LA FINAL DE NUESTRO MUNDIAL SE JUEGA EN EL SENADO

Debate por la IVE

LA FINAL DE NUESTRO MUNDIAL SE JUEGA EN EL SENADO

Por Agustina Borgognone

El jueves 14 de junio de 2018, Argentina vivió una situación que sin dudas quedará grabada en la memoria e historia nacional: La Cámara de Diputados le otorgó media sanción a la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Movimiento Aborto legal, seguro y gratuito en Colombia

La sesión duró más de 20 horas, lxs diputadxs que expusieron sus argumentos fueron más de 150 y afuera, una multitud conformada por un millón de personas, durante dos días, puso el cuerpo para hacerle frente al frío y a la hipocresía institucional. Entre lágrimas y abrazos de emoción, las mujeres, adolescentes, niñxs, homosexuales, trans, travestis, no binarixs demostraron que el aborto legal es justicia social y que el único futuro posible es el de la revolución feminista. Nada volverá a ser como antes. Nos dimos cuenta de que podemos hacer temblar el escarmiento. Estamos logrando ser sujetos políticos en igualdad de condiciones y esa igualdad no sólo la estamos construyendo en nuestro propio país. Aquel jueves de junio caló profundo en la región entera, y muchas mujeres de diferentes países de Latinoamérica siguieron el ejemplo. En Chile, Colombia, México, Perú y Ecuador están haciendo lo propio impulsando el debate por una maternidad deseada y no obligatoria. El activismo feminista argentino no sólo dio un paso más en materia de derechos humanos sino que envió un importante mensaje de empoderamiento a todo el continente. Principalmente nos queremos vivas pero también luchamos por poder ser autónomas y deseantes.

En el camino hacia el aborto legal todavía nos queda una instancia. Las personas gestantes jugamos la final de nuestro mundial en la Cámara Alta del Congreso de la Nación Argentina.
Días después de la media sanción en Diputados, el proyecto ingresó al Senado y aunque la presidenta del mismo, Gabriela Michetti, haya intentado dilatar el debate girando el proyecto a más comisiones, el 3 de julio se activó el plenario  de las comisiones de Salud, de Justicia y Asuntos Penales y de Asuntos constitucionales, y se definió que las audiencias serán los martes y miércoles, finalizando el 31 de julio para firmar el dictamen el 1 de agosto y votar en el recinto el día 8. La Cámara Alta tiene 72 integrantes y para garantizar la mayoría se necesitan 37 votos. El conteo provisorio arroja un empate técnico con 30 senadores a favor, 28 en contra, 13 indefinidos y 1 abstención. En este contexto de paridad arrancó, el martes 10 de julio, la primera audiencia pública sobre el proyecto que declara legal el aborto hasta la semana 14.

Ese mismo día, el director ejecutivo de Fundación Huésped, Leandro Cahn, expuso: “Ciertas reacciones de colegas que veo en los medios festejando, entre comillas, que no van a realizar abortos si esta ley se aprueba, me recuerda a la objeción de conciencia de hecho que muchos médicos practicaron con las personas HIV positivas desde el comienzo de la epidemia, en ese caso, era claramente abandono de persona. En la ley en debate sí se incluyó la posibilidad de objeción de conciencia en el artículo 15 pero eso no habilita a juzgar a la mujer que se acerca al servicio de salud, ni a cercenar el derecho al aborto que sí es un problema de salud pública. Mirar para el otro lado a una problemática que existió, existe y existirá, como es la decisión de la mujer de interrumpir un embarazo no deseado, es claramente ser parte del problema. 25 millones de abortos clandestinos en el mundo cada año, según la OMS, es un dato que habla por sí sólo. Cuando una mujer decide interrumpir un embarazo queda sólo una vida por proteger: la de la mujer. La diferencia es si lo hará en condiciones seguras o si la condenamos por pobre y excluida al síndrome tricolor y a la muerte»

Por otra parte, Martha Rosemberg, médica, psicoanalista e integrante de la Campaña Nacional por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito, señalaba que quienes se erigen como defensores de las 2 vidas intentan ponerle voz a lo que no existe y que, por lo tanto, esa pregonada voz de los que no tienen

voz termina siendo una voz supuesta, ventrílocua, imaginada que “desea hacer existir obligatoriamente en cada cigoto una persona a su imagen y semejanza (…) desde un pretendido monopolio totalitario del sentido” y como resultado “Reducen las palabras que sustentan la humanidad de quien las pronuncia al grito inarticulado e impronunciado de una cáscara de papel maché (…) Las voces que sí hay, son voces efectivamente proferidas, de demanda, de exigencia, de dolor, de enojo, que claman reconocimiento de igualdad, de dignidad, de responsabilidad por su futuro presente y pasado. Las mujeres y otros cuerpos gestantes tenemos ese poder, el de gestar y parir, o no. Ejercerlo ataña nuestro leal saber y entender. Somos personas con derecho a decidir sobre nuestros cuerpos y sus avatares, que incluyen los embarazos que no podemos significar y asumir como realización de un proyecto vital propio. La vida no es un don de Dios, es trabajo corporal, material y simbólico de los cuerpos con capacidad de gestar”

Poder decidir sobre el momento en que deseamos ser madres ha posibilitado la independencia de las personas gestantes occidentales, ya que al liberarnos del determinismo sexual, nos ha ofrecido la posibilidad de decidir cuándo y cómo deseamos tener hijxs. Sexualidad y reproducción son ejes esenciales para nuestras vidas y es por eso que el aborto, de hecho, existe.

Más allá del infinito debate sobre cuando la vida comienza, más allá de cualquier supuesto moral, religioso o ético. Sabemos hace tiempo que el “instinto maternal” y la “feminidad” son mitos que operan como mecanismos para desmovilizar a las mujeres, al negarles el acceso al espacio público y con ello a cualquier forma de participación política. Las leyes que criminalizan el aborto no sólo buscan mantener a las personas gestantes en su lugar, reforzando roles y estereotipos de género sino que también las expone y condena a la muerte en procedimientos clandestinos sin salud. Cuando las mujeres reclaman el cumplimiento de su derecho a una vida digna, también hablan de la libertad de expresión y agenciamiento de sus proyectos, basados en el deseo y no en el mandato. Los derechos humanos deben ser accesibles a la mayoría de las personas, no sólo en casos excepcionales. El Estado está obligado a dejar de discriminar a las personas gestantes y a respetar su autonomía para decidir. Queda claro, entonces, que pedimos educación sexual para decidir y comprender nuestro goce y sexualdiad; Anticonceptivos y la respectiva información sobre su uso y existencia, sus ventajas, sus fallas, su importancia, para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no seguir divididxs entre quienes seremos clandestinamente libres y quienes morirán en el intento, para que nuestras habilidades biológicas no sean los determinantes de la ciudadanía política y para poder tener una vida digna y libre con una equidad que la garantice.