“A la violencia te acostumbras
al noticiero te acostumbras
a la careta te acostumbras
a la mentira también te acostumbras”
La costumbre – Arbolito
LA MENTIRA DEL FÚTBOL
Por Daniel Bello
Desde el viernes pasado, el fútbol ha dejado de ser para todos.
El programa que comenzó el 21 de agosto de 2009 y transmitió el fútbol argentino en vivo, tanto de Primera división como de Primera B Nacional, finalizó con el comienzo de la 7ma fecha de la Superliga.
FPT también transmitió las semifinales y finales de la Copa Libertadores y de la Copa Sudamericana – era condición que hubiera equipos argentinos jugando-, las eliminatorias y el Mundial de Brasil 2014 que disputó Argentina.
El fin del FPT es otra política clara del gobierno que viene afectando la vida de todxs lxs argentinxs desde que asumió en 2015: una empresa privada avalada por el gobierno que avanza sobre lo público, transformando un derecho en mercancía.
El marco en el que se creó de FTP fue una antesala a la sanción de la Ley 26522 y cuyo espíritu es -pues sigue vigente- afirmar que la comunicación es un derecho. En su artículo 77, la ley garantiza el derecho de las audiencias al acceso universal -a través de los servicios de comunicación audiovisual- a los contenidos informativos de interés relevante y de acontecimientos deportivos, de encuentros futbolísticos u otro género o especialidad”. Y establece que “será el Poder Ejecutivo Nacional el que deberá adoptar las medidas reglamentarias para que el ejercicio de los derechos exclusivos para la retransmisión o emisión televisiva de determinados acontecimientos de interés general de cualquier naturaleza, como los deportivos, no perjudique el derecho de los ciudadanos a seguir dichos acontecimientos en directo y de manera gratuita, en todo el territorio nacional”.
Pares TV, por ejemplo, está haciendo uso de este artículo para luchar por recuperar el derecho a transmitir los partidos de Flandria y Luján, que se encuentran bajo su zona de incidencia.
UNA PIZZA
Los partidos codificados iban a comenzar en la 8va fecha, coincidentes con el Boca – River, pero ya pasadas las elecciones, ¿para qué esperar y no recaudar con la “necesidad” de ver el superclásico?
Entonces, la 7ma fecha del torneo marcó la vuelta del fútbol pago.
Una de las tantas cosas que se dice que sucederá con éste regreso es que vecinos y vecinas llenarán los bares. Imaginan, los dueños, que tener un arreglo con el cable -como el de tener siempre encendido en TN- los beneficiará.
Otros aducen que el costo de 300 pesos, que es el valor del paquete Premium, es lo que sale hoy día comer una pizza en cualquier lugar y, por consiguiente, los hinchas de fútbol desembolsarán dicha suma.
Estas mentiras tapan la obligación que tiene el espectador de contratar el paquete HD, que sale aproximadamente 1000 pesos, para luego sí poder acceder a ver los partidos.
Los datos que se dieron a conocer indican que las empresas de cable solo vendieron 650 mil abonos de ese paquete premium, parece una gran cifra pero al compararlo con los 8 millones abonados a la TV paga o los 14 millones de hogares demuestra que son pocos los que han accedido.
Demasiados pocos.
Es decir, de un fútbol amplio y gratuito se pasó a un fútbol al que acceden quienes pueden gastar en ocio. Se ha constituido como una cuestión de privilegio, ya que claramente no todxs eligen pagar el paquete y el cable HD. ¿Cuántos accederán a pagar lo que el dueño del bar determine como consumición mínima para poder sentarse a ver el fútbol?
Habrá que ver si le hacen caso al consejo de Prat Gay y comer dos pizzas menos por mes…
Resta esperar para saber si nos acostumbraremos. “Como tanta otra tristeza a la que te acostumbrás”.