Juan Sasturain inauguró la 49ª Feria del Libro
LECTURA, HUMOR Y VERGÜENZA COMO ÉTICA CIUDADANA
Por Carlos Aletto (*)
En una jornada esperada por el mundo literario argentino, el escritor Juan Sasturain inauguró oficialmente la 49ª edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires, ante una audiencia amplia y heterogénea que incluyó autoridades locales e internacionales, organizadores, representantes de la ciudad invitada (Riad, capital del reino de Arabia Saudita), escritores, periodistas, amigos, familiares, y numerosos asistentes en general.
Desde el comienzo, el escritor explicitó una cierta incomodidad en ocupar el lugar central y solemne que implica una conferencia inaugural: “Uno no tiene ni la voz ni la vocación vocera ni le da el cuero para ocupar este lugar central/ocasional/bajo los reflectores sin salvedades. La sensación de impostura en esta arena de lo que no deja de ser un circo”, dijo, recurriendo a la ironía y al humor gráfico de Fontanarrosa para ilustrar la situación: “Señores y señoras, por ausencia del hombre bala, les ofreceremos una perdigonada de enanos”.
Sasturain aprovechó este tono humorístico para dedicar la conferencia inaugural justamente a Roberto Fontanarrosa y recurrió a un aforismo del mismo autor para marcar el rumbo de su discurso: “Te puedes hacer una armadura con papel. Pero no te pelees”.
A lo largo de una extensa intervención dividida claramente en tres partes, Sasturain desplegó una reflexión literaria y ética, abordando desde distintos ángulos la realidad cultural, social y política argentina.
Una defensa de la lectura como encuentro íntimo
En el primer tramo, titulado “Elogio del libro abierto y usado”, Sasturain insistió en el valor del libro como experiencia íntima, más allá del objeto comercial o la mercancía cultural. Cuestionó la concepción simplista del «best seller» como ideal de la industria editorial, explicando con precisión lingüística que “seller” significa vendedor, y no “sold” (vendido). De este modo, ironizó sobre la lógica mercantil del libro: “Un best seller, para la editorial, es el que le resulta mejor vendedor, el empleado del mes, digamos”.
Resaltó así la importancia fundamental del lector y del acto mismo de leer: “Leer es compartir, conocer, abrirse callado pero atento a lo que ese otro como uno tiene para decir. Un libro es una pregunta, una confidencia, una historia que no existe hasta que no haya alguien que lo lea”. Al hacerlo, recordó además que la fecha cercana del 23 de abril no es arbitraria, ya que se trata del Día Internacional del Libro y del Derecho de Autor, evocando así la memoria conjunta de Cervantes, Shakespeare y el Inca Garcilaso, figuras emblemáticas de la literatura universal.
Homenaje a Oesterheld y “El Eternauta”
En una segunda parte, bajo el título de “Reflexión sobre la idea narrativa de aventurar”, Sasturain dedicó un profundo y emotivo homenaje a Héctor Germán Oesterheld, creador de “El Eternauta”, al que definió como “el mejor escritor de aventuras que dio este país”.
En esta sección destacó que Oesterheld no escribía simplemente ficciones entretenidas, sino relatos que revelan la dimensión ética del acto humano. Para Sasturain, “tener una aventura es encontrarse en una coyuntura en que está comprometido el sentido último de la vida personal y reconocerlo”. Afirmó que los personajes de Oesterheld, incluyendo al célebre Juan Salvo, son héroes cotidianos que no poseen cualidades extraordinarias previas, sino que se constituyen heroicos al reaccionar moralmente frente a situaciones límite: “El héroe no existe antes de que las cosas sucedan, es un hombre común al que las circunstancias ponen a prueba”.
En este emotivo homenaje, recordó también la figura trágica y ejemplar de Oesterheld, quien “quiso ser coherente, escribir y vivir de acuerdo y sin contradicción con lo que creía. Eso es muy valioso y cuesta caro. Se gana respeto y admiración y memoria como esta; pero se paga, como en su caso, con la muerte violenta”.
La pérdida de la vergüenza y el “Mal de Bierce”
Finalmente, Sasturain abordó con un tono más satírico y político el presente argentino a través de “Una modesta proposición”, tomando prestado el estilo crítico de Jonathan Swift. Presentó así una reflexión sobre lo que denominó “el Mal de Bierce” —en referencia al escritor norteamericano Ambrose Bierce— una enfermedad social degenerativa caracterizada principalmente por “la pérdida irreparable de la vergüenza”.
De manera contundente, enumeró síntomas claros y preocupantes del Mal de Bierce que afectan la sociedad actual: “la pérdida de empatía, la indiferencia hacia el otro, la agresividad creciente, la irresponsabilidad flagrante, la megalomanía y la consecuente arrogancia”, y cerró con un llamado contundente a recuperar la capacidad de sentir vergüenza como última resistencia ética y social. “Mientras sintamos vergüenza habrá esperanza para todos y cada uno. La vergüenza es salud”, dijo, cerrando con una invitación irónica y seria a brindar por ello.
El recorrido del pronombre «uno»
Dentro de este marco, Sasturain dedicó un momento especial para reflexionar sobre el uso del pronombre “uno”, una expresión que, según explicó, posee una particular resonancia en la lengua argentina al situarse entre lo personal y lo colectivo. Subrayó que prefiere este pronombre porque permite hablar desde un lugar que es simultáneamente individual y compartido, íntimo y genérico, dando lugar a una forma especial de identificación emocional y cultural con el otro.
Para ilustrar su argumento, evocó con precisión el tango “Uno” de Enrique Santos Discépolo, explicando cómo ese pronombre encierra una experiencia individual que logra convertirse en colectiva. También recordó la obra humorística “Buenos Aires en camiseta” de Calé, quien utilizó sistemáticamente el “uno” para captar escenas cotidianas porteñas con las que el lector podía identificarse de inmediato. En este sentido, destacó la capacidad única del pronombre para expresar experiencias que, aunque personales, se reconocen como universales.
Finalmente, amplió el alcance de esta reflexión citando otros ejemplos literarios significativos, como María Elena Walsh con “Serenata para la tierra de uno”, Ernesto Sábato en “Uno y el universo” y Bernardo Kordon en “Seiscientos millones y uno”, mostrando cómo distintos autores argentinos utilizaron este pronombre para manifestar arraigo, identidad, distancia crítica o empatía frente al mundo. En definitiva, para Sasturain, el uso del “uno” no es un simple recurso estilístico sino una elección ética que permite establecer vínculos profundos entre la literatura y la vida social, entre quien habla y sus congéneres.
La intervención de Sasturain estuvo repleta de referencias literarias e históricas: Borges, Discépolo, María Elena Walsh, Norah Lange, Macedonio Fernández, Albert Camus, entre otros, fueron convocados para ilustrar con precisión y profundidad cada uno de sus argumentos. También evocó debates recientes como el de Vargas Llosa con Horacio González, destacando así la importancia de la discusión cultural y política como ejercicio fundamental en la vida democrática.
Al finalizar su extensa presentación, que combinó humor, erudición y compromiso ético, Sasturain fue largamente aplaudido por una audiencia conmovida por su capacidad para abordar con lucidez y sensibilidad los desafíos del presente. De este modo, la 49ª edición de la Feria del Libro comenzó con un llamado explícito a pensar la cultura no solo como entretenimiento o mercancía, sino como acto ético, político y profundamente humano.
(*) Autor de «Anatomía de la melancolía», «Antes de Perder», «Julio Cortázar diálogo para una poética»
Texto tomado de su red social Facebook