HAITÍ: ¿REFERENDUM CONSTITUCIONAL O INTENTO DE GOLPE INSTITUCIONAL?
Por Oscar A. Martínez
Fotos: Ricardo Cabano
Integrantes de la Brigada Internacionalista Jean Jacques Dessalines en Haití.
El 7 de febrero de este año finalizó constitucionalmente el mandato del Presidente de la Republica de Haití, Jovenel Moise.
Desde ese día y hasta el momento, el país caribeño esta gobernado de facto por un grupo de civiles, políticos, juristas, empresarios, policías, grandes terratenientes y se sospecha también de bandas delictivas, todos estos grupos encabezados por Jovenel Moise y el PHTK, partido que nuclea a todos estos sectores antes mencionados.
Gestión actual disfrazada de desacuerdos en el texto constitucional y la convocatoria del gobierno de facto a un Referéndum Constitucional que no cuenta con el apoyo de ningún sector de la oposición política hasta el momento, ni del pueblo haitiano en general.
En 2016 fueron las elecciones presidenciales (denunciadas como fraudulentas en su momento) donde Jovenel Moise resulta ganador con algo mas de 500 mil votos en un país de mas de 11 millones de habitantes. Por la inestabilidad política y social de ese año Jovenel Moise recién asume formalmente la conducción del país en febrero de 2017, aunque igualmente ya venía gobernando desde 2016 por decretos, práctica que continua en la actualidad.
Y es, en éste punto, que basa su planteo de que aun le falta un año a su mandato, desconociendo el texto constitucional que claramente marca el inicio de su gestión el día de la comunicación oficial de los resultados y establece una duración constitucional del mandato presidencial de 5 años.
Con el Parlamento y el Senado sin funcionar, la no renovación de un tercio de los mismos por suspensión de las elecciones en 2018, gobernando por decretos, con 6 (seis) cambios de Primer Ministro en 4 años, asunciones y renuncias en tiempos cada vez mas cortos en sus Ministerios y en su Gabinete, con la renuncia de miembros de la Corte Suprema, con la elección de un Consejo Electoral a dedo, con niveles de desempleo y pobreza cada vez mayores, en medio de una violencia callejera con aumento de asesinatos y secuestros, así y todo, Jovenel Moise quiere avanzar con su proyecto de cambio de la Constitución Haitiana.
Tiene el aval explicito de EEUU, los organismos de ONU competentes en esto, el aval casi sin reparos del Core Group (que está compuesto por representantes de las Naciones Unidas, la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos, así como también de las embajadas de Alemania, Brasil, Canadá, Francia, Estados Unidos y España), el acompañamiento de algunas iglesias evangélicas y el lamentable silencio cómplice y doloroso de la comunidad internacional, salvo contadas excepciones.
También desde el mismo 7 de febrero el pueblo haitiano, sus organizaciones civiles, políticas y sociales están en permanente movilización. Movilizaciones masivas que paralizan el país y que sufren feroces represiones de parte del gobierno de facto, represiones llevadas a cabo por las fuerzas estatales y también paraestatales.
La actual élite gobernante en su afán de continuar en el poder insiste con querer cambiar la Constitución, fracasó en la primer convocatoria de referéndum constitucional para el pasado 25 de abril por las masivas movilizaciones populares, insistió, otra vez, con un nueva fecha para el próximo 27 de junio y nuevamente tuvo que anunciar una nueva postergación del mismo en fecha a determinar, argumentando el aumento de casos de Covid 19, comunicación que se hizo publica a través de un comunicado del Consejo electoral provisorio (CEP) desconociendo que la razón principal son las enormes movilizaciones y protestas que recorren el país estas ultimas semanas.
En paralelo anuncia también una nueva convocatoria a elecciones generales presidenciales, legislativas y locales para septiembre.
El borrador del nuevo texto constitucional lo redacto una Comisión Especial nombrada a dedo por el mismo Jovenel, sin la participación de ningún sector importante de la sociedad haitiana. La propuesta ya suma los repudios y rechazos de la oposición política, de la sociedad civil, incluso el pronunciamiento de la Iglesia Católica a no realizar el referéndum. Nadie mas que la elite que hoy gobierna de facto el país apoya esta iniciativa.
En el nuevo texto se eliminaría la figura del Primer Ministro la cual sería cambiada por un Vicepresidente y se le quitaría poder actual que ostenta ese cargo, se eliminaría el totalmente el Senado por una sola Unicameral, se daría autoinmunidad a la figura presidencial de por vida, permitiría también la reelección indefinida (hoy la constitución haitiana solo permite un mandato), legalizaría las expropiaciones de tierras campesinas a favor de grandes terratenientes y hacendados y un sin fin de cambios estructurales que ni siquiera se conocen mas allá de algunos transcendidos; y como broche de oro, el texto solo esta disponible en plataformas web y en francés, en un país
donde la lengua que habla la enorme mayoría es el creole haitiano y donde el acceso a internet no llega a gran parte de su población, ni de su territorio.
Todos estos elementos y seguramente muchos más, prefiguran, un peligroso intento de legitimación institucional de toda una elite en el país, de la que se sospecha profundamente sus lazos con la corrupción y las bandas delictivas. De concretarse sería un golpe mortal a la ya vapuleada democracia en el país. No es casualidad que sean esas mismas bandas las que en mas de una oportunidad atacaron y atacan todas las manifestaciones en contra del gobierno de facto y donde la policía misteriosamente desaparece del lugar o llega horas después de los acontecimientos. Un vil
intento de legitimar la corrupción y a toda una elite con ella.
El pueblo haitiano lucha, de manera desigual y desproporcionada, pero mantiene la movilización popular. Ya lograron hacer caer dos veces la realización del referéndum, no sin vidas humanas como costo.
Es un intento heroico de un pueblo luchando contra un gobierno de facto, intento que la comunidad internacional ignora, por intereses mezquinos en algunos casos, por desidia en otros y por desinformación malintencionada en la mayoría de ellos.
Las próximas semanas y meses dirán si en Haití se consolida un golpe institucional a la medida de los poderosos o el pueblo haitiano continua como hace mas de 200 años luchando y resistiendo, con el sueño intacto de poner en pie nuevamente a su país.