«NOSOTROS CREEMOS QUE HAY QUE SALIR A LA CALLE. LA MARCHA TENDRÁ LA CONTUNDENCIA DE LA DIGNIDAD»

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Entrevista a Hugo Yasky, Secretario General de la CTA de los Trabajadores.

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 «NOSOTROS CREEMOS QUE HAY QUE SALIR A LA CALLE. LA MARCHA TENDRÁ LA CONTUNDENCIA DE LA DIGNIDAD»

Por Tania Rodriguez y María Quintero

Fotografía Cecilia Markic

La aprobación de la ley anti-despidos con el voto de distintos bloques partidarios opositores constituye una medida defensiva ante la masividad de los despidos, pero además es un mensaje a la política económica y laboral del Gobierno de CAMBIEMOS. ¿Cuáles son las acciones a seguir del movimiento sindical ante el veto de Macri a la ley?

Nosotros convocamos a un Plenario con representantes de las CTA de todo el país el pasado jueves y viernes para resolver un paro con movilización el día 2 de junio. Esto, originalmente, se pensó que podía ser una acción compartida por las cuatro centrales sindicales que habíamos convocado al 29 de abril pero, independientemente de que eventualmente pudieran no participar las dos CGT, con la CTA Autónoma ya teníamos el criterio de hacer la convocatoria. Así que, en principio, creemos que hay que movilizar a Plaza de Mayo a expresar nuestro rechazo al veto y seguir exigiendo una solución, porque en realidad el veto no resolvió nada, dejó todo como estaba.

El problema de los despidos sigue existiendo, las consecuencias de la política que generan los aumentos de tarifas, sobre todo afectando a la pequeña y mediana empresa, hace prever que se va a agravar todavía más la situación y, evidentemente, no vamos a aceptar esto de brazos cruzados simplemente por una cuestión de soberbia y de arrogancia y, por supuesto, que no vamos a defender un instrumento disciplinador como es el despido con el que el gobierno pretende condenarnos a ser pasivos ante un drama que se está viviendo, en la mayoría de los casos, en el sector privado y también en el sector público.

Ante el impacto de las medidas devaluatorias, el tarifazo, los despidos en el sector público y privado, entre otras, se ha reinstalado la idea de unidad entre las centrales obreras. ¿Cómo define la unidad del movimiento sindical en este contexto? ¿Sobre qué programase construye esa unidad?

Nosotros, a nivel de las cuatro centrales, construimos la unidad sobre temas concretos y casi te diría con un criterio pragmático, es decir: defender a los trabajadores del ajuste, tratar de alzar la voz del conjunto de los trabajadores y colocar en la agenda el tema de los despidos – que era algo que se tocaba simplemente tangencialmente sobre todo por los despidos en el sector público, pero no se hablaba de los despidos que está habiendo en el sector privado-, plantear la necesidad de que haya un aumento de emergencia para los jubilados, definir como un objetivo de nuestras centrales el tema del impuesto a las ganancias y reafirmar el compromiso con la defensa de la paritaria libre. Porque creemos que es el único instrumento que nos queda para que, en esta puja distributiva desigual en la que nos metió la política del gobierno de Macri, podamos más o menos mantener el poder adquisitivo del salario.

Esos puntos definieron las cuestiones centrales que compartimos las cuatro centrales sindicales (en la convocatoria del 29 de Abril)*. Iba a decir cinco, pero a último momento la vertiente que representa Barrionuevo, defeccionó. Así que eso sigue estando en pie. Lo que sí, hay distintas evaluaciones, distintas miradas, dirigentes sindicales que por ahí le asignan mayor peso a algunos acuerdos que se pueden haber realizado con el gobierno, que tienen que ver con los fondos de las obras sociales, con algunas cuestiones menores. Nosotros creemos que ninguno de esos acuerdos justifica no dar una respuesta ante el hecho consumado del veto porque es un cachetazo en el rostro a todo el movimiento sindical.

Es la primera vez que una propuesta que surge con el aval de un espectro tan amplio del mundo sindical y con una ley que fue aprobada por una mayoría muy importante, se veta  como si simplemente fuera un trámite. Así que no compartimos la mirada de aquellos que quieren poner paños tibios sobre esta situación pero sabemos que tenderemos que salir los que estemos resueltos a hacerlo sin que esto signifique dar por perdido el tema de la unidad en la acción. Ojalá lo podamos retomar, vamos a seguir insistiendo.

Nos duele mucho cuando la derecha a través de las editoriales de La Nación o de Clarín festeja como un triunfo que el veto haya roto la unidad entre las centrales sindicales, pero confiamos que esto sea algo episódico, que podamos retomar en algún momento la unidad en la acción de todas las centrales sindicales porque estamos casi seguro de que este programa económico neoliberal de Macri va a agudizar los problemas sociales, va a tensionar mucho más la conflictividad social y eso requiere que haya una unidad en la acción de las centrales.


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Los posicionamientos sobre las medidas a seguir ante el veto a la Ley antidespidos, coloca sobre la mesa la discusión sobre los recursos de financiamiento de los gremios como una de las variables centrales del modelo sindical vigente en nuestro país. ¿Cómo convive este modelo con las tensiones que generan las políticas del macrismo?

El macrismo tiene una política bastante astuta y tiene habilidad para generar escenarios de división de los sectores populares. Él elige un enemigo y trata de, al mismo tiempo, poner la mano sobre el hombro de algún aliado. Lo ha hecho con los movimientos sociales. Claramente ha castigado a la Tupac Amaru y su líder todavía esta presa en una causa que es vergonzosa por todas las violaciones a las leyes y a la constitución de la misma. A la vez que tiene como rehén a Milagro Sala, de pronto abre diálogo con otras organizaciones del mismo sector con el objeto de dividir, de fragmentar y de aislar a los que ellos consideran que son los sectores que tienen un posicionamiento más confrontativo con sus políticas.

En el caso del movimiento sindical hace lo mismo. Lo único que puede dar son recursos, son soluciones que tienen que ver con cuestiones que pueden ser importantes. Yo no digo que no sea un tema importante el tema de los recursos de las obras sociales, porque están bastante asfixiadas (hay una necesidad de las obras sociales, debido a los aumentos de los medicamentos por la devaluación y la mayoría se cotizan en dólares). No subestimo eso pero tampoco quiero hacer una lectura simplista de que los recursos de las obras sociales van todos a parar a las cajas de los dirigentes sindicales. Me parece que tampoco cabe esa tipo de miradas que simplifica mucho la realidad. Pero así como reconozco esto, también tengo que decir que no podemos aceptar un “toma y daca” en el que le soltamos la mano a los compañeros que hoy están sufriendo los despidos en función de resolver otro problema como es el de las obras sociales. Creo que es un error enorme.Hugo yasky 1

El gobierno conoce las olas blandas del movimiento sindical, sabe cómo operar sobre ella y eso es lo que están haciendo en este momento. Por eso nosotros creemos que hay que salir a la calle, que podremos no ser los 300 mil que fuimos el 29 de abril pero hay que evitar que la respuesta nuestra sea agachar la cabeza y en silencio. Hay que evitar que en la retina de nuestros compañeras y compañeros trabajadores quede la imagen de un movimiento sindical que después de haber llegado a hacer un acto como el del 29 de abril y haber logrado la sanción de una ley, viene el que dice “yo soy el que manda, pertenezco a la clase de los que mandan y voy a hacer lo que se me ocurra” y quede la imagen de un movimiento sindical que agacha la cabeza. Eso sería terrible. Por eso creemos que es importante, con la otra CTA, ir a la Plaza de Mayo. Lo vamos  hacer el 2 de junio, vamos a hacer una marcha que si no va a tener la contundencia multitudinaria de la del 29 va a tener la contundencia de la dignidad de los que ese día vamos a estar en la Plaza de Mayo.

Una de las cuestiones a rediscutir en esta etapa en relación a la reconstrucción de un Proyecto Nacional, tiene que ver con la articulación entre el movimiento obrero organizado y las organizaciones políticas y sociales considerando la distancia que hubo durante el kirchnerismo entre los programas de acción del sindicalismo y las organizaciones sociales. A partir de esta experiencia, ¿cuáles considera que son los desafíos de este tiempo? ¿Qué papel tiene la CTA de los Trabajadores en vistas de alcanzar estos desafíos?

Nosotros estamos iniciando un camino que quizás tenga mucha potencialidad y pueda permitir construir un sujeto colectivo que sea capaz de alguna manera de articular una respuesta más amplia a la que estamos intentando dar en forma aislada desde el campo sindical, desde los movimientos sociales, desde las organizaciones que agrupan a los pequeños empresarios. Se trata de una multisectorial donde hay un espectro bastante heterogéneo: por ejemplo, las dos CTA, los grupos que representan a los movimientos sociales vinculados a vinculados al trabajo en cooperativas o al trabajo de los planes sociales, hay varias organizaciones de las empresas recuperadas, los compañeros de las pymes, la federación de clubes de barrios que también se están constituyendo ahora a raíz del problema de las tarifas, sindicatos, organizaciones de militancia barrial, estudiantes.

Todos esos sectores nos estamos juntando, con la idea de conformar un programa que sintetice las demandas que tienen que ver con el trabajo, con la producción, con la lucha contra el tarifazo y la lucha contra el ajuste. Vamos a empezar a organizar esos núcleos, territorialmente, en las principales ciudades del país y la idea es encender el fuego que permita sintetizar esas demandas de distintos sectores y luchas en común o movilizaciones en común. Organizar todo eso nacionalmente en una convocatoria que permita que vaya convergiendo hacia una especie de acción nacional, como fue la Marcha Federal.hugo yasky 1 (2)

Estamos intentando, sobre todo, desmontar las empalizadas. Simbólicamente cada conflicto, en general, se rodea de empalizadas, a veces porque se encarga el gobierno de aislarnos y otras veces porque estamos muy habituados a pelear siempre de puertas adentro y nos cuesta poder tener una mirada más amplia que sea capaz de sintetizar, de buscar unidad y de generar acciones comunes y esto nos desgasta mucho.

Estamos en esta etapa porque el poder del gobierno de Macri es denso, es grande. Tienen los medios de comunicación que juegan para ellos, tienen las ONGs que se disfrazan de usinas de pensamiento democrático y republicano y que en realidad están financiadas casi siempre por empresas multinacionales, tienen el apoyo de todos los grupos económicos, más el apoyo de Estados Unidos y Europa… Entonces tenemos que enfrentar eso sabiendo que esto no es una carrera de 100 metros llanos sino una carrera de resistencia y que en esa resistencia el único secreto es hacer lo contrario a lo que ellos quieren hacer con nosotros que es dividir, dividir y fragmentar, tenemos que unir, tenemos que construir sentidos comunes y acciones comunes.

Parte de la articulación entre sectores heterogéneos se pudo ver en las movilizaciones del 29 de abril, previamente el 24 de Marzo (a 40 años del Golpe de Estado de 1976), el 13 de Abril frente a Comodoro Py** y en la movilización de trabajadoras/es y estudiantes universitarios el pasado 12 de Mayo. ¿Qué lectura puede hacer de estas manifestaciones que congregan a amplios sectores de nuestra sociedad en estos primeros cinco meses de gobierno del macrismo?

Una lectura inevitable es que evidentemente los 13 de años de avances construidos durante un gobierno popular y democrático no fueron en vano. El pueblo argentino se para sobre lo que sedimentó ese proceso que fue un crecimiento de una conciencia, de una práctica, de una gimnasia popular para la defensa de los derechos. Que hace para los y las argentinas que la movilización sea algo que forma parte de la práctica del cuerpo social. Entonces creo que si no hubiesen mediado estos avances, hubiésemos estado quizás desmovilizados, desarmados, desarticulados.hugo yasky 1 (2)

El hecho de que en tan poco tiempo haya tanta contundencia, tanta masividad en un lapso breve que separa una marcha de la otra demuestra que, evidentemente, hay una disposición a pelear, a resistir, a ganar la calle, a no dejarse derrotar por esta adversa relación de fuerzas en la que quedamos las organizaciones populares frente  a un poder concentrado, muy consistente muy denso y que a primera vista parecería podría desalentar la participación en las marchas, en las movilizaciones, en los actos. Sin embargo no ocurre. Creo que no ocurre porque hubo 13 años de gobierno popular, de crecimiento político de nuestra población, de victorias. Porque hubo victorias en esos 13 años: como el juicio a los genocidas, como la recuperación del sistema jubilatorio, como el No al Alca. Es decir, cosas que hoy parecerían de un pasado  muy  lejano pero que sin embargo está muy cerca.

América Latina vive una etapa de restauración del neoliberalismo, tras haber vivido una “época de cambios” con la experiencia de los gobiernos populares en los últimos años. ¿Qué formas de acción articulada puede generar el movimiento sindical a nivel regional, teniendo en cuenta la experiencia del No al Alca, las Cumbres de los Pueblos y las Cumbres Sindicales del MERCOSUR?

Lo de Brasil (juicio político a la Presidente Dilma Roussef) termina de definir un fin de ciclo de los gobiernos populares y de democráticos por lo menos en dos de los países más importantes por su volumen por su significado y su influencia en la región como es Argentina y sobre todo Brasil. En Brasil termina de concretarse lo que ha sido un golpe en las condiciones en que, pienso, van a ocurrir los golpes de estado en esta parte del siglo, donde el poder judicial – que es uno de los poderes que no mencioné antes como parte de esa clase dominante – junto con los grandes medios de comunicación, los grupos económicos que concentran la riqueza, lo que es el poder factico, encontró la manera de destituir a los gobiernos sin tener que recurrir directamente a las fuerzas militantes como lo habían hecho a finales del siglo XX.

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Esta nueva realidad, más la crisis económica desatada en la región por la caída de los precios del petróleo y de los commodities que exporta la región, generó condiciones para que los gobiernos populares y democráticos, sufriendo de alguna manera el desgaste de más de 10 años de ejercicio en el poder, estuvieran en una situación de debilidad frente a la población. Una situación de desgaste que los medios de comunicación supieron explotar generando ese clima de zozobra que se amplificaba permanentemente hasta llevar al punto de la exasperación temas como la inseguridad, la corrupción, la inflación, el dólar paralelo las presiones devaluatorias, las corridas cambiarias… Todo eso amplificado al extremo de hacer sentir a la ciudadanía al borde de entrar en un país en caos, a lo que le agregaban “basta de la confrontación”, “busquemos la forma de terminar con esta suerte de histeria, de la permanente diatriba y las cadenas nacionales” y la “grieta”. Todo eso que se hizo acá en Argentina muy hábilmente y que posibilitó que con un discurso de gurú de la felicidad y de manual de autoayuda, Macri pudiera vender los espejitos de colores del cambio, de la concordia y de marchar en paz hacia la realización de los sueños personales y que hoy nos deposita en este desastre, en este horror económico y social que empezamos a vivir. Y mucha gente que votó a Macri, abre los ojos, se mira los dedos con los que tomó el voto en el cuarto oscura y se pregunta: “¿qué hice?, ¿este era el cambio por el que voté?”.

Esto que sucede en Argentina, con pequeñas diferencias sucedió en Brasil. Lo están intentando en Venezuela, están empujando y empujando, sacudiendo las instituciones de ese país para ver si logran derrocar al gobierno. De alguna manera, esta situación pone la cuenta regresiva en Ecuador y Bolivia. Y creo que frente a esto vamos a tener situaciones desiguales. Dos grandes países como el nuestro y Brasil con gobiernos de restauración neoliberal y de políticas de derecha y vecinos un poco más débiles como Uruguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela con gobiernos que todavía intentan mantenerse en la senda de los gobiernos con una agenda social, popular – ellos dirían populista.

hugo yasky 1 (3)Creo que vamos a estar en una etapa, por un lado de resistencia en nuestros países y, por el otro, con movimientos populares que van a tratar sostener las políticas de cambio. Va a ser difícil, porque nunca estuvimos en esa situación. Siempre estuvimos todos resistiendo al neoliberalismo o todos con gobiernos populares y democráticos. Hoy vamos a estar con el paso cambiado y habrá que ver de qué manera conjugamos la resistencia y las políticas defensivas, cómo conjugamos esta realidad es un desafío de la etapa.

Desde ya que tenemos que revivir inevitablemente las condiciones que hicieron posible que en el 2005 rechazáramos al Alca, con grandes movilizaciones populares. Creo que el neoliberalismo eso no lo va a poder abortar, es decir, las luchas que significaron poder avanzar en América Latina, no se van a poder borrar ni se van a poder extirpar de raíz. El germen sigue y vamos a seguir peleándola como ya lo empezamos a hacer acá.

¿Cuál es la diferencia entre la experiencia neoliberal de los 90 y la de hoy?

Es la primera vez que la derecha llega al gobierno con los votos sin tener que hacer como esos pajaritos que comen los parásitos arriba de los hipopótamos… La derecha para poder construir su programa neoliberal en los ’90, se introdujo dentro del menemismo. En la campaña electoral, a los que lo votamos Menem nos dijo que venía por el salariazo, la revolución productiva y que no nos iba a defraudar. La “derecha” la representaba el candidato radical Angeloz, ése decía todo lo que iba a hacer en términos de ajuste.

Este gobierno de Macri se diferencia por eso, llegaron con los votos, enfrentaron a un gobierno popular y democrático. Evidentemente nos derrotaron en el plano político y cultural porque para ganar como ganaron tuvieron que arrancar votos del campo popular, tuvieron que cosechar votos de la clase trabajadora y de la clase media. Si hubiesen sido solamente los votos de los que hoy se benefician con las políticas de Macri, no hubiesen sacado votos ni para llegar a la primera vuelta. Ahí nos derrotaron, nos derrotaron cuando una parte de los sectores populares terminaron por convencerse de que es mejor votar a un empresario parásito del Estado que alguien que viene de la tradición de un partido popular, como el candidato Scioli del peronismo. Eso es una gran diferencia.

Como es una gran diferencia que este gobierno rápidamente fuera ocupado, como cuando una infantería termina de ocupar un bastión y no dejan ni un solo rincón del sitio ocupado libre. Tengo esa sensación cuando pienso en el desembarco de los CEO de las multinacionales que ocupan todos los espacios del gabinete y cuando el gobierno de Macri se alinea rápidamente detrás de los EEUU y paga a los fondos buitres. Es decir, este es un gobierno orgánico de la clase dominante a diferencia del de Menem que era una suerte de neoliberalismo a la criolla con patillas largas y poncho que hasta tenía rasgo estrafalario en algún punto. Aun así, privatizaron todo, no hay quesubestimarlo, hicieron de goma al Estado argentino y estuvieron a punto de liquidarnos para siempre. Creo que el gobierno de Macri tiene ese otro formato: es la clase dominante, son los grupos económicos atendidos por sus propios dueños, incluso más, son los grupos más concentrados y más transnacionalizados. Algunos grupos económicos locales han quedado desplazados del esquema de poder y ésta, quizás, sea una contradicción que a futuro pueda jugar a favor nuestro. Quizás…

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Hablamos de un pueblo que se posa sobre derechos conquistados y que se moviliza. Hablamos de un gobierno neoliberal que ha golpeado a este pueblo muy rápidamente y con densidad en apenas 6 meses. Y parecería ser que los tiempos se abrevian a la hora de pensar una salida electoral alternativa a este proyecto neoliberal. ¿Cómo se resuelve la tensión entre un pueblo organizado y un macrismo que castiga así sus votantes?

Hay un tercer elemento a considerar que es un pueblo organizado pero sin una representación política y con una oposición deshilachada, sin rumbo y que se debate entre ser la rueda de auxilio del macrismo o tratar de generar una alternativa política superadora. Creo que tenemos un problema, porque dentro del peronismo que es la fuerza de la que se nutrió el kirchnerismo y que tiene un partido que es el PJ y tiene la mayoría de los dirigentes sindicales y de los dirigentes barriales, hay un debate.

En ese debate muchos dicen: “bueno, el kirchnerismo fue un grumo de la historia, en determinado momento de crisis el azar quiso que fuera Néstor Kirchner, no quiso ser De la Sota, no quiso ser Reutemann, finalmente quiso ser Néstor y llegó a Casa de Gobierno”.
Creo que no fue tanto el azar como el hecho de que veníamos de una perdida de consenso absoluto de las políticas neoliberales, había una resistencia fuerte y el emergente que expresaba ese momento no era ni un personaje como De la Sota ni un timorato como Reutemann, sino que era Néstor, por eso él fue el que dio el paso al frente.

Hoy, sin embargo, dicen que fue un accidente que así como el PJ  dio un Menem después dio un Néstor Kirchner, dice: “tenemos para todo en el PJ, para todos los gustos y para todas ocasiones, pero ya pasó”. Entonces ahora quieren  revolver bien en el caldero del PJ para que el grumo se disuelva definitivamente y podamos revivir un Partido Justicialista más amoldable a las condiciones de un mundo donde el neoliberalismo es el estado Normal. Cuando la derecha decía queremos ir a un país normal, en realidad estaba diciendo, que quería volver a  un país que sea como el resto del mundo, es decir donde el neoliberalismo establece las reglas de juego: como en el caso de España, Grecia, etc.

El kirchenrismo y  los movimientos populares de América Latina en general desafiaron eso. Por eso la derecha planteaba que son movimientos populistas con una mirada inmadura del mundo, que no se podía construir relaciones de poder con los menesterosos de la región y darle la espalda al Norte donde estaba el verdadero poder económico. Que había que aceptar que la Argentina era un país que necesitaba articularse con los Estados Unidos, etc etc.

Y el Justicialismo  creo que tiene un sector que quiere interpretar ese momento, con las cualidades y particularidades propias que tiene el Justicialismo que intenta cierto keynesianismo aunque sea un poco lavado, con algún ministro de economía, con la participación de los sindicatos. Y tenés muchos dirigentes sindicales que se sentirían cómodos en una cosa más de centro tirando hacia a la derecha, que con lo representaba  el kirchnerismo, que era un confrontación permanente con los grupos de poder económico, con los medios de comunicación, con la casta judicial, y con todo lo que son las instituciones del poder que hoy gobiernan la Argentina. Entonces, creo que estamos en ese momento y en ese problema.

Es verdad que el macrismo genera condiciones de conflictividad social, y es verdad que hay un pueblo que quizás esté empezando a poner en marcha los motores fuertes de la resistencia y que eso explique lo multitudinario de la marcha, pero también es cierto que no hay una correlación entre esa  disposición que se empieza a  confrontar y a defender los derechos con la conducción de una oposición política que pueda, en los tiempos electorales, generar una respuesta. Y por eso el macrismo  divide a la oposición, la compra por sus necesidades, le ofrece recursos a tal gobernador, a tal otro, van a la Rosada.

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Nosotros ahora podríamos numéricamente tener los votos para que la ley que el presidente vetó llegara a tener los dos terciados del senado para la Insistencia, pero la matemática no se traduce en la política y Macri ya se adelantó, metió la mano en el fondo del Anses, en el fondo de sutentabilidad y sacando de ahí repartió entre los gobernadores. Y hay muchos de la oposición que cuando tengan que votar van a preguntarle primero a Macri antes que a la gente de su propio partido para ver cómo votan.

Ese es el problema que tenemos, tenemos que tratar de construir eso porque si esta gente gana de nuevo dentro de cuatro años yo creo que vamos a necesitar mucho tiempo para recuperar este país.

Pero a la vez,  hoy tenemos un problema de una fuerza que aparece deshilachada y una mayoría que hoy por hoy no la podríamos traducir en una expresión política que unificada, tenés a Massa,  Urtubey, y por supuesto al kirchenrismo. Pero hay demasiada flojera, demasiados dirigentes del Justicialismo que no quisieran tener que repetir la experiencia que vivieron en el kirchnerismo y que prefieren tener una vida más tranquila y más  cercana del poder fáctico.


Una última pregunta para cerrar, respecto a esto: ¿Cuál es la tarea de CTA, que no es menor, pero ya pensando en términos políticos sindicales?

Nosotros hoy por hoy tenemos que tratar de generar el mayor grado de eficacia en la confrontación contra las políticas de ajuste del gobierno, en el intento de hacer una suerte de blindaje de las conquistas que hemos logrado en estos años, y que no solamente tienen que ver con el salario sino que van desde ahí hasta poder defender, eventualmente, a la jubilación de un intento privatizador, porque  no hay que descartar para nada, hay cosas que hoy no se dicen pero que si Macri ganara una elección dentro de dos años, quizás se empiecen a decir.  Hay cosas que se van dosificando por etapas, por secuencias.

Creo que nosotros tenemos que construir una articulación social que es clave para confrontar, para no estar expuestos a la política de aislamiento del gobierno que va a tratar de liquidar el sector, va a tratar de alimentar la lucha de pobres contra pobres, que va a tratar de desalentar, de hacer que aceptemos la lógica de que somos individuos y no una clase, que creamos que si nos va bien es porque supimos resolver los problemas como individuos y que si no va mal aceptemos que no supimos hacerlo como individuos. Es decir va a tratar de convertirnos en consumidores y no en ciudadanos. Creo que hoy está todo en enfrentar esto. Y no se lo puede enfrentar, en el caso nuestro, si no es en el terreno de la disputa social, y la disputa social fundamentalmente hoy pasa por unificar dentro del movimiento sindical todas las expresiones que seamos capaces de levantar una bandera para confrontar.

Ongaro, cuentan que solía decir, que en el movimiento sindical hay compañeros de camino y hay compañeros de camino y de destino. Con algunos seremos compañeros de camino y de destino, pero con los que podamos ser compañeros de camino para confrontar y resistir hoy lo tenemos que intentar. Por eso fuimos las 4 centrales sindicales juntas a la marcha, y por eso si mañana la CGT decide no participar, nosotros vamos seguir diciendo que están los brazos abiertos y la disposición a retomar el camino de la unidad porque creo que esa la tarea. Sin pretender que las diferencias desaparecieron, sin pretender que se nos borró la memoria, ni a los que nos critican a nosotros por el lugar que estuvimos, ni a los que nosotros criticamos por el lugar en que estuvieron ellos, pero sabiendo que la tarea de  hoy es tratar de unirnos para enfrentar esto. Este es un poco el momento de la CTA.

* El 29 de Abril de este año, la CGT Alsina (liderada por Antonio Caló), la CGT Azopardo (liderada por Hugo Moyano), la CTA de los Trabajadores (Hugo Yasky) y la CTA Autónoma (Pablo Micheli) realizaron una convocatoria a marchar al Monumento al Trabajo contra las políticas de ajuste del gobierno de CAMBIEMOS. Asistieron más de 300 mil trabajadoras/es de los gremios que integran las cuatro centrales sindicales.

**13 de Abril, frente a los tribunales de Comodoro Py se congregaron cientos de miles de personas para acompañar a la ex Presidenta de la Nación, Cristina Fernández de Kirchner quien fuera convocada a declarar en la causa por “dólar futuro” que lleva a adelante el juez Bonadío.