“LAS PENAS SON DE NOSOTROS, LAS VAQUITAS SON AJENAS”
Por Matías Jauregui
El destino de los productos de las economías regionales es, principalmente, el Mercado interno. Más del 70 % de la yerba mate, las manzanas, el azúcar, el algodón, son consumidos en el país.
Los índices de pobreza en crecimiento y el bajo poder adquisitivo hacen que muchas economías regionales, que ya venían golpeadas por la apertura de las importaciones y el aumento de los costos de producción, no encuentren en el mercado interno un comprador que, al menos, cubra sus gastos básicos.
En el último mes se vio en la zona citrícola de Chajarí (Entre Ríos) a productores tirando mandarinas por no tener quien se las compre. Éstos, por la baja demanda, suelen enviar la fruta de descarte a las fábricas de jugo, pero las jugueras “están saturadas”, y ya no pueden recibirlas. Muchos intentan, por lo menos, salvar el costo del gasoil.
El sector ganadero también se ve afectado por estas políticas. La oferta de hacienda es alta para la capacidad de pago del salario, por lo que, el consumo de carne vacuna bajó un 16 % comparado con el año anterior (pasamos de 51 kg/hab/año a 44 kg/hab/año).
El sector lechero es otra economía regional fuertemente dañada. La demanda de algo tan básico como la leche cayó un 16 %; la leche en polvo cayó un 40 %; los quesos de pasta blanda un 25 % y la leche chocolatada, postres y flanes un 50 %. Se reemplazó el consumo de lácteos elaborados por productos básicos como leches fluidas y quesos de segundas y terceras marcas. La caída del consumo de lácteos por persona asciende al 20 %.
La industria metal mecánica no se queda atrás, la cancelación de turnos de trabajo es habitual debido a que descendieron las ventas de herramientas agrícolas un 30%. Además, se ve afectada por la falta de créditos y la importación indiscriminada. A todo esto, se le suma el RIGI que permitirá la importación de bienes nuevos y usados, por lo que, el dinero de esas ventas quedará en el exterior.
La antítesis de lo que pasa en Argentina ocurre en Brasil donde hay beneficios con créditos a los productores que compran maquinaria nacional.
Para completar el combo de un mercado interno empobrecido se aprobó la Ley Bases. Quienes ganan con esta ley son los grandes dueños de la tierra como Nicolás Pino (presidente de SRA) a quien se lo vio festejar la flexibilización laboral. En el sector agropecuario, son los dueños de la tierra quienes menos mano de obra contratan. Sin embargo, es el contratista agropecuario, que hace los trabajos de laboreo, siembra y cosecha, el que contrata el 50 % de la mano de obra del sector y no el dueño de la tierra.
¿Qué hubiese dicho el sector agropecuario si la beneficiada con la aprobación de facultades extraordinarias, como lo establece el artículo 1 de la Ley Bases, sería Cristina Fernández de Kirchner? En este marco, no se los ve muy preocupados a los miembros de la mesa de enlace por lo que sucede en el verdadero campo, el que trabaja, el que genera puestos de trabajo.
¿Cómo puede ser que la agenda y el destino del sector agropecuario la manejen señores desde su piso de Recoleta, de la Avenida Libertador o desde un cafecito porteño, lo que demuestra de que seguimos siendo un país bien unitario?
Nos encontramos con un mercado interno deprimido, economías regionales y la agro- industria sin poder colocar su mercadería viéndose en la obligación de suspender y despedir trabajadores y con una Ley Bases que flexibiliza los despidos, a pedido de la mesa de enlace donde se encuentran los actores del sector agropecuario que menos puesto de trabajo generan en la economía.