NOS SIGUEN PEGANDO ABAJO
Por María Quintero
Fotografía Portada: Cecilia Markic
Fotografía en nota: Cecilia Markic y Es Fotografía
La jornada del lunes mostró varios interrogantes, pero también varias certezas como respuestas.
Y en primera instancia consolidó la idea de que hoy padecemos un modelo de Justicia al que las corporaciones económicas, con sus terminales en los medios de comunicación hegemónicos, le marcan la agenda. Desde hacía varias semanas desfilaba por los estudios de América, TN y Canal 13, en los programas «periodísticos» y los no tanto, el reclamo sobre la imperiosa necesidad de que aceleraran el movimiento de algunas causas que podían involucrar a Cristina. Entre editoriales y suspicacias los reclamos a la Justicia – Partido Judicial- oscilaban entre los retos indignados de Intratables, hasta los reclamos subidos de Tono de los editoriales de TN.
La “Justicia” hizo lo suyo: Incluso si hubiera que desempolvar antiguas denuncias, como a la que fue citada en el día de ayer, que los mismos jueces y fiscales tenían en su poder hacía ya 8 años.
Y ante el reclamo de los estudios de televisión, el Juez Ercolini llamó a Cristina a Indagatoria.
Sin embargo, en un segunda instancia- tal vez la menos comunicada masivamente y que representa “el clima de época”- se ubican los interrogante de por qué las corporaciones económicas ajustan los tornillos de la balanza de Justicia justo ahora, y el porqué de un operativo policial tan grade y costoso.
Por un lado, es claro que para ocultar la toma de deuda, las políticas de ajuste, el desempleo y el crecimiento de la pobreza se requiere de grandes shows que den que hablar en los medios de comunicación, y el título “La corrupción K” aún sigue siendo un buen negocio. Sin embargo, ya no alcanza.
La realidad que vive el país supera cualquier ficción, y ya no sirve tapar el sol con el dedo por un día para poder seguir implementando este modelo económico. Para poder llevarse al Pueblo por delante, también es necesario destruir la figura del líder.
La estrategia es generar el desgaste de la imagen de Cristina una y otra vez en Comodoro Py. Generar unas y otras causas judiciales, aún sin pruebas, para naturalizar la figura de Cristina acorralada por la Justicia y debilitar el apoyo popular. Con más o menos matices, la estrategia es la misma que usaron y usan con Milagro Sala: buscar la naturalización social de su prisión incluso aun cuando están violando sus derechos humanos. La proscripción del líder popular impera en Argentina y puede disfrazarse de mil formas distintas.
El exagerado operativo policial tiene también respuestas claras. Las Fuerzas de seguridad empezaron a medir la correlación de fuerzas en vistas de lo que claramente ha comenzado a ser un Estado represivo. El accionar de la Policía Federal y la Gendarmería fue una prueba de lo que vendrá. Un ensayo de cómo y con cuántos será la represión cuando no haya una CFK mediando, o peor aún, cuando estén generadas las condiciones para animarse también a “pegarle, cobardes, a ella”.
Estamos frente a un Estado represivo que ya no necesita ocultarse para encarcelar líderes injustamente, ni torturar chicos de villas a escondidas y en la oscuridad, sino que crece impunemente y a pasos agigantados, animándose incluso a pegarle a la luz del día y ante una multitud a diputados y legisladores aun violando la Constitución y los Tratados Internacionales que protegen a los representantes del Pueblo con carácter inviolable, es decir, que los representantes del Pueblo no pueden ser detenidas o agredidos durante su mandato.
Un párrafo aparte merece el hecho de que a un mes del primer paro nacional de mujeres contra la violencia de género, haya sido una mujer la que más golpes recibió. Un grupo de gendarmes conducidos por una mujer, la ministra Patricia Bulrrich, golpeó ferozmente a la diputada Juliana Di Tulio; y hasta la publicación de esta nota, ningún funcionario o funcionaria del Gobierno Nacional – que sin embargo sí se habían proclamado en favor del Ni Una Menos- ha salido a dar ninguna explicación.
El accionar de las fuerzas de seguridad del 31, fue además, la clara puesta en práctica de lo que será la implementación delnuevo Protocolo que regula la Actividad Periodística, firmado el 30 de septiembre y que se presentará hoy y mañana en el Congreso de FOPEA.
La idea central de este protocolo es que bajo la excusa del «peligro» y de «preservar la integridad de la prensa» no se permita a los periodistas acceder a las zonas de conflicto.
El lunes, mientras la policía avanzaba sobre la gente, los periodistas debieron lidiar a empujones contra los escudos y bastones de los gendarmes para poder acceder a cubrir los golpes a manifestantes y diputados.
En el marco de conflictividad social por las medidas de ajuste, que el silencio de los Medios de Comunicación se quede definitivamente mudo, incluso si hay que hacerlo a palos, se vuelve imperante para un Gobierno que se encuentra cada vez más lejos del diálogo que proclamó y por el cual, además de muchas otras promesas rotas, el 50 por ciento de los votantes le depositó su confianza.