América Latina, planteaba en el punto referente a “La amenaza militar externa” que “Nuestro futuro – geostratégico, económico, social y político – debe estar asegurado por un sistema hemisférico de seguridad”.
Para ello, expresaba la necesidad de estimular acuerdos de seguridad regional que “contribuirán a la seguridad, tanto hemisférica como regional, contra las amenazas externas o internas”. Y en su propuesta número 3, deja en claro que se debían reactivar las vinculaciones militares tradicionales en el continente brindando entrenamiento militar y ayuda a las fuerzas armadas del hemisferio. Y especifica: “Ofrecer ayuda técnica y psicológica en la lucha contra el terrorismo”.
Nada nuevo bajo el sol, el ajuste y la pérdida de soberanía sólo entran con represión y para ello, nada mejor que habilitar a las FF.AA. a ejecutarlo.
El sistema hemisférico de seguridad pretendido por el país del norte, una vez más está en marcha de la mano de un gobierno de derecha, y un poco más a la derecha.