LA MEMORIA NO SE CIERRA
Por Beatriz Chisleanschi
No hay decreto, despidos, suspensiones, candados o amenazas que puedan cerrar la Memoria.
Una vez que tomó cuerpo, la Memoria crece, se expande, traspasa generaciones: Abuelas, Madres, Hijes, Nietes y podríamos seguir.
La Memoria, personal y colectiva, nos construye como sujetos, nos significa, nos ubica en un tiempo y un espacio, nos da identidad.
“¿De dónde viene la obsesión por la memoria?”, se pregunta el historiador italiano Enzo Traverso en su artículo “Historia y memoria. Notas sobre un debate” para señalar luego, “Se podría responder invocando la distinción establecida por Walter Benjamín entre “la experiencia transmitida” (Erfabrung) y la “experiencia vivida” (Erlebnis). La primera se perpetúa casi naturalmente de una generación a otra y va forjando las identidades de los grupos y de las sociedades en la larga duración; la segunda es un rasgo típico de modernidad, es una vivencia individual, frágil, volátil, efímera.” (1)
Argentina, especialmente, después de la última Dictadura Militar es “experiencia transmitida”. Son las multitudinarias marchas de cada 24 de marzo en la que participan desde personas muy mayores con bastón o en silla de ruedas hasta bebés en brazos o adolescentes que asisten encolumnadxs con sus propias banderas. Son lxs jóvenes que desde hace 22 años construyen Memoria y batallan contra los olvidos en las escuelas para reunirse, contra viento y marea, a presentar sus investigaciones y trabajos de producción frente a miles de otrxs jóvenxs. Son los actos escolares cada 24 de marzo. Es cada grito a favor de la Verdad y la Justicia.
La Memoria Colectiva que portan los individuos está directamente vinculada a la historia humana y, por tanto, es en ella donde se representa la sociedad y es, a través de ella que la sociedad se representa en cada sujeto.
El 19 de noviembre del 2023 cuando Javier Milei le gana el balotaje a Sergio Massa, todo hacía suponer que nada bueno iba a suceder en materia de Derechos Humanos. Comenzaron con las políticas de género y casi a la par, con la falta de atención a la población más desprotegida y vulnerable, luego, siguieron lxs jubiladxs. Pero, iban a ir por más. Socavar el Estado cual topo implicaba también socavar la Democracia y para ello desguazar las políticas de DDHH, el Banco de Datos Genético, el Archivo de la Memoria o los espacios culturales se presentaba como un objetivo claro, preciso, contundente.
Para construir otra sociedad donde lo individual y privado prime por sobre lo social y colectivo hay que terminar con toda forma de lazo solidario, hay que terminar con la dignidad, hay que aniquilar a los derechos humanos. Hay que disparar al blanco de la Memoria.
Pero, una y otra vez, ha quedado demostrado que no hay olvidos posibles y que la Memoria permanece Viva con los 30.000 Compañerxs Detenidxs Desaparecidxs como bandera y en los 138 Nietxs restituidxs.
Resistencia activa es la consigna, porque podrán bajar las persianas de todo emblema y símbolo que tenga que ver con los Derechos Humanos, pero si hay algo que está claro es que la Memoria No Se Cierra.
- Traverso, Enzo (2007): “Historia y Memoria. Notas sobre un debate”. Capítulo 2 en Historia reciente. Perspectivas y desafíos para un campo en construcción compilado por Franco, M. y Levín, F. Paidós.